La necesidad de interpretar My Son John (1952)

desde You Can Change the World (1950), ambas de Leo McCarey

 

Cartel de You can change the World
El documental You Can Change the World (1952) de L. McCarey, una lectura necesaria para situar My Son John. Imagen 1

 

Resumen

En esta segunda contribución dedicada a My Son John (Mi hijo John, 1952) de Leo McCarey comenzamos reconociendo que se trata de una película clave para entender la filmografía de McCarey. Retomamos los primeros pasos de nuestra investigación y seguimos proponiendo la necesidad de leer la obra del director sin prejuicios que la deforman.

En segundo lugar mostramos que la propuesta de McCarey es la de una cultura abierta a Dios como una manera de superar lo que en nuestros días el Papa Francisco señaló como la globalización de la indiferencia. Cuando se niega a Dios se termina negando los derechos del prójimo y de la naturaleza.

En tercer lugar comenzamos el estudio un tanto detenido del documental You Can Change the World en el que se comprueba cómo el mensaje del Christopher Approach del P. Keller suministra la línea argumental a Leo McCarey para trabajar por esa cultura abierta a Dios.

En cuarto lugar comenzamos con el texto filosófico-fílmico de You Can Change the World mostrando cómo se expresa cinematográficamente la propuesta de que a través de los pequeños esfuerzos humanos se pueda cambiar el mundo.

En quinto lugar nos detenemos en la exposición de P. Keller sobre el aspecto central que para la cultura americana tiene que el hombre haya sido hecho a imagen y semejanza de Dios para favorecer una dinámica social centrada en su dignidad y en su libertad. Especialmente se hace referencia a la importancia de la Declaración de Independencia de Estados Unidos como un texto fundacional que une el amor a Dios y el amor al país, los derechos de las personas con el Creador.

En sexto lugar comprobamos que la actitud que propone el P. Keller no es en modo alguno reaccionario sino activa y propositiva, favoreciendo la iniciativa y la participación de las personas. Comprobamos que se incide en la confianza en las personas sencillas para que puedan ocupar su lugar de responsabilidad para cambiar un mundo a mejor.

En séptimo lugar mostramos cómo el atractivo del documental tiene dos puntos fuertes con la aparición de Bing Crosby para cantar una melodía que resume los ideales del enfoque de los Christopher, y con el humor de Bob Hope, que mantiene el tono esperanzado del mensaje.

En octavo lugar comprobamos la oportunidad del cierre en el que la alusión a la figura de Lincoln enfatiza la necesidad de completar la Declaración con la abolición de la esclavitud llevada a cabo por el Presidente de Estados Unidos.

En conclusión, recurrimos una vez más a la periodista Carola Minguet para conectar este estudio y la actualidad. A través de su Tribuna Tiro al fascista comprobamos que el propósito educativo de McCarey para superar la amenaza del totalitarismo sigue plenamente vigente.

El melón que cabe abrir entonces es otro, y es el del nivel formativo en España (estos chicos han pasado por secundaria, bachillerato, han aprobado la PAU) pues, cuando se desvanece el conocimiento histórico, se debilita la conciencia moral, y, con ello, la capacidad de identificar las manifestaciones del mal. Como señaló Primo Levi poco antes de morir: ‘Ha sucedido y, por consiguiente, puede volver a suceder en cualquier lugar y en cualquier momento’.  Ahora bien, pese a las aristas señaladas, y otras a las que podría sacarse punta, es probable que ‘Tiro al fascista’ se trate, sencillamente, de una broma que le ha apetecido gastar a unos niños (¿superficiales?, ¿necios?, ¿prepotentes?… no encuentro un calificativo ajustado). Niños que, biológica y biográficamente son adultos, pero sin la capacidad de vivir en una sociedad adulta porque no tienen discernimiento. Y no recae en ellos la responsabilidad entera de su situación, ni mucho menos. Aquí está, a mi juicio, el gran melón. El que no se quiere abrir. ¿Quizás porque nos salpica a todos?

Palabras clave:

Max Picard, James G. Keller, libertad, democracia, totalitarismo, Declaración de Independencia, regreso al origen.

Abstract:

In this second contribution dedicated to Leo McCarey’s My Son John (1952), we begin by recognizing that it is a key film for understanding McCarey’s filmography. We return to the first steps of our research and continue to propose the need to read the director’s work without prejudices that distort it.

