2.- Categorías históricas y esquemas trascendentales de la religión
§18.- Categorías históricas y esquemas trascendentales de la religión
Una vez que el espíritu humano ha llegado a la madurez de su esencia, los símbolos de la religión, que por su propia naturaleza tienen una dimensión natural y otra convencional, libre, se regeneran en modalidades propiamente intelectuales. Sin perder en ningún momento la dimensión imaginativa del símbolo religioso, reproducen en otro nivel los esquemas trascendentales de la relación de lo creado con su fundamento. En concreto, aparecen en ellos las nociones de ser y nada, especialmente la de nada, y el sentido de la contingencia, como factores determinantes de la mística.
En lenguaje filosófico se usa el término “categoría” para designar los modos de ser de las realidades con las que uno se puede encontrar. En analogía con ese uso se emplea aquí la expresión “categorías religiosas” para designar los modos de darse la relación de reconocimiento y afirmación mutua entre el fundamento y lo fundamentado, entre creador y criaturas, mientras que para la relación misma en general se usa ahora el término “esquema trascendental”.
Son categorías religiosas el culto y sus modalidades (ritos de paso, sacramentos, etc.); la moral y sus diversas familias de preceptos; las formulaciones intelectuales de las creencias en sus diferentes grados de mayor o menor claridad, certeza, etc., y los diferentes tipos de plegaria, externas e internas, de petición o agradecimiento, etc., y, por supuesto, las instituciones gestoras de las religiones positivas.
También en analogía con el término “esquema” en el contexto de la filosofía moderna, se utiliza la expresión “esquema trascendental” religioso, para designar el modo en que algo, que se encuentra y se vive en el mundo de la vida ordinaria, en cualquiera de las diferentes categorías, pertenece a la relación de mutuo reconocimiento y afirmación de lo creado y el creador, de la criatura y Dios, de lo fundamentado y el fundamento.
Esquema trascendental religioso quiere decir, básicamente, la manera en que alguna actividad o algún modo de ser significa reconocimiento y afirmación por parte de Dios hacia la criatura, y el modo en que significa reconocimiento y afirmación por parte de la criatura hacia Dios[1].
Estas distinciones y precisiones no son imprescindibles al hacer una filosofía del culto, de la moral o de la fe, pero resultan útiles para este enfoque de la oración y la experiencia mística, y para percibir la unidad de la religión desde el punto de vista de esa experiencia.
Los esquemas religiosos trascendentales están presentes en todas las formas naturales de relación entre fundamento y fundamentado, en todas las formas naturales de religión, ya sea en los entes ideales, los inorgánicos y los orgánicos, con sensibilidad y sin ella, como se ha dicho en el primer volumen (CORP §§ 2, 5-7). Están presentes también en las formas del comportamiento religioso simbólico, desde las especies animales en las que aparecen símbolos, hasta las especies del género homo y hasta la aparición del sapiens (CORP §§ 7.1 y 7.2).
Como también es obvio, los comportamientos religiosos, y los de cualquier otro tipo, los gravitatorios, fotosintéticos o biomoleculares, tienen siempre un carácter empírico, y están siempre regidos o regulados por leyes científicas, por formas o categorías, que tienen validez y vigencia para cualquier fenómenos religioso, gravitatorio o fotosintético.
Cuando se trata de comportamientos religiosos simbólicos, es decir, cuando se trata de comportamientos generados desde la autoconciencia y expresados mediante elementos determinados electivamente, el comportamiento en cuestión es siempre empírico, está siempre regulado por categorías, y obtiene su sentido de los esquemas religiosos trascendentales[2].
El sacrificio se puede realizar en el ritual de la caza del oso, o bien en el rito de la circuncisión. En ambos casos se trata de una donación y una ofrenda total mediante una violencia y un derramamiento de sangre empíricos, identificable como perteneciente a la categoría de sacrificio. En ambos casos está operante el esquema trascendental del amor como unión, donación y posesión total por parte de Dios y por parte del hombre, de la relación de dos seres entre los cuales se da una relación de identidad y diferencia, como se verá que ocurre en la experiencia mística.
En cada forma empírica de sacrifico y de obediencia está vigente de un modo pleno el esquema trascendental del amor, pero ese esquema trascendental puede estar dado a la conciencia empírica del actor de muchas maneras diferentes, o no estarlo de ninguna manera.
Más en concreto, el esquema trascendental de la relación de amor entre Dios y los hombres no puede estar dado a la conciencia con carácter trascendental hasta que la conciencia no ha alcanzado el grado de madurez que le proporciona la emergencia, diferenciación y madurez plena del Nous, del intelecto.
Antes de ese momento la relación amorosa entre Dios y los hombres es comprensible como relación fecundante del agua y la luna sobre la mujer, del sol y la lluvia sobre los campos arados y sembrados, del faraón y el inca sobre los habitantes de la urbe metropolitana. Pero ya en este último caso, la asistencia del poder del soberano es tan precario y las necesidades y exigencias de bienestar y felicidad son tantas, que el poder civil tiene que aliarse con el religioso, con el poder eclesiástico, y el poder sacerdotal tiene que diferenciarse en varios niveles y articular el más alto de todos con el originario poder creador, que en una nueva edición vuelve para remediar definitivamente todas las precariedades. Esa función sacerdotal suprema es la de la misma divinidad, que recibe el nombre de mesías en la medida en que la ejerce.
NOTAS
[1] Estas precisiones metodológicas están inspiradas en conversaciones con José Antonio Antón Pacheco y con Higinio Marín Pedreño, y en trabajos de ambos, especialmente Antón Pacheco, José A., El ser y los símbolos, Madrid: Mandala Ediciones, 2010, y Marín, Higinio, Teoría de la cordura y de los hábitos del corazón, Valencia: Pre-Textos, 2010.
[2] Higinio Marin, Correspondencia Choza-Marin-Negueruela, 5 de marzo de 2018, pro manu scripto, y conversaciones con Antón Pacheco, José Antonio, Sevilla, mayo de 2018.
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About the author
Jacinto Choza ha sido catedrático de Antropología filosófica de la Universidad de Sevilla, en la que actualmente es profesor emérito. Entre otras muchas instituciones, destaca su fundación de de la Sociedad Hispánica de Antropología Filosófica (SHAF) en 1996, Entre sus última publicaciones figuran Antropología y ética ante los retos de la biotecnología. Actas del V Congreso Internacional de Antropología filosófica, 2004 (ed.). Locura y realidad. Lectura psico-antropológica del Quijote, 2005. Danza de oriente y danza de occidente, 2006 (ed).