Capítulo 5.- Representación de lo divino. Fórmulas teológicas y expresiones místicas
1.- Ontología de la creación, de la redención y del lenguaje religioso
- 58.- Ontología de la creación. Versiones imaginativas y conceptuales de la nada
- 59.- Hécate y los sentidos del no-ser. Humildad y autoconciencia de la nada
- 60.1.- Caída y pecado. Léxico ontológico y teológico
- 60.2.- El mal y la redención
- 61.- Preexistencia y recapitulación. Los mundo-lenguajes de la época histórica
2.- Subsistencia, oración y unión. Formas de identificación de lo infinito y lo finito
- 62.- Lógica del acto primero y del acto segundo. Ontología de la meditación
- 63.- Primacía de la sustancia, legitimidad de lo finito y distinción real
3.- Formas de vida y del lenguaje religioso. Orden empírico-histórico y orden trascendental
- 64.- Ontología y gnoseología de las esferas de la vida religiosa
- 65.- Ontología de la caída en la religión profética. Anselmo de Canterbury
- 66.- Ontología de la redención en la mística. Orígenes, Plotino, Juliana de Norwich y Nishida
- 67.1.- Primera esfera. Religión del culto y existencia estética
- 67.2.- Segunda esfera. Religión de la ley y existencia ética
- 67.3.- Tercera esfera. Religión de la fe y existencia religiosa intelectual
- 67.4.- Cuarta esfera. Religión de la plegaria y existencia religiosa espiritual
4.- Iglesias históricas, quiebras institucionales y liberación de la creatividad religiosa
- 68.- Sentido empírico y sentido trascendental del logos. Jesús, Pablo y la cristiandad
- 69.- Ortodoxias y cismas. Circularidad semántica de los nombres divinos
- 70.- Nombres divinos, humanismo y creatividad religiosa. Fray Luis de León
- 71.- Versiones estéticas y teológicas de la experiencia religiosa. Infinitos universos infinitos
1.- Ontología de la creación, de la redención y del lenguaje religioso
§58.- Ontología de la creación. Versiones imaginativas y conceptuales de la nada
La era axial se inicia con la experiencia de la meditación y, casi a la vez, con la experiencia que el espíritu tiene de sí mismo en tanto que espíritu. Primero parece que es la experiencia del espíritu en relación con su fundamento desde el punto de vista existencial (en Grecia, con Orfeo y Pitágoras), y después, casi enseguida, parece que tiene lugar la experiencia del espíritu en relación con su fundamento, pero desde el punto de vista del espíritu intelectual, desde el punto de vista reflexivo “epistémico” (en Grecia, con Platón). Desde este segundo punto de vista es desde el que se elabora la metafísica, y desde ella se llega a explicar y comprender cómo es posible que se dé la experiencia del fundamento desde el punto de vista existencial (en el mundo helenístico, con Plotino, 205-270 dC)[1].
Primero es la meditación, la experiencia mística, y luego la reflexión sobre ella, que parte de la admiración y la extrañeza sobre el ser y sobre el sí mismo. Por qué el ser y no más bien la nada. Por qué existo yo en vez de no existir. La experiencia de lo numinoso y la elaboración de una metafísica que explique y permita comprender cómo es eso posible, se entrelazan.
Si el culto interior y la experiencia mística son como se han descrito en el capítulo 3, la representación conceptual de lo sagrado y su relación con el hombre, tiene que poder describir lo que se ha vivido de tal modo. Eso es el nacimiento de la metafísica en la era axial, y su cometido es explicar cómo aparecen los seres, qué es “ser” y cómo se describe conceptualmente, qué había “antes”, etc.
Creación es el surgimiento de algo a partir de nada, de la nada. Ontología de la creación es la respuesta a la pregunta sobre cómo hay que imaginar o pensar la nada, para poder describir y para poder pensar la creación.
Las formas de vivenciar y de decir imaginativamente la nada son muchas. Tantas como las formas de vivenciar y expresar los sentidos, formas y géneros de los seres particulares. El ser, en tanto que creador de múltiples realidades, o de todas las realidades, se puede representar imaginativamente como el sol, la luz, la sangre, la danza, el canto, el agua, el aire, el fuego, que son símbolos paleolíticos. Como el padre, el falo, el huevo, la lluvia, etc., que son símbolos neolíticos. Como el rey, la espada, la palabra, los números, etc., que son símbolos calcolíticos. Si el ser se dice de muchas maneras, la nada también se dice de muchas maneras.
La nada de los seres visibles es la oscuridad, la nada de los seres audibles es el silencio, la nada de los seres en movimiento es la quietud. La nada de los seres vivos es la muerte, o bien los seres inertes, o los entes ideales. La nada del logos como inteligible es lo falso, o bien lo ininteligible, etc. Es en este ámbito donde Sartre se detiene más a explorar los sentidos de la nada, en tanto que ámbito de la conciencia y de los entes “des-realizados” en esa conciencia[2]. Quizá un resultado de los análisis de Sartre sea la conclusión de que los sentidos de la nada son más que los sentidos del ser.
El ser se puede representar intelectualmente mediante palabras, conceptos y otros signos mentales, como el verbo “ser” en las diferentes lenguas, y la nada se puede representar también conceptualmente mediante palabras y conceptos como “nada”, mediante signos como el número 0, y mediante otros símbolos.