Secondly, we show that McCarey’s proposal is that of a culture open to God as a way to overcome what in our days Pope Francis pointed out as the globalization of indifference. When God is denied, we end up denying the rights of our neighbor and of nature.

Thirdly, we begin a somewhat detailed study of the documentary You Can Change the World, in which we see how the message of Father Keller’s Christopher Approach provides Leo McCarey with a line of argument to work for a culture open to God.

Fourthly, we begin with the philosophical-filmic text of You Can Change the World, showing how the proposal that through small human efforts the world can be changed is expressed cinematographically.

Fifthly, Keller’s exposition on the central aspect for American culture of the fact that man was made in the image and likeness of God in order to favor a social dynamic centered on his dignity and freedom. Special reference is made to the importance of the Declaration of Independence of the United States as a foundational text that unites love of God and love of country, the rights of people with the Creator.

Sixth, we see that the attitude proposed by Father Keller is in no way reactionary but active and proactive, favoring the initiative and participation of the people. We can see that there is an emphasis on trust in simple people so that they can take their place of responsibility to change the world for the better.

In seventh place we show how the appeal of the documentary has two strong points with the appearance of Bing Crosby singing a melody that summarizes the ideals of Christopher’s approach, and with Bob Hope’s humor, which maintains the hopeful tone of the message.

In the eighth place we check the timeliness of the closing in which the allusion to the figure of Lincoln emphasizes the need to complete the Declaration with the abolition of slavery conducted by the President of the United States.

In conclusion, we turn once again to journalist Carola Minguet to connect this study and current events. Through her Tribune Tiro al fascista (Shooting at the fascist) we can see that McCarey’s educational purpose to overcome the threat of totalitarianism is still fully valid.

The melon that should be opened then is another one, and it is that of the educational level in Spain (these kids have gone through secondary school, high school, have passed the PAU) because, when historical knowledge fades, moral conscience weakens, and, with it, the ability to identify the manifestations of evil. As Primo Levi remarked shortly before his death: ‘It has happened and, therefore, it can happen again anywhere and at any time’.  However, in spite of the aforementioned edges, and others that could be pointed out, it is likely that ‘Shooting the Fascist’ is simply a joke that he felt like playing on some children (superficial?, stupid?, powerful?… I can’t find a suitable qualifier). Children who, biologically and biographically, are adults, but without the capacity to live in an adult society because they have no discernment. And they are not entirely responsible for their situation, far from it. This is, in my opinion, the big melon. The one that does not want to be opened. Perhaps because it splashes us all?

Key words:

Max Picard, James G. Keller, freedom, democracy, totalitarianism, Declaration of Independence, return to the origin.

 

1. LA COMPLICADA INTERPRETACIÓN DE MY SON JOHN (1952) DESDE LA CRÍTICA CINEMATOGRÁFICA Y LA NECESIDAD DE ABRIRSE A UNA REFLEXION ANTROPOLÓGICA: LA SUPERACIÓN DE LOS PRETENDIDOS “PECADOS” DE McCAREY

My Son John (1952) un punto controvertido de la filmografía de McCarey

Desde nuestros primeros trabajos sobre la filmografía de Leo McCarey fuimos conscientes de que My Son John (Mi hijo John, 1952) era una piedra de toque de toda ella, su punto más controvertido. Hasta el punto de que nos parece decisivo que según lo que se considere qué significa esta película, se obtiene una interpretación u otra del conjunto de la producción del director de origen irlandés.

Permítasenos volver a algunas de las expresiones que entonces empleábamos, que se basaban en una investigación que llevaba ya años elaborándose en fases previas. Hablábamos entonces de dos “pecados” en la obra de McCarey, siguiendo la expresión de Richard A. Blake (2013). El primero aludía a las comedias católicas.

Estos “pecados” parecen concentrarse en dos. El primero, desde un punto de vista cronológico, es haber obtenido un éxito sin precedentes, con dos películas de argumento explícitamente católico, en torno a la vida de sacerdotes y comunidades religiosas de monjas. Algunos cineastas en décadas posteriores llegaron a calificarlas –dando rienda suelta a sus propios prejuicios– como impresentables o indigeribles[1]. Nos estamos refiriendo a las películas protagonizadas por Bing Crosby como sacerdote (Going My Way en 1944 y The Bells of St. Mary en 1945).

