1.- Formas de vida. El individuo en la época histórica.
§16.2.- La vida en la época histórica. La noción de “vida normal”.
La diferenciación del sí mismo, el yo y la conciencia, y la consolidación del pathos, ethos y el logos como centros y modos de posicionarse la subjetividad en sí misma, en su referencia a una cantidad siempre creciente de actividades, configuran la subjetividad según el perfil psicológico y moral propio de toda la época histórica. Ese es también el modo en que está configurada en la cultura occidental a comienzos del siglo XXI.
Esa coincidencia de los individuos del siglo XXI con los de la antigüedad en la amplitud y forma histórica de la subjetividad, hace que autores como Sócrates y Sófocles, como Terencio y Séneca resulten tan “actuales”. Esa coincidencia hace que se les pueda atribuir a los antiguos los mismos vicios y deficiencias que a los hombres de la sociedad global, se les pueda criticar como hipócritas y alabar como auténticos, que se les puedan aplicar valoraciones y categorías de Rousseau y de Heidegger.
La diferenciación, ampliamente vigente en la Antigüedad, entre lo civil y lo eclesiástico, por un lado, y lo público y lo privado por otro, da lugar a una diferenciación y distribución de la vida y actividades del sujeto individual en diferentes campos, que se articulan en una unidad del yo. El yo puede ponerse en cada uno de ellos, y puede también recogerse en sí mismo al margen de todos ellos, en la experiencia de quedarse a solas consigo mismo, y en la de dejar la atención en descanso permitiendo que los flujos de conciencia se produzcan al azar.
Esos campos pueden representarse al menos en los siguientes 12 espacios, a su vez relacionados entre sí, y dentro de los cuales pueden generarse y ampliarse otros más, que también se relacionan entre sí.
Ámbito | 1.- Político
estatal |
2.- Civil profesional | 3.- Eclesiástico | 4.- Religioso |
A.- Público | Guerras, elecciones, impuestos, etc. | Profesiones
Servicios públicos |
Fiestas públicas
Civiles y religiosas |
Agrupaciones
Religiosas privadas |
B.- Familiar | Domicilio
Actividades político-familiares |
Funciones domésticas
Paterno-maternas |
Celebraciones familiares,
funerales |
Procesiones
Romerías, etc |
C.- Personal | Nombre,
Identidad |
Ciudadano | Fiel | Vida religiosa personal |
D.- Íntimo | A solas consigo | A solas consigo | A solas consigo | A solas consigo |
Ya se ha explicado mediante los diagramas de Venn cómo se relacionan esos campos en la Edad de los metales y en la Antigüedad, y cómo la diferenciación de ámbitos vitales y de formas de vida, la división del trabajo, da lugar a lo que puede llamarse proceso de secularización.
Sobre esa orografía del espíritu subjetivo y del espíritu objetivo, se despliega la religión de la Antigüedad y el cristianismo del occidente europeo. La presencia y ausencia de lo sagrado, y sus modalidades en esos ámbitos, se han señalado en los periodos anteriores y en su despliegue. Desde la Antigüedad en adelante un pequeño grupo de individuos vive las diferentes actividades de las esferas de la cultura como una forma de vida en el sentido de Spranger, en términos de profundo compromiso existencial, y el resto de los individuos las vive como una forma de vida en sentido de Wittgenstein, como un conjunto de comportamientos habituales realizados de modo más o menos rutinarios y más o menos responsables.
En ese intervalo que va desde el máximo al mínimo compromiso, se despliega la vida psicológica y ética de los individuos en la época histórica. Constituye el término medio de la normalidad psíquica y sociológica, y es más bien virtuoso y normativo, con el doble sentido que tiene la palabra “norma” de “común y general”, por una parte, y de “moralmente debido”, por otra.
Cuando ese término medio del comportamiento común se radicaliza extremosamente, sobrepasando los límites de la normalidad psíquica y social, entonces se dan las formas del fanatismo y de la hipocresía, que llevan consigo un cierto riesgo en la vida personal y social[1]. El riesgo de los extremos de fanatismo e hipocresía, puede afectar a la vida religiosa de los individuos y de las comunidades, y en la época histórica así ha ocurrido en diversos periodos como se verá.
En la época histórica lo normal es que la religión, como comportamiento autoconsciente e institucionalizado, ocupe paulatinamente menos tiempo y menos atención en la vida de las personas y en la de las instituciones civiles, y cada vez más tiempo y dedicación en ambas, como comportamiento de afirmación de la vida y de asistencia a la vida personal propia, con una débil, confusa o nula autoconciencia de su carácter religioso, incluso como autoconciencia de ateísmo.
En realidad, a lo largo de la época histórica, los comportamientos de afirmación y asistencia a la vida pertenecientes al orden de un “esquema religioso trascendental” son cada vez más numerosos y diferenciados, pero desarrollados al margen de la categorización religiosa, al margen de la autoconciencia y de las instituciones religiosas.
La escasa comprensión de esta dinámica por parte de las instituciones eclesiásticas determina en buena medida las relaciones durante ese periodo entre la Iglesia y el estado, por una parte, y la Iglesia y la sociedad civil, por otra.
NOTAS
[1] Newman, Jay, Fanatics and hypocrites (Frontiers of Philosophy), New York: Prometeus Books, 1986; cfr., Inauthentic Culture and Its Philosophical Critics, Montreal: McGill-Queen’s University Press 1997.
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About the author
Jacinto Choza ha sido catedrático de Antropología filosófica de la Universidad de Sevilla, en la que actualmente es profesor emérito. Entre otras muchas instituciones, destaca su fundación de de la Sociedad Hispánica de Antropología Filosófica (SHAF) en 1996, Entre sus última publicaciones figuran Antropología y ética ante los retos de la biotecnología. Actas del V Congreso Internacional de Antropología filosófica, 2004 (ed.). Locura y realidad. Lectura psico-antropológica del Quijote, 2005. Danza de oriente y danza de occidente, 2006 (ed).