El mundo líquido de Bauman

Ficha técnica

Sobre el libro

Zygmunt Bauman (Poznan, 1925-Leeds, 2017) publicó en sus últimos años algunos diálogos con pensadores para divulgar sus ideas. Este es el caso de Ceguera moral, que contiene sus conversaciones con el filósofo y político lituano Leonidas Donskis (1962-2016). La maldad líquida, publicada en 2016 y recientemente en castellano, puede considerarse la segunda parte de esos diálogos.

 Es un texto que abunda en la cuestión de la “adiaforía” o pérdida de sensibilidad moral en la sociedad contemporánea, escruta sus causas, analizando los procesos de individuación generados por el capitalismo tardío, y extiende este enfoque a gran cantidad de temas, desde las distopías de Orwell y Huxley hasta el cine actual, la literatura, el impacto de las nuevas tecnologías en nuestras conductas, la precarización del trabajo o las crisis económicas de las últimas décadas. (Ver reseña)

¿Qué significa la maldad líquida?

Bauman, genial crítico de la sociedad de nuestro tiempo
Zygmunt Bauman, genial crítico de la sociedad de nuestro tiempo

Bauman describió el mundo contemporáneo con el calificativo de líquido. Esto significa que son poco sólidos, frágiles y fluctuantes, tanto la modernidad, la sociedad, el amor y la amistad, el tiempo y la vida, en definitiva, el hombre mismo.

En esta obra póstuma, el pensador polaco va más allá y considera la inconsistencia de la maldad. La liquidez del mal le permite resultar más penetrante y más difícil de descubrir. Es más, se oculta a los ojos con una aparente normalidad, se inserta en lo cotidiano y asalta sin avisar, como si un campo de minas se tratase. En consecuencia, el mal como afán de dominación se ha vuelto invisible y se ha infiltrado en todas las dimensiones humanas.

En palabras de Bauman

Hoy la mayor preocupación de nuestra vida social e individual es cómo prevenir que las cosas se queden fijas, que sean tan sólidas que no puedan cambiar en el futuro. No creemos que haya soluciones definitivas y no sólo eso: no nos gustan. Por ejemplo: la crisis que tienen muchos hombres al cumplir 40 años. Les paraliza el miedo de que las cosas ya no sean como antes. Y lo que más miedo les causa es tener una identidad aferrada a ellos. Un traje que no te puedes quitar. Estamos acostumbrados a un tiempo veloz, seguros de que las cosas no van a durar mucho, de que van a aparecer nuevas oportunidades que van a devaluar las existentes.

Y sucede en todos los aspectos de la vida. Con los objetos materiales y con las relaciones con la gente. Y con la propia relación que tenemos con nosotros mismos, cómo nos evaluamos, qué imagen tenemos de nuestra persona, qué ambición permitimos que nos guíe. Todo cambia de un momento a otro, somos conscientes de que somos cambiables y por lo tanto tenemos miedo de fijar nada para siempre. Probablemente su Gobierno, como el del Reino Unido, llama a sus ciudadanos a ser flexibles. ¿Qué significa ser flexible? Significa que no estés comprometido con nada para siempre, sino listo para cambiar la sintonía, la mente, en cualquier momento en el que sea requerido. Esto crea una situación líquida. Como un líquido en un vaso, en el que el más ligero empujón cambia la forma del agua. Y esto está por todas partes. (ver artículo completo)

About the author

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María Díaz del Rey es Licenciada en Filología Clásica (Univ. de Murcia) y Licenciada y Doctora en Teología (Pont. Università della Santa Croce, Roma). Profesora del Grado en Filosofía online de la UCV San Vicente Mártir. Editora ejecutiva y secretaria de la Red de Investigaciones Filosóficas José Sanmartín Esplugues

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