Sin embargo, estudiosos como Gehring[2], Poague[3] o, entre nosotros, Miguel Marías[4], han defendido –cada uno desde su propia perspectiva– los incuestionables valores cinematográficos de ambos filmes, alejados de cualquier propósito propagandístico. La tesis doctoral de Jerome M. McKeever[5] aporta un buen número de datos objetivos, que corroboran el valor fílmico de estas películas, tanto en la construcción de los personajes o de las relaciones emotivas entre ellos, como en sus aspectos técnicos (planos, fotografía o música). (Peris-Cancio, Marco, & Sanmartín Esplugues, 2022: 36).

Es una apreciación negativa de la obra de McCarey que ya hemos tenido ocasión de contestar ampliamente, sin ningún afán de polémica y sí con la pretensión habitual de nuestra metodología de detenernos con cuidado a recoger los valores que un visionado atento de las películas aporta[6].

El segundo “pecado” que Richard A. Blake señalaba se refiere precisamente a My Son John

Si el primer “error” que Blake atribuía a McCarey se ha podido contestar con abundancia de datos —lo cual no aspira a ser a una demostración, algo impropio de la filosofía del cine como ciencia humana[7], sino simplemente una ocasión de sopesar la argumentación más adecuada—, aspiramos con estas contribuciones[8] a contestar el segundo. Señalábamos entonces.

El segundo “pecado” que se le atribuye a McCarey es el de anticomunista. Se le reprocha que colaborara con la HUAC (the House Un-American Activities Committee) y que desarrollara filmes como el documental You Can Change the World (1949) y los largometrajes My Son John (1952) y Satan Never Sleeps (1962), considerados como prototipos del pensamiento reaccionario.

En la tesis aludida de McKeever se desmontan las dos críticas. En primer lugar, se aportan sobradas evidencias de que, en sus comparecencias ante la HUAC, McCarey nunca denunció a nadie.

En segundo lugar, con respecto a los filmes aludidos, McKeever sostiene que la postura de McCarey no fue sostener una tesis anticomunista –no era ese su modo de hacer cine, en negativo–, sino mostrar, como ya había hecho con Once Upon a Honeymoon respecto de Hitler y el nazismo, la incompatibilidad entre el totalitarismo y la dignidad de las personas, sus proyectos de vida, sus historias de amor y, de manera muy significativa, la misión de la familia. (Peris-Cancio, Marco, & Sanmartín Esplugues, 2022: 36).

Lo único que realmente trató de evidenciar con sus filmes es que, en el pensamiento totalitario, pasan a segundo plano las personas, sus relaciones familiares y su protagonismo constructor del bien común

Y ya entonces también señalábamos el desenfoque que a nuestro juicio conlleva hacer un juicio meramente político del cine de McCarey, y además con claves binarias, de sonrojante simplicidad, de contraponer “progresismo” y “reaccionario”. No sólo por lo que acertadamente señala Miguel Marías al respecto de My Son John y de cualquier película a la que se la pueda catalogar como buena[9]. También por lo que ya vimos en la primera contribución acerca de la sintonía del director con juicios antropológicos como los de Max Picard, lo que necesariamente conduce —y es la columna vertebral de nuestra investigación— a una reflexión de corte filosófico antropológico sobre el cine, con una pretensión distinta, y hasta cierto punto complementaria, con la que se desarrolla por parte de la crítica.

McCarey, podemos añadir, nunca redujo esta cuestión ideológica a ‘cosa de buenos o malos’. Lo único que realmente trató de evidenciar con sus filmes es que, en el pensamiento totalitario, pasan a segundo plano las personas, sus relaciones familiares y su protagonismo constructor del bien común. Es innegable que, en la democracia de la época, la tónica dominante era que los políticos –más que administradores de la soberanía popular en ellos delegada– parecían sentirse dueños de esta, gobernando de espaldas a las necesidades de las personas y, sobre todo, de los sectores más desfavorecidos. Obviamente, la solución no debía consistir en recurrir a un totalitarismo de cuño americano que, a la postre, hubiera podido acabar reproduciendo los mismos o peores defectos que se trataba de combatir. En esa creencia es en la que estaba también de manera clara y rotunda McCarey. Y es esa creencia la que le lleva a criticar el totalitarismo y poner el foco en las personas, como se muestra claramente en You Can Change the World (1950), en coincidencia con las posiciones de Capra a este respecto. (Peris-Cancio, Marco, & Sanmartín Esplugues, 2022: 37).

