6.3.- Destino de las almas y configuración de la psique humana.  

Las expresiones “formas de vida” y “etapas de la existencia” se entienden aquí con el sentido que les dan Wittgenstein y Kierkegaard, respectivamente[1], y se van a utilizar para designar y describir la cantidad y variedad de niveles sociales y étnicos, de roles familiares, profesionales, religiosos, etc., que surgen y proliferan a partir del calcolítico.

La vida en este mundo y en el más allá

En el paleolítico, la vida en este mundo y en el más allá se entiende y se vive desde el punto de vista de la sensación y la secuencia espacio-temporal de un aquí y un ahora, seguido de otro y otro, desde el punto de vista de la existencia estética o de la experiencia sensible.

En el neolítico se entiende y se vive desde el punto de vista de la imaginación afectiva y la voluntad prometedora, desde el punto de vista de la existencia ética. Desde este punto de vista la vida en el más allá está muy unida a la vida en este mundo, porque el intelecto está aún indiferenciado de la imaginación, y los poderes sagrados están aún escasamente diferenciados de la naturaleza, del medio en el que se vive.  

En el calcolítico, la vida en este mundo y en el más allá se entiende y se vive desde el punto de vista del espíritu o intelecto, de un espíritu o intelecto diferenciado de la imaginación y autonomizado de ella, como espíritu juzgante y razonante que diferencia entre el mundo de acá y el mundo del más allá, y que está más atento al definitivo del más allá que al transitorio del más acá. Por eso la vida y la actividad estatal urbana, y la personal, se centra en los templos, el culto, las normas, las fiestas, los himnos y las representaciones plásticas y verbales de lo divino. Es el punto de vista de la existencia religiosa intelectual o racional.

Esta existencia religiosa calcolítica es la que se desarrolla desde el punto de vista del espíritu o del intelecto racional, que conmensura continuamente, y sobre todo en el juicio final, la secuencia de la vida en el acá y en el más allá.

Un segundo tipo de existencia religiosa

En la antigüedad, a partir del siglo V AdC, se inaugura un segundo tipo de existencia religiosa, que más que racional es contemplativa, y que por eso puede llamarse existencia religiosa espiritual o existencia religiosa contemplativa. Es la que practican y predican Lao Tse, Buda, Zaratustra y Pitágoras, entre otros.

La existencia religiosa intelectual se desarrolla desde el punto de vista del obrar intelectual o espiritual, del obrar entendido como “acto segundo” en terminología de la escolástica medieval.  La existencia religiosa espiritual o contemplativa, se desarrolla desde el punto de vista del ser intelectual o espiritual, desde el punto de vista del ser entendido como “acto primero”, y forma más familiar es la experiencia mística contemplativa.   

En la existencia religiosa racional el intelecto está centrado en la secuencia del actuar humano en el mundo, y en la existencia religiosa espiritual el intelecto o el espíritu está centrado en su propio ser. Más precisamente, está centrado en el fundamento de su propio ser, y por eso en el ser divino, que es en lo que consiste la unión mística. Desde el punto de vista de la existencia religiosa espiritual, la vida en el mundo de acá no aparece. Por eso la salvación no es problemática, sino, al contrario, es obvia, es el modo de ser del amor, el modo de ser de la unión, que es lo que se está viviendo. Este punto de vista y este tipo de existencia religiosa espiritual no parece haberse alcanzado hasta que llega la era axial, hasta la antigüedad. 

Kierkegaard y Wittgenstein

Sören Kierkegaard
S. Kierkegaard (Infografía)
Ludwig Wittgenstein
L. Wittgenstein (Infografía)

Estos tipos de existencia están tematizados y descritos muy analíticamente por Kierkegaard, pero no referidos a las etapas de la historia de la humanidad, sino a las etapas de la vida humana del hombre de la cultura urbana europea del siglo XIX, no en el  sentido cronológico evolutivo de infancia, juventud y madurez sino en el sentido psicológico y moral de vida superficial, irresponsable y frívola (existencia estética), vida moral, responsable y adulta (existencia ética) y vida contemplativa de unión con Dios (existencia religiosa).

Las etapas o estadios de la existencia de Kierkegaard, pueden darse como formas de vida sucesivas en la biografía de una misma persona en un periodo corto de años de la Juventus, la madurez o la senectud. Son formas de vida que se dan en todas las personas, que unas veces marcan más sus caracteres y otras menos, y que se manifiestan en sus vidas en general y en sus comportamientos religiosos en particular.

Esa sucesión y mezcla de tipos de existencia, respecto de la religión y respecto de cualquier otra esfera de la cultura, es uno de los sentidos que tiene lo que Wittgenstein designa como “formas de vida”, y por eso aquí van utilizarse como sinónimas su expresión y la de Kierkegaard. 

La expresión “formas de vida” (lebenformen) se genera y utiliza en el medio cultural humanístico y filosófico de la Alemania de entreguerras, especialmente en las escuelas de la filosofía de la vida y la filosofía de los valores. En 1921 se publica el libro Formas de vida. Psicología y ética de la personalidad, de Eduard Spranger[2] (1882-1963), filósofo y psicólogo discípulo de Wilhelm Dilthey (1833-1911) con el que de algún modo se consagra la expresión en los medios continentales.

Cuando Wittgenstein utiliza la expresión “formas de vida” probablemente no pretende describir ni definir un tipo de eventos culturales, como probablemente tampoco lo tiene cuando usa las expresiones “juego de lenguaje” o “aire de familia”. La expresión “formas de vida” la utiliza Spranger para designar el tipo de vida de la persona que tiene vocación por la ciencia, la economía, la política, la religión, y, en general, los grandes géneros de profesiones que la filosofía alemana de esa época denomina también “esferas de la cultura”.

A partir del calcolítico la psique humana se configura como un caleidoscopio de formas de formas de vida y de papeles sociales, y a partir de la antigüedad empieza a ocurrir lo mismo con la vida religiosa.

A partir de la antigüedad, todas las dimensiones de la religión, el culto, la moral, la fe y la oración contemplativa, se dan en la vida religiosa de todas las personas y las instituciones eclesiásticas, marcando más o menos su personalidad física o jurídica, y determinando más o menos su modo de enfocar el mundo, del acá y del más allá, y su modo de representarlo, como se irá viendo en los estudios sobre la religión antigua y la religión de la modernidad.

NOTAS

[1] La expresión “forma de vida” de Wittgenstein no se encuentra definida de un mod preciso en ninguna de sus obras, aunque se menciona bastantes veces en Investigaciones filosóficas, México y Barcelona: UNAM y Crítica, 1988; Kierkegaard si tiene una obra dedicada a explicar cómo entiende cada una de las etapas de la existencia, Etapas en el camino de la vida, traducción de Juana Castro, Buenos Aires: Santiago Rueda, imp. 1952. 

[2] Spranger, Eduard, Formas de vida. Psicología y ética de la personalidad, Buenos Aires: Revista de Occidente, 1946.

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Jacinto Choza ha sido catedrático de Antropología filosófica de la Universidad de Sevilla, en la que actualmente es profesor emérito. Entre otras muchas instituciones, destaca su fundación de de la Sociedad Hispánica de Antropología Filosófica (SHAF) en 1996, Entre sus última publicaciones figuran Antropología y ética ante los retos de la biotecnología. Actas del V Congreso Internacional de Antropología filosófica, 2004 (ed.). Locura y realidad. Lectura psico-antropológica del Quijote, 2005. Danza de oriente y danza de occidente, 2006 (ed).

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