- 73.- La unión mística: danza, embriaguez y erotismo.
Junto a las formas normales de la festividad, a partir del calcolítico se encuentran las formas especializadas y excepcionales de unión con lo divino, en las que se expresa también una eucaristía escatológica. La imagen del banquete y de las bodas no ha dejado de utilizarse en el judaísmo, el cristianismo y el islam, para expresar la felicidad de la vida eterna. En las religiones orientales, en el budismo hindú y sus formas, y en las tradiciones chinas prebudistas, donde no hay oposición entre materia y espíritu, se encuentran también doctrinas prácticas y teóricas en las que la unión con lo divino se logra a través de algunas actividades corporales claves en la afirmación de la vida, como comer, beber, hacer el amor, respirar, y otras.
En el siguiente cuadro se muestran expresiones de las tres vías clásicas del éxtasis en la las religiones de la cultura hebrea, la griega, la hindú y americanas precolombinas.
música, canto, danza | embriaguez | erotismo | |
Biblia hebrea | Salmos de David | Elogios del vino | Cantar de los cantares |
Orfismo | Pitágoras, Orfeo | Baco, vendimia, vino | Ménades y dionisiacas |
Budismo | Yoga | Yoga, tantrismo | |
Islam | Danzas Derviches | Poemas báquicos | Huríes del profeta |
Culturas americanas | Danzas aztecas | Ayahuasca, Don Juan |
La música, el canto y la danza son la expresión más espontánea y propia del gozo de vivir y de la gratitud por el don de la vida.
La danza y el canto como expresión de gozo y como vía hacia el éxtasis, aparecen en algunas formas de chamanismo, en las tradiciones hebreas desde tiempos de la monarquía (desde David), en las tradiciones órficas, pitagóricas y dionisiacas, en diversas formas de yoga derivadas del Bhagavad gita y Buda, en las danzas de los derviches, y en las danzas aztecas y otras culturas precolombinas[1].
La mesurada embriaguez
En la Biblia hebrea la mesurada embriaguez del vino, aparece, por una parte, como una forma de expresión del gozo y de la eucaristía escatológica, y por otra, como algo cuyo exceso es peligroso y contra lo cual se previene[2], como lo hace el Huehuetlatolli azteca:
“Díjoles la vid: ‘¿Habré de renunciar a mi mosto que alegra a Dios y a los hombres para ir a mecerme sobre los árboles?” (Jueces 9, 13).
“El vino y la música alegran el corazón; pero más que ambas cosas, el amor de los amigos” (Eclesiástico 40, 20).
“El vino para regocijo fue creado” (Eclesiástico 31, 35).
“Poco vino es bien suficiente para un hombre bien educado”, “Y cuando duermas no te causará desasosiego ni sentirás dolor” (Eclesiástico 31, 32).
“El vino bebido con exceso ocasiona desabrimiento e ira, y muchas ruinas» (Eclesiástico 31,38).
“Amargura del alma es el vino bebido con exceso” (Eclesiástico 31, 39).
“El trabajador dado al vino no se enriquecerá” (Eclesiástico 19, 1).
“El vino y las mujeres hacen apostatar a los sabios” (Eclesiástico 19, 2).
“Pendenciero es el vino”, “Y alborotadoras las bebidas que embriagan” (Proverbios 20, 1).
“El vino es traidor para el que lo bebe” (Habacuc 2, 5).
“El vino bebido con exceso ocasiona desabrimiento e ira, y muchas ruinas” (Eclesiástico 31,38).
En la tradición americana la observación de la mesura en la embriaguez se recomienda encarecidamente, desde los Huehuetlatolli aztecas hasta las formas contemporáneas de adiestramiento con los alucinógenos de las Enseñanzas de Don Juan[3] y de los maestros de la Ayahuasca (MORN § 44), en orden a la consecución de una vida buena y una vida feliz.