Para McCarey, la civilización se estaba jugando demasiado en aquellos momentos y se arriesgó a hacer un cine en el que se apeló a las personas

Señalábamos entonces, y nos puede servir de anticipo con respecto a lo que podemos ver a continuación en nuestro análisis de My Son John que se trataba de una actitud valiente por parte del director de origen irlandés.

Era arriesgado actuar así. Sin duda, McCarey lo sabía. Era un tiempo en que la etiqueta de reaccionario se aplicaba de manera frívola a cualquiera que se atreviera a criticar lo que se le concedía el beneficio de progresista. Y el ‘etiquetado’ tenía efectos negativos, en lo personal y en lo profesional, fácilmente constatables. Pero, para McCarey, la civilización se estaba jugando demasiado en aquellos momentos y se arriesgó a hacer un cine en el que se apeló a las personas —no a los seguidores de tal o cual ideología, sino a las personas en sentido estricto— para que, desde su responsabilidad moral, se comprometieran en la construcción de una convivencia más justa y en la sujeción tanto de la política como de la propia economía a principios éticos. (Ibidem).

 

2. LA PROPUESTA DE UNA CULTURA ABIERTA A DIOS FRENTE A LA INDIFERENCIA FRENTE A ÉL

Hoy, la religión responde a los impulsos más profundos del corazón humano. “¿De dónde vengo? ¿Qué estoy haciendo aquí en esta tierra? ¿Por qué estoy?”. Las respuestas a estas preguntas están relacionadas con la felicidad y, si no se dan, tampoco se dará la felicidad

Como vamos a poder comprobar en esta contribución, McCarey contó con dos ocasiones en las que explícitamente reflejó su pensamiento. La primera en God and Road to the Peace un editorial publicado en 1948 en el que señalaba en primer lugar las virtudes del pensamiento que se abra a la religión, porque se abre a la felicidad de las personas.

God and Road to Peace, la propuesta de McCarey de una cultura estadounidense abierta a Dios. Imagen 2

Hoy, desde los cuatro rincones de la tierra suena un clamor creciente para que el acento en la religión sea mayor.

Hollywood haría bien en escuchar este grito. Hay un lugar en la pantalla para el entretenimiento con un tema religioso. Las historias de las películas que enfatizan que el hombre tiene algo más que hacer en la vida que satisfacer sus impulsos egoístas ayudarían a dirigir la atención de las audiencias a Dios. En la pantalla, también, la presentación de la oración debe ser más natural. La idea de que los hombres fuertes no rezan debe ser contrarrestada por la evidencia de que lo hacen. ¡Washington, por ejemplo, no estaba en contra de arrodillarse en la nieve en Valley Forge para buscar la guía divina!

Hoy, la religión responde a los impulsos más profundos del corazón humano. “¿De dónde vengo? ¿Qué estoy haciendo aquí en esta tierra? ¿Por qué estoy?”. Las respuestas a estas preguntas están relacionadas con la felicidad y, si no se dan, tampoco se dará la felicidad. Indudablemente. Una de las fuentes de nuestra infelicidad reside en el declive de la fe religiosa. (McCarey, 1948).

El papel que el resurgimiento del fervor religioso puede desempeñar para asegurar una paz futura y duradera es prácticamente ilimitado

Pero esta referencia a la religión no se reducía al ámbito de los individual, de los privado, de lo íntimo. Apelaba a la vivencia cultural del pueblo americano, en lo que podría considerar perfectamente paralelo a abandonar la huida de Dios a la que se había referido Max Picard (Picard, 1934; 1962). Y encontraba que el mayor peligro se cernía en asumir acríticamente el progresismo comunista como ataque sistemático contra la religión. Más allá de un posicionamiento ideológico, McCarey detectaba en él un posicionamiento que recurría a la sistemática expansión del conflicto, poniendo en peligro la paz.

La fe, un don de Dios, es algo que nosotros, como nación, perderemos a menos que tengamos mucho cuidado. Y actualmente, el mal amenazador y peligroso del comunismo se esfuerza por alejarnos de nuestra fe en Dios y, en última instancia, en nosotros mismos.

El papel que el resurgimiento del fervor religioso puede desempeñar para asegurar una paz futura y duradera es prácticamente ilimitado. La oración y la religión, dirigiendo los pensamientos del hombre hacia el exterior, ayudándole a olvidar sus propios deseos egoístas, crean una vida más ordenada para él. (Ibidem).

