
Babel, la ciudad y las palabras
Babel, la ciudad y las palabras Introducción Si hay en la tradición occidental un solo texto imprescindible para la antropología cultural, es la Biblia. O esa era la opinión de Edmund Leach, eminente especialista, seguidor de Lévi-Strauss que se detuvo particularmente en el análisis de los primeros 25 capítulos del Génesis –la primera mitad, aproximadamente-. O, para ser más exactos, de casi todos ellos, pues el relato –misterioso, atractivo, inolvidable- de la torre Babel no aparece en el comentario que citamos[1]; acaso por su falta de “redundancia”, esto es, porque sería sumamente difícil encontrar un relato similar o “gemelo” en las Escrituras sacras[2]. Lo que sigue no es un estudio de la simbólica antropológica ni menos aún –por manifiesta incompetencia- un comentario teológico especializado. En el mundo intelectual y libresco, rebasando incluso el marco religioso en el que nació y en el que sigue hablando y produciendo