1.- Unidades culturales, religiosas y nacionales en occidente
§44.- “Pueblo elegido”, “Senatus Populusque Romanum” y “Ciudad de Dios”
El cristianismo occidental, romano, es decir, la cristiandad, se forma mediante la fusión de al menos tres subjetualidades sociales, a saber, las de Atenas, Roma y Jerusalén (OORA § 8).
En primer lugar, la subjetualidad social del “pueblo elegido”, cuya consistencia ya se ha señalado al describir el pacto con Yahweh, la recepción del extranjero, las sepulturas de los extranjeros, y otras tradiciones institucionales de los hebreos (ROREM §§ 41.1-45.2, 47.1 y OORA §§ 1-2).
En segundo lugar, la subjetualidad social de los “ciudadanos” griegos, cuyas formas y fuerzas dan lugar a las instituciones democráticas y a la episteme, que se han indicado al hablar del senado, de la ortodoxia y de la condena de Sócrates (OORA §§ 4-7).
En tercer lugar, la subjetualidad social de los ciudadanos romanos, que, sobre el fondo de las religiones mistéricas y las religiones estatales que han vivido desde casi un milenio antes (ROREM §§ 46.1-46.3), reciben de los seguidores de Jesús una doctrina religiosa dotada de cierta novedad (OORA §§ 40.1-41.1). Al asumirla y desarrollarla reflexivamente, tanto en el orden de la razón práctica como en el de la razón teórica, Roma, genera una novedad más amplia, perceptible y diferenciada, que es el cristianismo romano o la cristiandad.
De la subjetualidad social del pueblo elegido, el cristianismo romano toma el carácter de elegido, el sentido de la elección, la conciencia de unicidad, y el mesianismo, que se despliegan administrativamente y teóricamente, desde la tarea política y teológica de Pablo, hasta la de Agustín.
De la subjetualidad social del pueblo griego, toma el instrumental intelectivo, con el que se comprende e interpreta a sí mismo, generando la teología cristiana, y la conciencia y las prácticas democráticas, mediante las que se organizan y desarrollan las iglesias particulares cuyo conjunto forma la ecúmene (ROREM §§ 55-57 y OORA §§ 4-7).
De la subjetualidad romana toma los procedimientos administrativos y organizativos para vertebrar la ecúmene, que pasa a llamarse Ecclesia (OORA §§ 22, 25, 27), y el sentido de la universalidad, la justicia y la ambición de su mesianismo.
La subjetualidad romana se forma y se consolida al formarse y consolidarse la realidad y el sentimiento de “pueblo”, en el proceso de formación de la fórmula senatus populusque romanum (SPQR). Esta fórmula aparece por primera vez en inscripciones de la República del año 80 AdC, expresa el complejo proceso histórico de la unidad del gobierno y el pueblo romano[1], y proporciona la matriz política y administrativa de la Ecclesia, de la Iglesia cristiana, tal como ella se concibe a sí misma en occidente.
Con esos elementos construyen teórica y prácticamente la “Ciudad de Dios” Teodosio, Agustín, Isidoro de Sevilla y Clodoveo, entre tanto otros. Retocan el sentido del mesianismo hebreo, de la sabiduría griega, de la universalidad romana, y le añaden un sentido de benevolencia, urgencia y de necesidad, que hacen del cristianismo una configuración religiosa anteriormente inexistente.
Desde la formación de las sociedades complejas en el calcolítico, y a medida que se hacen más complejas y más reflexivas, el horizonte ético de las comunidades humanas, aparece cada vez más como insuperable de suyo. Esto significa que no es posible no querer, para uno mismo y para todos, lo que se considera lo bueno. Esa voluntad de bien, reflexiva e inconsciente, tiene, a partir de una forma esencial, una enorme cantidad de versiones empíricas diversas, y de una intensidad y firmeza crecientes a lo largo de la época histórica.
Para un griego humanizar es helenizar, para un romano humanizar es romanizar y para un cristiano humanizar es cristianizar. De la misma manera que, posteriormente, para un musulmán humanizar es islamizar, para un ilustrado humanizar es emancipar y para un contemporáneo humanizar es democratizar. Eso es lo que legitima las prácticas imperialistas y colonialistas durante la época histórica (HCH cap. 1.)
Esta conciencia, fuertemente religiosa y política, aparece quizá por primera vez con perfiles nítidos, y con una forma reconocible luego en posteriores versiones empíricas, en Alejandro, y se mantiene con esas mismas características formales en Cesar, Teodosio, Carlomagno, Felipe II, Napoleón o Mao Tse Tung, entre tanto otros.
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NOTAS: EL ORIGEN DEL CRISTIANISMO OCCIDENTAL ROMANO
[1] https://en.wikipedia.org/wiki/SPQR. La legitimidad del pueblo en cuanto tal, viene dada por el valor ético que tiene el factor aglutinante de los individuos en la comunidad. Agustín le discute a Cicerón la legitimidad del “populus romanus” antes de que Roma adopte el cristianismo como religión propia, porque lo que ha aglutinado a los individuos para formar el pueblo es la ambición, y lo que les mantiene unidos es la dinámica del poder.
About the author
Jacinto Choza ha sido catedrático de Antropología filosófica de la Universidad de Sevilla, en la que actualmente es profesor emérito. Entre otras muchas instituciones, destaca su fundación de de la Sociedad Hispánica de Antropología Filosófica (SHAF) en 1996, Entre sus última publicaciones figuran Antropología y ética ante los retos de la biotecnología. Actas del V Congreso Internacional de Antropología filosófica, 2004 (ed.). Locura y realidad. Lectura psico-antropológica del Quijote, 2005. Danza de oriente y danza de occidente, 2006 (ed).