En la tradición islámica, los poemas báquicos son una preparación para la embriaguez producida por el vino, y una guía para el deleite y la unión con lo divino, de un modo máximamente provechoso desde el punto de vista espiritual[4].
El deleite sexual aparece primero en los Himnos sumerios a Ishtar como un efecto del ritual de unión del rey con la diosa (ROREM §§ 38-38.3), y posteriormente como práctica religiosa y práctica profana en Sumeria, Babilonia y Egipto. En el mundo hebreo y el mundo griego, la unión sexual de los esposos es festejada y acompañada por coros que desde las puertas de la alcoba cantan los Himnos nupciales, denominados himeneo a partir del dios Himen, hijo de Baco y de Venus, y también epitalamios, quizá originados a finales del segundo milenio[5]. Según algunas tradiciones el texto bíblico del Cantar de los cantares deriva de o está inspirado en los epitalamios al rey Salomón.
En las tradiciones hindúes, los ritos sexuales de fecundidad agraria son acogidos en las formas espirituales del Bhagavad Gita y de las enseñanzas de buda, y dan lugar a las formas místicas de la unión sexual que se predican y practican en el tantrismo, y que aparecen en los bajorrelieves de los templos de Khajuraho[6]. Tanto en la tradición grecorromana como en la hindú ha unión sexual, como la embriaguez, tiene una modalidad positiva, de unión con lo divino, y una modalidad negativa, de destrucción de la persona.
El islam recoge buena parte de las tradiciones semitas en relación con la danza la música, la embriaguez y el sexo, tanto hebreas como de otras culturas, y presenta desarrollo originales en relación con el gozo sexual, de entre los cuales el más notable es la concepción de la felicidad eterna en términos de unión y goce sexual de los elegidos con las huríes del profeta (Corán, sura 52:17-20).
El preámbulo para la aparición y desarrollo de la forma de la religión propia de la era axial en la antigüedad
Las formas de la unión mística, espiritual, con lo divino, especializadas a partir de actividades orgánicas relacionadas con la comida y bebida, y con la unión sexual, propias del calcolítico, constituyen el preámbulo y la fase previa para la aparición y desarrollo de la forma de la religión propia de la era axial en la antigüedad, la religión del culto interior, de la oración de contemplación en la intimidad del propio espíritu, al margen de toda dimensión orgánica.
NOTAS
[1] Cfr., Choza, J. y Gray, J., Danza de oriente y danza de occidente, Sevilla: Thémata, (2) 2014.
[2] Cantera Ortiz de Urbina, Jesús, “Fraseología bíblica comparada. Su reflejo en el refranero español”, Paremia, 14: 2005, pp. 27-41 https://cvc.cervantes.es/lengua/paremia/pdf/014/002_cantera.pdf
[3] Castaneda, Carlos, Las enseñanzas de Don Juan. Una forma yaqui de conocimiento, México: FCE, 2000.
[4] Gutiérrez Ontiveros, M., El poema báquico de Ibn Ajiba, Tesis de doctorado, Universidad de Sevilla, 2007; Gil, Anna, “Entre el delito y el deleite: la traducción del universo báquico de Abu Nuwás”, Quaderns. Rev. trad. 16, 2009.
[5] https://es.wikipedia.org/wiki/Epitalamio; https://es.wikipedia.org/wiki/Himeneo
[6] https://es.wikipedia.org/wiki/Khajuraho
About the author
Jacinto Choza ha sido catedrático de Antropología filosófica de la Universidad de Sevilla, en la que actualmente es profesor emérito. Entre otras muchas instituciones, destaca su fundación de de la Sociedad Hispánica de Antropología Filosófica (SHAF) en 1996, Entre sus última publicaciones figuran Antropología y ética ante los retos de la biotecnología. Actas del V Congreso Internacional de Antropología filosófica, 2004 (ed.). Locura y realidad. Lectura psico-antropológica del Quijote, 2005. Danza de oriente y danza de occidente, 2006 (ed).