La unidad y el conjunto de todas las formas del ser se puede representar simbólicamente mediante cualquiera de sus formas: el sol, el padre, el uno, etc., y la unidad y el conjunto de todas las formas de la nada se puede representar simbólicamente, también mediante cualquiera de sus formas: la noche, el agua informe, el cero, etc.
En el paso del calcolítico a la antigüedad, la figura que se utiliza más frecuentemente como símbolo del ser es la forma antropomórfica del padre, y la que se utiliza como símbolo antropomórfico de la nada es la madre.
A su vez, en la antigüedad, la representación conceptual y supra-conceptual más frecuente del padre es el ser, el uno, y lo que está más allá del ser y del uno, y la de la madre es la nada, el abismo. Esas representaciones antropomórficas en sus formas conceptuales y supra-conceptuales, se elaboran en las comunidades institucionales como ortodoxia, según se ha indicado antes (Capitulo 4, 4, §§ 54-56), y ahora es el momento de examinar su contenido en lenguaje epistémico, en el lenguaje en que se compone la filosofía y la teología en la época histórica.
El contenido entitativo de la nada puede describirse, desde el punto de vista de los sentidos del ser, como potencialidades reales de los sentidos de la nada.
En efecto, la oscuridad es el sentido de la nada desde el punto de vista de la potencialidad de la luz como uno de los sentidos del ser. El silencio es el sentido de la nada desde el punto de vista de la potencialidad del sonido como uno de los sentidos del ser, pero ese sonido puede ser ruido, música, palabra y muchas más cosas. Por eso los sentidos del silencio como nada son tantos como los sentidos del ser en tanto que sonidos.
Junto a los sentidos psico-sensoriales del ser y de la nada, se encuentran los sentidos físicos del ser y de la nada. De entre ellos, el reposo es, por ejemplo, el sentido de la nada desde el punto de vista del movimiento como uno de los sentidos del ser. La contigüidad espacial es otro sentido de la nada desde el punto de vista de la distancia y del espacio como uno de los sentidos del ser. La ingravidez es el sentido de la nada desde el punto de vista del peso como uno de los sentidos del ser. La frialdad es el sentido de la nada desde el punto de vista de la temperatura como uno de los sentidos del ser. Y así sucesivamente.
Junto a los sentidos psico-sensoriales y físicos del ser y la nada, se encuentran los sentidos intelectivos y lógicos del ser y la nada. En este campo, lo falso es el sentido de la nada desde el punto de vista del logos como uno de los sentidos del ser. Lo ininteligible es el sentido de la nada desde el punto de vista de lo inteligible como uno de los sentidos del ser.
Finalmente, junto a esos sentidos del ser y de la nada antedichos, se encuentran los sentidos vivientes o vivos del ser y de la nada. Lo inerte es el sentido de la nada desde el punto de vista del viviente orgánico como uno de los sentidos del ser. La muerte es el sentido de la nada desde el punto de vista de la vida como uno de los sentidos del ser.
Creación es la actividad mediante la cual se puede crear distancia a partir de la nada de distancia, que es lo contiguo; se puede crear calor desde la nada de calor que es lo carente de temperatura; se puede crear luminosidad desde la nada de la luz que es la oscuridad; se puede crear vida desde la nada de lo vivió que es lo inerte, y así sucesivamente. El relato y la descripción de estas actividades constituyen la ontología y la historia de la creación, al mismo tiempo.
Este proceso creativo se puede describir de varios modos desde el punto de vista dialógico religioso, a saber, según el modo de los rituales de culto, según el modo mitológico narrativo, y en todos esos casos mediante los símbolos, como se ha indicado al mencionar los “corpus” religiosos antiguos (§ 40.1). Se puede describir desde el punto de vista ontológico en exclusiva, y también combinándolo con el punto de vista dialógico religioso[3]. Se puede describir desde el punto de vista científico, sin alusión a los otros puntos de vista o aludiendo a ellos[4], y desde algunos otros.
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NOTAS de Ontología de la creación
[1] Garrido Luceño, José María, Vigencia de la cultura griega en el cristianismo, Sevilla: Thémata, 2019.
[2] Sartre, Jean Paul, El Ser y la nada. Ensayo de ontología fenomenológica, Buenos Aires, Losada, 2016, orig. 1943.
[3] Ese es el punto de vista de la obra de Antón Pacheco, José Antonio, El ser y los símbolos, Madrid: Alquitara, 2010.
[4] En este ámbito se sitúan los estudios en que se confrontan los puntos de vista teísta y ateo en relación con la ciencia, las polémicas sobre razón y fe, etc. Cfr. Flew, Anthony, Dios existe, Madrid: Trotta, 2012.
About the author
Jacinto Choza ha sido catedrático de Antropología filosófica de la Universidad de Sevilla, en la que actualmente es profesor emérito. Entre otras muchas instituciones, destaca su fundación de de la Sociedad Hispánica de Antropología Filosófica (SHAF) en 1996, Entre sus última publicaciones figuran Antropología y ética ante los retos de la biotecnología. Actas del V Congreso Internacional de Antropología filosófica, 2004 (ed.). Locura y realidad. Lectura psico-antropológica del Quijote, 2005. Danza de oriente y danza de occidente, 2006 (ed).
El “ser” sin un predicado es . . . “La nada”.
O lo que es lo mismo: La “nada” es . . . El “ser” sin predicado.