3.-Formas de vida y de lenguaje religioso. Orden empírico-histórico y orden trascendental

§ 65.- Ontología de la caída en la religión profética. Anselmo de Canterbury

Antes se ha dicho en qué consiste la caída, y se ha propuesto una definición que puede considerarse esencial. La caída es la posición del yo como hegemónico y como dependiente exclusivamente de sí mismo, en tanto que conjunto de actos segundos. Coincide con la definición de Kierkegaard de libertad y de la vivencia de ella como angustia. Es la posición de Adán y Eva en el momento, el acto y el estado de pérdida de la inocencia. Es aquella situación existencial en la que lo más fácil y probable para cada humano singular es lo que Heidegger llama la caída en el “se”, según su interpretación de la triple concupiscencia de la que habla Agustín en el X de las Confesiones[1].

Se ha dicho también en qué consiste el pecado, y se ha propuesto una definición que puede considerarse igualmente esencial. Es la actividad mediante la que el yo se pone a sí mismo como absoluto en tanto que acto segundo fundamentado en alguno de los sentidos de la nada. La actividad mediante la que el ser humano realiza el acto de máxima identificación con la divinidad de la mejor manera que lo pueda hacer.

Ese acto lo realizan todas y cada una de las criaturas porque todas y cada una procuran, a su modo, asemejarse a Dios y se asemejan a Dios. Por eso hay pecado en cada criatura y cada criatura puede ser, y es durante algún momento, o desde alguna de sus dimensiones, una realidad dañina y un ser malvado.

Pero la identificación e imitación de Dios varía desde las criaturas del mínimo al máximo grado de densidad ontológica. Es decir, el pecado de los virus y las bacterias, por ejemplo, su autonomización, puede ser convertirse en cancerígenas y generar tumores malignos. Pero el pecado de las criaturas espirituales de máximo rango, del Ángel supremo, es la afirmación de sí mismo como nada con la máxima potencia posible, es decir, con el poder destructivo máximo[2].  

ontología de la caída
Anselmo de Canterbury, autor de la teología de la caída más completa

Este episodio, descrito por Hildegarda de Bingen en clave de relato intersubjetivo, se expresa en clave ontológica, es decir, reflexiva objetiva, como una modalidad de la diferencia y la identidad en la ontología de Anselmo de Canterbury[3].

Lo que en clave ontológica reflexiva se expresa diciendo que la creación es libre y la caída también, en clave dialógica performativa se expresa como acto de la voluntad, como acción cuyo antecedente es la nada, como amor o como odio.

En clave objetiva lo que hay es la discontinuidad espontanea de la “emergencia” de los actos segundos a partir del acto primero. En clave dialógica lo que hay es la discontinuidad de la acción voluntaria, el comienzo de cada actividad desde la nada, que es lo que se llama libertad.

En la medida en que es un acto de la voluntad, y no del entendimiento, es libre, y voluntario, es un acto de amor o de odio, un acto segundo que empieza desde sí mismo.

Desde el punto de vista de Anselmo, la caída es un acto segundo que indica y que implica un tipo de diferencia, de discontinuidad, que puede ser o no ser tiempo en alguno de sus sentidos, y que en cualquier caso es ruptura de la identidad[4]. La teología de Anselmo es probablemente una de las más completas versiones en clave intelectual que sigue paso a paso los episodios de la versión narrativa de la creación, la caída y la redención tal como se relatan en el Antiguo y el Nuevo Testamento.  

 

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NOTAS  

[1] Heidegger, M., Lecciones de Mística medieval, Madrid: Siruela, 1997.

[2] Una buena descripción de la caída en versión narrativa se encuentra en Hildegarda von Bingen, El libro de las obras divinas, Barcelona: Herder, 2009, pag. 35.

[3] Anselmo, De casu diaboli, en Obras completas, Madrid: BAC, 1953; Garay, J. de, “La libertad en San Anselmo”, en El nacimiento de la libertad. Precedentes de la libertad moderna, Sevilla: Thémata, 2007.

[4] Garay, J., El nacimiento de la libertad, Sevilla: Thémata, 2007.

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Jacinto Choza ha sido catedrático de Antropología filosófica de la Universidad de Sevilla, en la que actualmente es profesor emérito. Entre otras muchas instituciones, destaca su fundación de de la Sociedad Hispánica de Antropología Filosófica (SHAF) en 1996, Entre sus última publicaciones figuran Antropología y ética ante los retos de la biotecnología. Actas del V Congreso Internacional de Antropología filosófica, 2004 (ed.). Locura y realidad. Lectura psico-antropológica del Quijote, 2005. Danza de oriente y danza de occidente, 2006 (ed).

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