3.- El culto interior en oriente y occidente

 

§38.- Unidad del Uno originario de Proclo (Constantinopla, 412-Atenas 485)

 

Proclo
Proclo. Imagen 1

Proclo se considera la culminación del neoplatonismo, de la filosofía griega y, en general, de toda la filosofía antigua, y también, por eso mismo, una de las principales inspiraciones de la teología y la mística cristianas, especialmente a través del Pseudo-Dionisio y de Tomás de Aquino.

Proclo escribe casi un milenio después de Lao Tse, y su lenguaje no es imaginativo como el del asiático. Está muy elaborado filosóficamente y es muy conceptual y su exposición no pretende ser meramente descriptiva, sino también y sobre todo argumentativa y demostrativa. En su obra los cinco momentos de la experiencia mística se describen del siguiente modo:

El momento primero de la experiencia mística es la descripción del principio. La unidad es lo primero y lo sostiene y lo contiene todo:

57. “La causa primera es superior a toda narración; y las palabras son insuficientes para narrarla, porque narran su ser, siendo así que ella está por encima de toda causa: la causa primera no es narrada sino por las causas segundas que son iluminadas por la luz de la causa primera”

58. “Y esto sucede porque la causa primera no cesa de iluminar su efecto y ella no es iluminada por otra luz, puesto que ella es la luz pura por encima de la cual no hay luz alguna”[1].

 

El momento segundo es el proceso de generación de los seres, que Proclo describe de modos muy variados. Al igual que Lao Tse, pero de un modo mucho más minucioso, Proclo señala el orden y la jerarquía entre los seres creados.

El Uno causa y contiene el ser, que es múltiple, el ser finito y el infinito. El Uno es, vive y entiende. Es una forma in-diferenciada que empieza a diferenciarse. Primero se diferencia el ser, muchos tipos de seres, dependiendo escalonadamente unos de otros, luego los vivientes, muchos tipos de vivientes, también en una escalera de dependencias, luego la inteligencia, muchos tipos de inteligencia, de modo que escalonadamente las superiores entienden a las inferiores.

I, 2. “Cuando la causa universal segunda retira su potencia de la cosa, la causa universal primera no quita su potencia de ella”.

3. “Y esto es así porque la causa universal primera obra sobre el efecto de la causa segunda antes de que obre sobre él la causa universal segunda, la cual es posterior al efecto”.

11. “Y el sentido de todo esto se encuentran en que cuando retiras la potencia racional del hombre, no queda el hombre, pero sí la vida sensible que respira. Y cuando retiras la vida de él, no queda la vida, pero sí el ser, porque el ser no desaparece de él, aunque se retire la vida; y dado que la causa no desaparece por la desaparición de su efecto, queda entonces todavía el ser. Y cuando el hombre no es individuo, es animal; y cuando no es animal, entonces solamente es”[2].

 

El tercer momento es la diferenciación entre el acto primero y el acto segundo en el orden del mundo y del hombre, en el orden de los seres infinitos y finitos. Proclo lo expone detallando mucho el orden de la creación y de la conexión y jerarquía entre los seres.

IV, 37. “La primera de las cosas creadas es el ser, y antes que él no ha sido creada otra realidad”.

41. “El ser creado, aunque sea uno, se multiplica, puesto que él mismo recibe la multiplicidad”

42. “El ser creado no ha sido hecho múltiple, a no ser porque él mismo, aunque sea simple, y aunque no exista entre los efectos realidad más simple que él, sin embargo, está compuesto de finito e infinito”.

43. “Y esto es así porque, todo lo que partiendo de él, sigue a la causa primera, es la inteligencia completa y última en potencia y en las demás perfecciones (Proclo, Liber de causis) [3].

 

El cuarto momento es el del recogimiento en el fundamento del sí mismo y el retorno al principio.

En el caso del hombre se da una peculiar unidad sustancial de ser, vida e inteligencia, que no se da en los demás seres. El hombre sabe que es, que es vida, y que es inteligencia, en unidad con la causa primera.

