2.- Categorías históricas y esquemas trascendentales de la religión

 

§19.- Legitimidad y esencia de las religiones positivas. Sacerdote, rey y mesías.

El reconocimiento y la afirmación recíproca entre lo fundamentante y lo fundamentado, es un modo de definir la religión desde el punto de vista de lo que hemos llamado esquema religioso trascendental, y en general, orden filosófico trascendental. Según esa definición, cuya vigencia se puede reconocer en los órdenes de la realidad, son religiosas las relaciones de los entes ideales aritméticos con su principio, la de los entes ideales geométricos con el suyo, y lo mismo la de las fuerzas físicas, las de los seres vivos, las de los entes culturales y las de los seres espirituales.

Cuando se trata de vivientes dotados de cierto grado sensibilidad pero todavía no de un cierto grado de libertad,  la relación religiosa se expresa en la modalidad de lo que se ha llamado comportamiento religioso natural (CORP §7.1), y cuando se trata de vivientes con un grado de libertad por encima de un determinado umbral, como son quizá algunas especies del género homo y la especie sapiens, la relación religiosa se manifiesta en la modalidad de lo que se ha denominado comportamiento religioso simbólico (CORP § 7.2).

El comportamiento religioso simbólico presenta modalidades tan variadas como culturas puedan existir, pues las culturas son las expresiones de la libertad de los grupos humano en los medios geográficos diferentes, en orden a la supervivencia. Esa expresión del esquema religioso trascendental en un tiempo y un espacio concreto, según una serie de formas recurrentes o categorías, es la religión positiva. En eso consiste su legitimidad y su esencia.

La primera forma de religión positiva es la de los cazadores recolectores del paleolítico, en la cual las actividades religiosas pertenecen todas al ámbito de las actividades de supervivencia, o bien las actividades “oficialmente sagradas” pertenecen todas al ámbito de la relación con los poderes sagrados. En el paleolítico es difícil diferenciar lo estrictamente “profano”, de lo propiamente “sacro”, como se muestra en los diagramas de Venn que ilustran la relación entre “actividades profesionales” y “actividades religiosas” (CORP §§ 8.1-8.4).

En el neolítico, cuando hay una mayor división del trabajo, de las funciones sociales, y de las personas que las realizan, la diferenciación entre lo sacro y lo profano es más neta y más perceptible, y mucho más en el calcolítico y en la época histórica, donde la diferenciación puede ser interpretada como proceso de secularización.

En las modalidades del comportamiento religioso simbólico, y a medida que se da una creciente división del trabajo, se va produciendo también una diferenciación y diversificación de las funciones sacerdotales y una especialización de la figura del sacerdote.

Inicialmente las funciones sacerdotales son las funciones chamánicas, que pueden estar desempeñadas por hombres o mujeres que no tienen una dedicación exclusiva a ellas. Posteriormente las funciones chamánicas coexisten con otras de otros sacerdotes, que en el neolítico son a veces también reyes.

Sacerdote Melchisedec
Rey y Sacerdote Melchisedec [Imagen 2]

La función de chaman, sacerdote y rey, en el neolítico y en el calcolítico, recae con frecuencia en la misma persona en algunos pueblos semitas (por ejemplo, en figuras como la de Melquisedec, “rey de Salem y sacerdote del Dios altísimo” de Génesis, 14: 18-20) y en otros pueblos.

A partir del calcolítico, cuando las funciones sacerdotales se diferencian todavía más, y las promesas sagradas sobre el futuro de los imperios dan lugar a las primeras formulaciones de teología de la historia, por parte de la razón práctica y por parte de la razón teórica, (ROREM §§ 18, 20 y 41.4) surge como una forma especial de sacerdocio la figura del mesías.

El mesías es una figura o una categoría propia de las religiones calcolíticas, y también de las de la época histórica, con rasgos diferenciales con las otras formas de sacerdocio, aunque no incompatibles con ellas[1], como se irá viendo.

Las religiones positivas desde el paleolítico al periodo histórico van generando un sistema o un conjunto de categorías religiosas, que por una parte tienen el carácter universal y necesario que tienen los esquemas del orden trascendental, y por ora parte el carácter contingente de la historia y de las producciones culturales.

El mesías es la categoría religiosa que más se integra en el esquema religioso trascendental, que más se funde o se confunde con él. La figura en que las religiones positivas convergen entre sí porque, como se ha dicho, consiste en la apelación a una segunda edición de la acción creadora del poder divino como remedio definitivo de todas las precariedades.

Este poder divino, de modo balbuceante en el calcolítico y de modo pleno en la antigüedad, se concibe como absoluto y trascedente, y su actividad perfeccionadora o regeneradora de la creación, es decir, la redención, se concibe como ejercida mediatamente, análogamente a la actividad creadora.

Espirítu benéfico de la religión de Zoroastro [Imagen 3]

En la Antigüedad la creación se concibe también mediada por los seres espirituales porque la emergencia del Nous, del intelecto, y su maduración, permite y obliga a concebir la creación como algo intermedio entre el ser y la nada, y a pensar la articulación entre el ser y la “casi nada” de la creación, según una serie escalonada de seres intermedios, espirituales y materiales.

El conjunto de estos seres intermedios entre Dios creador y el universo creado comprende, en las diferentes religiones positivas, al menos dos categorías, los ángeles y los hombres, y una tercera o intermedia, el mesías, que se puede identificar con el creador, con los ángeles o con los hombres, y también con los tres a la vez.

Aunque en las religiones positivas de la Antigüedad la distinción entre Dios creador y las criaturas, los ángeles y los hombres, suele estar establecida con claridad, no ocurre lo mismo con la distinción entre los ángeles y los hombres, y menos aún con el mesías.

El mesías suele estar identificado con Dios y con el hombre a la vez, y así ocurre en numerosos casos, como en el zoroastrismo y la religión china arcaica, el cristianismo y el islam (ROREM § 41.4). Más aún, la dilucidación de la naturaleza e identidad del mesías es no pocas veces la columna vertebral de la ortodoxia de las religiones.

 

NOTAS

[1] Eliade, M. El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, México: FCE. 2009, señala poderes y facultades chamánicas en algunas figuras de Nuevo Testamento, particularmente en Pablo.

 

DIRECTORIO DE IMÁGENES

Imagen 1: Vohu Manah (Buen Pensamiento, «arcángel del zoroastrismo») http://www.zartomithraism.uk/orthodoxmithraism/432536224-aeons

Imagen 2: Rey y Sacerdote Melquisedec https://www.biblicomentarios.com/comentario-biblico/a-que-se-refiere-la-biblia-al-describir-a-melquisedec-como-un-hombre-sin-padre-sin-madre-y-sin-genealogia/

Imagen 3: Spenta Mainyu (Espíritu Benéfico del zoroastrismo)

http://www.zartomithraism.uk/orthodoxmithraism/432536224-aeons

About the author

+ posts

Jacinto Choza ha sido catedrático de Antropología filosófica de la Universidad de Sevilla, en la que actualmente es profesor emérito. Entre otras muchas instituciones, destaca su fundación de de la Sociedad Hispánica de Antropología Filosófica (SHAF) en 1996, Entre sus última publicaciones figuran Antropología y ética ante los retos de la biotecnología. Actas del V Congreso Internacional de Antropología filosófica, 2004 (ed.). Locura y realidad. Lectura psico-antropológica del Quijote, 2005. Danza de oriente y danza de occidente, 2006 (ed).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *