1.2. Formación de la Cristiandad. Unificación reflexiva de individuo y comunidad 

§ 6. La Cristiandad. Desde el Edicto de Tesalónica a la primera cruzada (1096) 

La génesis de la cristiandad viene dada, pues, por la Constitutio antoniniana y el Edicto de Tesalónica en el orden político civil y religioso, y por los concilios ecuménicos de Nicea I a Nicea III en el orden religioso y civil (OORA § 54 y capítulo 4 passim). Esos episodios establecen el contenido de la conciencia institucional de los últimos años del imperio y de los primeros siglos de las nuevas naciones, y el contenido de un número creciente de conciencias individuales integradas en esas naciones.

Desde finales del siglo IV van apareciendo un conjunto de factores socializadores e individualizadores, que refuerzan sucesiva y alternativamente las instituciones civiles, las religiosas y la autonomía individual, no pocas veces en conflictos de reconocimiento mutuo.

Los conflictos de reconocimiento mutuo se dan en un proceso que tiene el sentido de un incremento de la autonomía institucional y personal, y de la interdependencia entre las instituciones de los dos órdenes y del individuo. Este proceso se puede desglosar en líneas generales en las siguientes fases o etapas [13]:

Carlomagno contribuyó a  consolidar la cristiandad
Retrato de Carlomagno (742-814), de A. Durero
  1. Primera etapa, siglos IV a X. Durante esta primera etapa tiene lugar la formación y consolidación de las naciones de la Europa cristiana y de su ortodoxia. Las naciones y su ortodoxia cristiana se forman y se consolidan mediante guerras de conquista, mediante la difusión de la doctrina evangélica y mediante concilios ecuménicos y nacionales. En la difusión del cristianismo juegan un destacado papel el monacato, y en la unificación política de Europa la restauración del Imperio Romano confesional por parte de Carlomagno (742-814).
  2. Segunda etapa siglos XI y XII. Durante esta segunda etapa, aumenta de la cohesión interna de la Cristiandad mediante las cruzadas a partir de Urbano II, y mediante las órdenes de caballería. Aumenta también la autonomía individual mediante la proclamación de la conciencia como primer criterio de moralidad por Urbano II, y mediante las órdenes mendicantes.
  3. Tercera etapa, siglos XII y XIII. Durante la tercera etapa, se incrementa la cohesión social civil y religiosa, y la autonomía individual, mediante el proceso de urbanización, los fueros de las ciudades medievales, los comienzos de la banca y la universidad, y el desarrollo del comercio y del derecho mercantil. Aumenta la cohesión interna de la sociedad religiosa mediante la fundación de la Inquisición, del culto religioso y de las grandes obras públicas religiosas (el gótico). Se refuerza la autonomía individual mediante el reconocimiento del estilo personal en las artes literarias, plásticas y musicales.
  4. Cuarta etapa, siglo XIV. En esta etapa tiene lugar la primera desconfesionalización del Estado. Se produce en la lucha y reconocimiento mutuo entre el poder del Estado y el de la Iglesia, entre Felipe IV de Francia y Bonifacio VIII, y se expresa en la bula Unam sanctam y en el traslado de la residencia pontifica de Roma a Avignon.
  5. Quinta etapa, siglo XV. En el primer siglo del Renacimiento tiene lugar un incremento del poder institucional de la Iglesia mediante el nacimiento de los Estados Pontificios. Por otra parte, se da un incremento del poder del individuo mediante un reconocimiento de actividades personales de diverso tipo.
  6. Sexta etapa, siglo XVI. En el segundo siglo del Renacimiento se refuerza el poder institucional del Estado y el de la Iglesia, mediante expulsiones de infieles de los Estados cristianos nacionales, mediante guerras civiles y guerras “mundiales” de religión[14]. La Batalla de Lepanto marca el ámbito de la cristiandad.
  7. Séptima etapa, siglo XVII. La Ilustración y la modernidad se inauguran con la Paz de Westfalia (1648) que pone fin a las guerras de Religión. Se fragmenta la unidad religiosa de la cristiandad en el reconocimiento de las autonomías estatales nacionales, y de la libertad religiosa de las naciones.

 

Estas etapas se pueden representar en la siguiente tabla.