La religión jugó una de las partes más importantes en mi propia vida… creo realmente que la mayoría de las audiencias de cine están interesadas en los valores espirituales

El tercer nivel del discurso apelaba a su propia convicción personal. Es importante subrayar la cadencia: llamada a universal a la religión, al pueblo americano, al propio testimonio personal. Aunque en la redacción McCarey haya comenzado por la primera, en realidad sería la tercera la que movería la sensibilidad hacia las otras dos.

La religión jugó una de las partes más importantes en mi propia vida, probablemente, cuando decidí hacer Going My Way y The Bells of Saint Mary’s. Ambas películas tuvieron tres veces más espectadores que Love Affair, The Awful Truth y Ruggles of Red Gap. En consecuencia, creo realmente que la mayoría de las audiencias de cine están interesadas en los valores espirituales. Como tuve la oportunidad de decir una noche: “Agradezco a Bing Crosby y Barry FitzgeraId por sus actuaciones y agradezco a Dios por el tema”. Y lo dije desde el fondo de mi corazón. Mi última película, Good Sam, es la historia de un buen samaritano. El tema subyacente es “Fe, esperanza y caridad, y el más grande de estos es la caridad”. En este momento estoy preparando otra película, Adán y Eva, y creo que ésta también tendrá el tipo de historia que la gente quiere escuchar.(Ibidem).

Los Estados Unidos de América fueron fundados en una creencia en Dios, el Creador. Cuando rechazamos este principio del americanismo, nos abrimos a todas y cada una de las influencias subversivas que nos robarán nuestra más preciada herencia

El proyecto de realizar una película sobre Adán y Eva no llegó a materializarse, pero era un indicio claro de hasta qué punto McCarey tenía en mente la intrínseca vinculación entre la religión y la relacionalidad humana[10]. Algo que sí pudo ya encontrarse en Good Sam, como hemos tenido la ocasión de analizar de modo detenido.[11]

La conclusión que Leo McCarey lanzaba con su editorial se iba a desarrollar con más claridad en su documental You Can Change the World. La propia escritura constitucional de Estados Unidos era intrínsecamente religiosa. Alejarse de ella o incluso todavía peor intentar destruirla ponía en peligro ese mismo legado precioso.

La religión no debe ser vendida a corto plazo. Los Estados Unidos de América fueron fundados en una creencia en Dios, el Creador. Cuando rechazamos este principio del americanismo, nos abrimos a todas y cada una de las influencias subversivas que nos robarán nuestra más preciada herencia. (Ibidem).

La globalización de la indiferencia comienza con la indiferencia hacia Dios

El planteamiento de McCarey en God a Road to Pace puede encontrar una primera actualización en nuestros días si retomamos el pensamiento del papa Francisco cuando apuntaba que la indiferencia hacia el prójimo comienza con la indiferencia hacia Dios.

Es cierto que la actitud del indiferente, de quien cierra el corazón para no tomar en consideración a los otros, de quien cierra los ojos para no ver aquello que lo circunda o se evade para no ser tocado por los problemas de los demás, caracteriza una tipología humana bastante difundida y presente en cada época de la historia. Pero en nuestros días, esta tipología ha superado decididamente el ámbito individual para asumir una dimensión global y producir el fenómeno de la «globalización de la indiferencia».

La primera forma de indiferencia en la sociedad humana es la indiferencia ante Dios, de la cual brota también la indiferencia ante el prójimo y ante lo creado. Esto es uno de los graves efectos de un falso humanismo y del materialismo práctico, combinados con un pensamiento relativista y nihilista. El hombre piensa ser el autor de sí mismo, de la propia vida y de la sociedad; se siente autosuficiente; busca no sólo reemplazar a Dios, sino prescindir completamente de él. Por consiguiente, cree que no debe nada a nadie, excepto a sí mismo, y pretende tener sólo derechos. Contra esta autocomprensión errónea de la persona, Benedicto XVI recordaba que ni el hombre ni su desarrollo son capaces de darse su significado último por sí mismo; y, precedentemente, Pablo VI había afirmado que «no hay, pues, más que un humanismo verdadero que se abre a lo Absoluto, en el reconocimiento de una vocación, que da la idea verdadera de la vida humana». (Francisco, 2016).