La inteligencia (humana) es sustancia subsistente:

64. “La inteligencia es sustancia que no se divide”.

68. “El significado de esto es, sin duda, la vuelta (reditio) de sí misma sobre su propia esencia; y esto quiere decir que no se despliega con la misma realidad extensa, de manera que uno de sus extremos sea segundo con respecto a otro”.

71. “En consecuencia: ya se ha demostrado en verdad que la inteligencia es sustancia que no está unida a la extensión, ni es cuerpo, ni se mueve con alguno de los modos del movimiento corporal. Por todo ello: la inteligencia está por encima del tiempo y existe con la eternidad, como hemos señalado” (pag. 93).

Proclo
Proclo, Liber de causis. Imagen 2

El quinto momento de la experiencia mística es el de la unión e identificación con el uno como fundamento del ser, del vivir y del entender del sí mismo, según un muy preciso orden de implicación recíproca de las realidades primeras.

103. “De entre todos los principios, unos se encuentran en otros conforme al modo en que les es posible estar uno de ellos en otro”.

104. “Esto es así porque en el ser se encuentra la vida y la inteligencia, y en la vida están el ser y la inteligencia; y en la inteligencia están el ser y la vida”.

105. “Sin embargo el ser y la vida en la inteligencia son dos al-achili (inteligencias); el ser y la inteligencia en la vida son dos vidas, y la inteligencia y la vida en el ser son dos seres” (pag. 125).

La sustancia inteligente humana conoce eso en sí misma, en su propio fundamento.

124. “Todo cognoscente que conoce su esencia, torna sobre su propia esencia con una vuelta completa”.

128. “Y cuando hablo de la vuelta de la sustancia a su esencia, solamente significo que es subsistente y estable por sí misma, al no necesitar, en su estabilidad y en su esencia, de otra realidad que la estimule, puesto que la esencia es sustancia simple que se basta a sí misma” (pág. 137)

 

A diferencia de las demás criaturas, el hombre existe, vive y entiende por el ser, la vida y la inteligencia del Uno.

143. “todas las realidades poseen su esencia por el ente primero; y todas las realidades vivientes son movidas por su esencia debido a la vida primera; y todas las realidades intelectivas poseen su esencia debido a la inteligencia primera” pg. 149
“En efecto, es imposible que exista una realidad cuya sustancia esté sometida al tiempo y su operación esté sometida a la eternidad: pues así, su operación sería mejor que su propia sustancia; esto es imposible” (Proclo, Liber de causis, 212)[4].

 

Para consultar la entrada anterior, pincha aquí.

 

NOTAS

[1] Se cita aquí el Liber de causis, que es un resumen de la Elementatio teológica de Proclo realizado hacia el siglo X en círculos islámicos persas, por la edición recogida en Tomás de Aquino, Exposición sobre el “Libro de las causas”, traducción y notas de Juan Cruz Cruz, Pamplona, EUNSA, 2000, pag. 85.

[2] Tomás de Aquino, Exposición sobre el “Libro de las causas”, traducción y notas de Juan Cruz Cruz, Pamplona, EUNSA, 2000, pag. 41.

[3] Tomás de Aquino, Exposición sobre el “Libro de las causas”, traducción y notas de Juan Cruz Cruz, Pamplona, EUNSA, 2000, pag. 67.

[4] Tomás de Aquino, Exposición sobre el “Libro de las causas”, traducción y notas de Juan Cruz Cruz, Pamplona, EUNSA, 2000, pag. 201.

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Jacinto Choza ha sido catedrático de Antropología filosófica de la Universidad de Sevilla, en la que actualmente es profesor emérito. Entre otras muchas instituciones, destaca su fundación de de la Sociedad Hispánica de Antropología Filosófica (SHAF) en 1996, Entre sus última publicaciones figuran Antropología y ética ante los retos de la biotecnología. Actas del V Congreso Internacional de Antropología filosófica, 2004 (ed.). Locura y realidad. Lectura psico-antropológica del Quijote, 2005. Danza de oriente y danza de occidente, 2006 (ed).

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