 

Factores socializadores

Factores individualizadores

 

A.-Sociedad Civil

B.-Iglesia Cristiana.

C.- Sociedad Civil

D.- Iglesia Cristiana

1 .-

S IV-X

Antigüedad

380 Edicto de Tesalónica. Colapso comercial Naciones Cristianas. Emergencia Islam

380 Edicto de Tesalónica. Concilios Ecum. y nacionales. Monasterios.

 

Castillos feudales

Diezmos, limosnas, Monacato S Pacomio, S Benito

2.- S. XI-XII

Alta Edad Media

Sacro imperio Carlomagno Primera Cruzada, 1096-1099.

Primera Cruzada, 1096-1099. Urbano II. Conc. Clermont

Castillos feudales

 

3.- S XII-XIII

Baja Edad Media

Urbanización Foro urbano Banca, Gremios. Dcho. Mercantil. Policía

Ordenes caballería. Universidades Catedrales góticas. Inquisición

Urbanización, Banca.        Dcho. Mercantil. Estilos artísticos personales

Ordenes mendicantes 3 votos.          Fco. Asis, Domingo de Guzmán

4.- S. XIV

Pre-Renac

Excomun. Felipe IV 1302 (1ª desconf Estado). Avignon 1309-1377

Bonifacio VIIII Unam Sanctam, 1302, Poder en Iglesia

Estilos artísticos personales Filosofía nominalista

Órdenes mendicantes (3 votos)

5.- S XV

Renac I

Formación de los Estados modernos

Conc. Constanza 1414-1418 Estados Pontificios

Estilos artísticos personales. Imprenta

Nuevas órdenes religiosas. Devotio moderna

 

6.- S. XVI

Renac II

Lepanto, 1571. Guerras de relig.

1593 Enri- que IV Exilios confesionls

 

Paulo III Trento, 1545-1563

Guerras de religión. Humanistas, Dcho gentes, Escuela de Salamanca

Devotio moderna. Lutero, Cal- vino. Münzer, I de Loyola Pedro de Valencia

7.- S. XVII

Modern.

1648 Westfalia

Westfalia. Cuius regio eius et religio

 

Felipe Neri, José de Calasanz 1557-1648

La primera y segunda etapas de formación de la Cristiandad guardan cierto paralelismo con el fin de la neolitizacion y la aparición de las sociedades estatales, con la formación de los imperios de Sumeria y Egipto.

La Europa urbanizada, romana, colapsa y se despuebla, y la Europa agrícola, neolítica, queda habitada por los nuevos migrantes, celtas, normandos, galos, germanos, godos, etc., que se asientan para iniciar más tarde su proceso de urbanización y estatalización.

La primera fase de asentamiento es la época feudal, agrícola, presidida por los centros de poder y de organización, que son los castillos feudales y los monasterios. A partir de ellos tiene lugar la penetración del evangelio y la cristianización de todo el continente.

La evangelización de Europa depende de esos dos factores básicos. En primer lugar, la predicación que se lleva a cabo mediante la institución del monacato, a través de monjes que tienen como centro los monasterios generados en el territorio de las nuevas naciones todavía paganas. En buena medida, esos predicadores son mártires, por una parte, y por otra, se convierten en los santos patronos y símbolos de la identidad cristiana de esas naciones, como San Patricio (Irlanda, 400-461?)[15], San Beda el Venerable (Reino Unido, 672-735), San Bonifacio (Alemania, 680-754), San Cirilo (827-869) y San Metodio (815-885) (territorios eslavos), etc.

Junto a los monasterios, el segundo factor de construcción y consolidación de las nuevas naciones son los castillos y señores feudales. Ellos conquistan, organizan, amplían y anexionan territorios, siempre bajo los emblemas cristianos. De entre todos ellos el rey de los francos, Carlomagno (742-814), unifica bajo su corona tantos territorios feudales de esa Europa, que su obra puede ser denominada restauración del Imperio Romano confesional, y a él mismo se le puede considerar fundador de Europa.

La segunda etapa de la formación de la Cristiandad sigue a la consolidación interna de la cristiandad mediante la evangelización y la organización política de las naciones. Viene dada por la consolidación frente a las amenazas externas del Islam, que lleva a cabo la erradicación completa de la cultura romano-cristiana en la orilla sur del mediterráneo.

