2.- La revelación como palabra sagrada y como escritura sagrada
§ 34.1.- Orígenes y los sentidos de la escritura
Lo que se cuenta en los relatos, antes se celebra en las fiestas y en los ritos. Lo que se adora en la liturgia, se conoce y entiende en la meditación de la escritura y se comprende y ama en la meditación. Y eso, tanto si es el sacrificio del oso, el éxodo y la peregrinación por el desierto o la ayuda a los difuntos en la Antesteria.
Pero para alcanzar ese nivel de comprensión hace falta que, junto a la sensibilidad y el comportamiento de supervivencia de los cazadores recolectores, se desarrolle la imaginación simbólica en los asentamientos de los agricultores, llegue a su madurez el espíritu intelectual en los habitantes de los imperios, y alcance el sí mismo espiritual humano la plenitud propia de su esencia en los ciudadanos de la polis.
Esa plenitud ya la tienen los ciudadanos de Atenas en el siglo IV AdC, Platón y Aristóteles entre ellos, y los de Alejandría en el siglo I y II dC, Filón de Alejandría y Orígenes entre ellos.
Esa madurez subjetiva, y esa historia transcurrida y asumida según sus estadios y etapas, descrita ya por Pablo de Tarso en sus Epístolas, es lo que le permite a Orígenes describir y sistematizar los cuatro sentidos de la escritura, en correspondencia con esos momentos de desarrollo de la psique y el espíritu humano[1].
Sentidos de la Escritura |
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Literal (para la sensibilidad corporal) |
Moral (para el alma) |
Místico (para el espíritu) |
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1.-Literal histórico efectivo |
2.-Literal histórico ficticio |
3.-Místico Alegórico. Prefiguraciones de Cristo y de su Iglesia |
4.-Místico Anagógico. Tipos en el mundo celestial de los que las cosas de este mundo son antitipos |
1.- El sentido literal efectivo es el que se puede entender de modo inmediato y se refiere a cosas y eventos que se captan mediante los sentidos corporales. Es el sentido que tiene la historia efectiva de Jesús y los profetas, como la tiene también la de Moisés y Yahweh, la de Arjuna en el Bhagavad Gita, la de los héroes homéricos, la preincaica Leyenda de Manco Cápac y Mama Ocllo, o la del pueblo maya del Popol Vuh.
2.- El sentido literal ficticio es el propuesto o sugerido “por el Sagrado Espíritu para transmitir verdades morales o místicas, que las realidades terrenas no expresan suficientemente”. Es el sentido que tienen las parábolas de Jesús y de los profetas.
En la ley moral, “algunos preceptos hay que observarlos en sentido literal, y otros, entenderlos en ese sentido sería absurdo o imposible, pero contienen una enseñanza moral o mística”. Por ejemplo,
y si tu ojo te escandaliza, arráncatelo y tíralo lejos de ti. Más te vale entrar tuerto en la Vida, que con los dos ojos ser arrojado al fuego del infierno (Mateo, 18:9).
3.- El sentido místico alegórico es el que tienen algunos episodios, literalmente acontecidos, pero que además describen categorías, momentos o etapas trascendentales de la existencia. Así, tienen un sentido alegórico episodios tan típicos de los libros sagrados como la salida del hogar primero, la formación del pueblo, la peregrinación hasta la nueva tierra, el sacrificio y la renuncia, la muerte y la marcha a los cielos.
Se trata de episodios que han ocurrido efectivamente, pero que además tienen un sentido paradigmático, permanente y ejemplar. Tanto en la Biblia de Orígenes como en los libros sagrados de la India, la Grecia antigua, o la cultura quechua. En todos esos relatos la comunidad tiene un comienzo y una historia. La historia puede ser una peregrinación en sentido literal y en sentido alegórico, en la que es conducida por la divinidad misma hasta la felicidad definitiva y permanente.
4.- El sentido místico anagógico consiste en la comprensión de un acontecimiento empírico, descrito literalmente, como un acontecimiento celestial, eterno o definitivo. Así, la liberación del pueblo de la esclavitud del Faraón, significa la salvación definitiva. El socorro empírico al necesitado significa dicha eterna:
¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte? Y el Rey les responderá: Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo (Mateo 25: 39-40).
También determinados eventos y comportamientos tienen un sentido eterno, como aparece en el discurso evangélico de las Bienaventuranzas:
9 Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
10 Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
11 Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
12 Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron (Mateo 5:3-11).
Esta enseñanza y promesa de felicidad eterna se encuentra con el mismo tenor y sentido en los textos sagrados hebreos, mazdeistas, hindúes, y chinos, y pueden reconocerse literalmente en el Tao te ching de Lao Tse [2]. El espíritu,
para aquellos que no pueden desarrollar el trabajo de investigar estos misterios, suministra las doctrinas antedichas [mística alegórica y mística anagógica] encubiertas en versiones narrativas, proporcionando un relato de las cosas visibles de la creación, y de la creación del hombre, y de los descendientes de los primeros hombres hasta que llegan a ser muy numerosos.
En otras historias relata las acciones correctas de los hombres, y los pecados que ocasionalmente cometen en cuanto hombres, así como las debilidades, excesos y aberraciones de los hombres carentes de ley y de bondad.
Y por extraño que pueda parecer, mediante las historias de guerras y victorias y derrotados, algunos de los misterios inefables son declarados a quienes tienen habilidad para investigar estos asuntos.
Y lo que es más maravilloso todavía, a través de la ley escrita, quedan anunciadas las leyes de la Verdad. Y todos esos temas quedan articulados entre sí por la Divina Sabiduría, con un poder verdaderamente digno de la sabiduría de Dios.
Porque es el propósito del Espíritu hacer incluso el revestimiento de las cosas espirituales, es decir, la parte ‘corpórea’ de las Escrituras, de modo que no resulte sin provecho, sino capaz de proporcionar un beneficio a la mayoría de los lectores según sus capacidades[3].
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NOTAS
[1] Orígenes, Philocalia, I, 1, http://www.tertullian.org/fathers/origen_philocalia_02_text.htm
[2] Cfr. Soublettte, Gaston, El cristo preexistente, Santiago de Chile: Cuatro Vientos, 1990. El libro contiene un análisis comparativo de los textos de las ocho bienaventuranzas de los evangelios cristianos con sus paralelos en el texto de Lao Tse. Agradezco a Alejandro Serani, de la Universidad San Sebastián de Chile, haberme dado a conocer esta obra y al autor de ella.
[3] Orígenes, Philocalia, I, 15, cit.
About the author
Jacinto Choza ha sido catedrático de Antropología filosófica de la Universidad de Sevilla, en la que actualmente es profesor emérito. Entre otras muchas instituciones, destaca su fundación de de la Sociedad Hispánica de Antropología Filosófica (SHAF) en 1996, Entre sus última publicaciones figuran Antropología y ética ante los retos de la biotecnología. Actas del V Congreso Internacional de Antropología filosófica, 2004 (ed.). Locura y realidad. Lectura psico-antropológica del Quijote, 2005. Danza de oriente y danza de occidente, 2006 (ed).