5.- Unidad y diversidad de la experiencia mística

§ 91.- Unidad y diversidad de la experiencia mística

La mística presenta una unidad a lo largo de la historia a partir del momento en que aparece en la era axial, y una cierta diversidad, que se manifiesta en sus modos de expresión doblemente. En primer término, en cuanto que las formas de expresión cambian históricamente y en ello se expresa una cierta variación de la vida. En segundo término, en cuanto que los modos de expresión pertenecen a géneros literarios diversos que corresponden con modos diversos de vivir algo, a saber, como reflexión y recuerdo, como relato y comunicación intersubjetiva y como interacción dialógica efectiva.

Lo común a todas las experiencias místicas, la unidad de ellas, consiste en que la experiencia mística, más que experiencia del logos, lo que brinda es la vivencia de la unidad del ser y del intelecto, porque el intelecto queda instalado ab initio en el fondo del propio acto de ser, en la unidad del ser, en el fundamento del sí mismo, pero no intelectualmente, sino, con terminología de Plotino, según el nous eron,  o como se dice en terminología contemporánea, existencialmente. Es decir, el intelecto y la vida ejercen su actividad desde el corazón del viviente, y ese acto, más radicalmente que un acto de entender y de vivir, es un acto de querer y de amar. De querer en cuanto que el acto es libre, y de amar en cuanto que es espontáneo.

Experiencia mística puede definirse como la unidad de la identidad y la diferencia, con palabras de Hegel
Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831)

La experiencia mística es la experiencia y la vivencia de la identidad, que se puede expresar con una de las fórmulas con la que Hegel define el amor, y con la que también define el conocimiento: “la unidad de la identidad y la diferencia”. Eso es la experiencia mística.

La diferencia entre el uso de la fórmula para describir el conocimiento y para describir el amor, consiste en que cuando se usa para describir el conocimiento, que es como lo piensa Hegel, no hay reciprocidad entre actividad del cognoscente y la del conocido, o si la hay se trata de una actividad cognoscitiva. Cuando la fórmula se usa para describir el amor en la experiencia mística, sí hay reciprocidad de amante y amado, en la medida de lo posible, en la donación de la vida y del ser.

Lo conocido no es fundamento del ser del cognoscente ni de su esencia, y en el caso de los amantes cada uno afirma el ser y la esencia del otro al darle el propio ser, al aceptar el ser que el otro le dona, y al fundirse ambos en una unidad en sí, que podría llegar a ser subsistente en la prole, o bien, en el caso de las procesiones divinas, subsistente como es el Espíritu Santo.

Lo que hay de diferente entre las formas de unión mística consiste, por una parte, en las diferencias de maduración del espíritu en los diferentes momentos de su historia, y por otra, en las modalidades de expresión de los diferentes géneros literarios.

La mística puede expresarse:

1) reflexivamente, es decir, filosófica y teológicamente, como hace Proclo en el Liber de causis,

2) narrativamente, es decir artística e intersubjetivamente, como hace Juan de la Cruz en la Noche oscura,

y 3) puede realizarse religiosamente en la oración, como hace Lope de Vega en la los soliloquios de las Rimas sacras, según el siguiente cuadro.

 

Teoría de la unión. Acto del Espíritu intelectivo

(filosofía y teología)

Relato de la unión. Ato del

Espíritu imaginativo creativo

(arte y literatura)

Realización de la unión

Acto del corazón

(religión y plegaria)

El ser y la vida en la inteligencia son dos inteligencias, el ser y la inteligencia en la vida son dos vidas, y la inteligencia y la vida en el ser son dos seres Proclo. (De causis 105)

Quedéme y olvidéme,

el rostro recliné sobre el amado,

cesó todo, y dejéme,

dejando mi cuidado

entre las azucenas olvidado.

Juan de la Cruz. (La noche oscura, 36-40)

Hallo tanto que querer

Y estoy tan tierno por vos

Que si pudiera ser Dios

Os diera todo mi ser.

Lope de Vega. (Rimas sacras, Soliloqios III)

 

A partir de la antigüedad la religión se despliega en sus cuatro momentos de culto, moral, dogma y plegaria, en la cristiandad y en las demás culturas del planeta.

En el ámbito de la cristiandad, o sea en occidente, esos cuatro momentos de la religión se despliegan en dos niveles que se relacionan entre sí durante la época histórica, y que dan lugar al final de ella a una configuración y horizonte nuevos para la religión.

Estos dos niveles son, primero, el nivel de la religión institucional, que, por una parte, refuerza y se ve reforzada por la religión personal de los individuos que integran las comunidades religiosas, y por otra, refuerza y se ve reforzada por su relación con las demás relaciones institucionales. Y segundo, el nivel de la religión personal, que refuerza y se ve reforzado por las religiones institucionales.

La configuración nueva de la religión, con las cuatro formas con las que se consolida en la antigüedad, es la de la libertad religiosa institucional y personal, y el horizonte es el de la creatividad de esa religión institucional y personal, desplegada en múltiples direcciones.

El sentido de la religión, en la época histórica, parece ser el mismo que Hegel señala para la historia misma del espíritu humano, del espíritu sin más, a saber, el despliegue de la libertad que busca afirmarse a sí misma como libertad. Hegel lo percibe y lo describe sobre todo en la filosofía del derecho. Es posible hacerlo también en una filosofía de la religión, y es lo que falta por mostrar en el volumen V de este estudio en curso, cuyo título es Religión oficial y religión personal en la época histórica.    

 

NOTAS  

[1] Rilke, R.M., Elegías de Duino, Primera elegía. En Obras de R.M. Rilke, trad. De José María Valverde, Barcelona: Plaza y Janés, 1967.

[2] Cfr. Choza, J., Al otro lado de la muerte: las Elegias de Rilke, 7ª elegía, ed, cit., pag. 161.

 

 

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Jacinto Choza ha sido catedrático de Antropología filosófica de la Universidad de Sevilla, en la que actualmente es profesor emérito. Entre otras muchas instituciones, destaca su fundación de de la Sociedad Hispánica de Antropología Filosófica (SHAF) en 1996, Entre sus última publicaciones figuran, entre otras: Filosofía de la basura: la responsabilidad global, tecnológica y jurídica (2020), y Secularización (2022).

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