Pedro I el ermitaño

El islam amenaza también la naciente Cristiandad por el suroeste, con la conquista de la Hispania y la penetración en la Galia, hasta que los ejércitos carolingios lo detienen.

Tras los éxitos militares y políticos de la reconquista de la Hispania, y los legados del emperador bizantino Alejo I Comneno, solicitando ayuda militar contra los selyúcidas, el Papa Urbano II convoca el Concilio de Clermont en 1095, y promueve la Primera Cruzada, la guerra santa contra el infiel, apoyado por Pedro el Ermitaño, que tiene lugar entre 1096-1099.

Por lo que se refiere a política interior, Urbano II contribuye al reconocimiento y afirmación de la autonomía y la libertad personales en colaboración con Anselmo de Canterbury, proclamando la primacía de la conciencia como criterio de moralidad y de conducta, y el consentimiento libre como requisito para recibir el sacramento del matrimonio y el orden. Es la doctrina que en el siglo XII expone Pedro Lombardo en sus Sentencias, que está presente en la predicación de las órdenes mendicantes, y que comenta Tomás de Aquino en el siglo XIII, dejando sentados los fundamentos de la libertad y la dignidad personales para los siglos posteriores[16].

La lucha contra el enemigo externo refuerza la cohesión interna, normalmente, y también en el caso de la Cristiandad. Las Cruzadas, la lucha contra el enemigo exterior, el islam, en la frontera suroriental, se extiende desde 1096 hasta 1270. La Reconquista, la lucha contra el islam en la frontera suroccidental, dura desde 711 hasta 1492. La recuperación definitiva del Mediterráneo como Mare nostrum, tiene lugar con la batalla de Lepanto en 1571.

Durante los dos siglos de las Cruzadas, la Cristiandad crece internamente, mediante la reconstrucción del tejido urbano, hasta alcanzar en el sur niveles como los del último Imperio romano, y en el noroeste, niveles análogos a los del sur.

Esta urbanización de Europa genera nuevas instituciones, que refuerzan la identidad y sustancialidad internas de los diferentes tipos de comunidades, y la autonomía del individuo como actor de todas ellas.

 

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NOTAS

[13] Como textos básicos de referencia se usan, Sánchez Herrero, José, Historia de la II, Edad Media, Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 2005 y García Oro, José , Historia de la Iglesia, III, Edad Moderna, Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 2005. Para consultas y confirmación de datos se usan diversas Enciclopedias on line, especialmente Wikipedia en las versiones de diversas lenguas.

[14] Hay una interpretación de William Cavanaugh en El mito de la violencia religiosa http://www.nuevoinicio.es/libros/el-mito-de-la-violencia-religiosa/, en la que propone que en la guerra de religiones la religión es un pretexto según la cual la preformación de los estados era en realidad el hacerse con bienes, privilegios, aranceles etc… de la iglesia romana. No es sólo una hipótesis, hay un capítulo documentado en la que se muestran que en todas las batallas había alianzas entre regiones y religiones en las que no hay ninguna uniformidad o alianza a priori, sino hechas ad hoc y en las que el único patrón que él encuentra es hacerse con esos bienes territoriales o forales que quedan vacantes ante la pérdida de poder de la iglesia de Roma. Agradezco estas observaciones a Pau Arnau.

[15] https://en.wikipedia.org/wiki/Saint_Patrick

[16] La doctrina de la supremacía de la conciencia personal, arranca de la predicación de Pablo y de las reflexiones de Orígenes. Se recoge en Sentencias, 2, 39, 3, y la retoma y discute Tomás de Aquino en, en varios de sus textos, de entre los cuales, quizá el más ilustrativo es Suma Teológica, 1-2, q.19, a. 5: «una conciencia invenciblemente errónea obliga, y la voluntad, discordando de sus dictámenes preceptivos o prohibitivos, siempre es mala y peca por obrar contra conciencia».

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María Díaz del Rey es Licenciada en Filología Clásica (Univ. de Murcia) y Licenciada y Doctora en Teología (Pont. Università della Santa Croce, Roma). Profesora del Grado en Filosofía online de la UCV San Vicente Mártir. Editora ejecutiva y secretaria de la Red de Investigaciones Filosóficas José Sanmartín Esplugues

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