1.- Ontología de la creación, de la redención y del lenguaje religioso

 

§59.- Hécate y los sentidos del no-ser. Humildad y autoconciencia de la nada

Diosa Hécate
Diosa griega Hécate

 

Desde el punto de vista de una ontología de la creación, quizá el punto de partida con más poder heurístico y más claramente comprensible, es la representación simbólica de la nada. Y entre las representaciones simbólicas de la nada, una de las de mayor espectro significativo y especulativo, es la de la diosa Hécate.

La diosa griega Hécate, también designada con el nombre de Rea[1], asume en la teosofía de los Oráculos caldeos, numerosas funciones femeninas, asignadas en etapas anteriores a figuras que van, desde la noche y la luna paleolíticas, hasta figuras posteriores como Eva, Agar y María en el judaísmo, el islam y el cristianismo.

 

La ontología de la creación y la redención, de los acontecimientos religiosos fundamentales, conjuga el punto de vista del espíritu intelectual conceptualizante, con el de la imaginación y la voluntad narrativas, y con el punto de vista dramático, o sea, con el punto de vista del espíritu intelectual amante, o punto de vista del corazón, lo que Plotino denomina nous erôn en la Eneada VI, 7, 35, 1 ss [2].

La ontología y la simbólica de la creación analiza y describe los procesos creativos desde este triple punto de partida, es decir, desde el punto de vista de la nada misma, en tanto que subjetividad, en diálogo con la subjetividad creadora.

De qué modo la nada puede ser representada como una subjetividad dialogante con el ser creador a través de la diosa Hécate, es una de las maneras en que se puede entender el texto de los Oráculos caldeos. La diosa Hécate es la figura central en los misterios, y la amplitud de sus mediaciones queda recogida en el conjunto de textos litúrgicos y cultos mistéricos del siglo II, contenidos en las doctrinas que forman parte del platonismo medio[3].

La personificación de la nada en la diosa Hécate tiene uno de sus exponentes en Eva, que, siendo madre de todos los vivientes, aparece representada como surgida de una pequeña porción del cuerpo del varón (Génesis 2, 21-23), y como principio de la decadencia, la destrucción y la anulación de lo creado (Génesis 3, 14-19). 

Hécate tiene otro de sus exponentes en Agar, esclava, arrojada al desierto y a la nada, condenada a ver morir a su descendencia, y salvada por la misericordia que le llega del creador (Génesis 21, 8-21).

Hécate, finalmente, tiene también su exponente en María, donde aparece de modo muy neto la nada en tanto que autoconsciente de sí misma, o sea, en tanto que humildad: 

Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor

y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador

porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,

porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre (Lucas 1, 46-49)[4].

María es consciente de su nada
Mary and Elizabeth – Dorothy Webster Hawksley

La versión intelectiva conceptual de este himno litúrgico es la ontología de la creación, que contrasta de modo muy fuerte con la versión dialógica ritual, o intersubjetiva religiosa, del mismo proceso.

La ontología tiende a hacerse en clave reflexiva monologante, que opera según la relación del sujeto reflexionante al objeto reflexionado, y que toma como criterio para la valoración del discurso la corrección lógica argumentativa y el valor de verdad. La relación religiosa intersubjetiva, y a partir de la antigüedad, la oración, se hace en clave afectiva individual interpersonal, y toma como criterio el gozo de la unión amorosa, y todas las vicisitudes que la relación amorosa lleva consigo.

 

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NOTAS de Hécate y los sentidos del no-ser. Humildad y autoconciencia de la nada

[1] Grimal, P., Diccionario de mitología griega y romana, Barcelona: Paidós, 1990.

[2] Garrido Luceño, J.M., op. cit.

[3] Oráculos Caldeos, edición de Francisco García Bazán, Madrid: Gredos, 1991.

[4] Una de las mejores versiones artísticas de este himno litúrgico es la Cantata en re mayor, BWV 243 de J.S. Bach.

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Jacinto Choza ha sido catedrático de Antropología filosófica de la Universidad de Sevilla, en la que actualmente es profesor emérito. Entre otras muchas instituciones, destaca su fundación de de la Sociedad Hispánica de Antropología Filosófica (SHAF) en 1996, Entre sus última publicaciones figuran Antropología y ética ante los retos de la biotecnología. Actas del V Congreso Internacional de Antropología filosófica, 2004 (ed.). Locura y realidad. Lectura psico-antropológica del Quijote, 2005. Danza de oriente y danza de occidente, 2006 (ed).

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