La paz amenazada por la indiferencia globalizada

Y más adelante, Francisco insiste en unos contenidos sobre los que ya se estaba centrando McCarey con respecto a la alusión a Dios como camino hacia la Paz.

La indiferencia ante Dios supera la esfera íntima y espiritual de cada persona y alcanza a la esfera pública y social. Como afirmaba Benedicto XVI, «existe un vínculo íntimo entre la glorificación de Dios y la paz de los hombres sobre la tierra»[13]. En efecto, «sin una apertura a la trascendencia, el hombre cae fácilmente presa del relativismo, resultándole difícil actuar de acuerdo con la justicia y trabajar por la paz». El olvido y la negación de Dios, que llevan al hombre a no reconocer alguna norma por encima de sí y a tomar solamente a sí mismo como norma, han producido crueldad y violencia sin medida.

En el plano individual y comunitario, la indiferencia ante el prójimo, hija de la indiferencia ante Dios, asume el aspecto de inercia y despreocupación, que alimenta el persistir de situaciones de injusticia y grave desequilibrio social, los cuales, a su vez, pueden conducir a conflictos o, en todo caso, generar un clima de insatisfacción que corre el riesgo de terminar, antes o después, en violencia e inseguridad.

En este sentido la indiferencia, y la despreocupación que se deriva, constituyen una grave falta al deber que tiene cada persona de contribuir, en la medida de sus capacidades y del papel que desempeña en la sociedad, al bien común, de modo particular a la paz, que es uno de los bienes más preciosos de la humanidad. (Ibidem).

 

3. LA IMPORTANCIA DEL DOCUMENTAL YOU CAN CHANGE THE WORLD (1950) DE LEO McCAREY PARA LEER ADECUADAMENTE MY SON JOHN (1952)

Se trata de un documental de unos 32 minutos, dirigido por Leo McCarey, en el que aparecen reunidas con el sacerdote católico James G. Keller distintas personalidades del mundo del cine

La figura del P. James Keller en el centro de You Can Change de World. Imagen 3

Por su parte, ya en la primera de las contribuciones dedicadas a Good Sam (El buen Sam, 1948)[12] hicimos referencia a la influencia que pudo ejercer sobre su guion la obra del sacerdote James G. Keller You Can Change the World (Keller, 1948). Asimismo dimos noticia del documental de 1950, estrenado con el mismo nombre. En la tercera contribución dedicada a esa misma película[13] insistimos en esa referencia, así como en el editorial God and Road to Peace (McCarey,1948), que terminamos de analizar. Ahora es el momento de extendernos más pormenorizadamente en el contenido de este documental.

Hemos podido acceder a su visionado a través de diversos enlaces que hay en internet[14]. Se trata de un documental de unos 32 minutos, dirigido por Leo McCarey, en el que aparecen reunidas con el sacerdote católico James G. Keller (1900-1977) distintas personalidades del mundo del cine. El rodaje se realiza en casa del actor de comedia y estrella de la radio Jack Benny (1894-1974), que aparece como el anfitrión que ha organizado la velada con el P. Keller. El actor Eddie ‘Rochester’ Anderson (1905-1977) actúa como su mayordomo. Sus invitados son Ann Blyth (n. en 1928, que cuenta en la actualidad con 96 años), Paul Douglas (1907-1959), Irene Dunne (1898-1990), William Holden (1918-1981) y Loretta Young (1913-2000). Casi al final de la reunión aparecen los compositores musicales, , quienes habitualmente trabajaban para el actor y cantante Bing Crosby  (1903-1977). Este hace también acto de presencia y canta una canción. Finalmente aparece el cómico Bob Hope (1903-2003), quien por medio de un plano inserto conversa telefónicamente el P. Keller.

Estructura y mensaje del Christopher Approach

Su estructura es muy sencilla:

a) arranca con Eddie ‘Rochester’ Anderson quien realiza las invitaciones en nombre de Jack Benny para acudir a la reunión;

b) Jack Benny hace una presentación a sus invitados de quién es el P. Keller y por qué está interesado en hacer una película;

c) Aparece el P. Kelley y tiene un diálogo sobre su propuesta con todas las actrices y actores invitados (es la parte central);

d) Acuden los compositores acompañados por Bing Crosby para presentar al P. Keller una canción;

e) Se recibe un telegrama para que el P. Keller llame  Bob Hope y lo hace;

f) el P. Keller se despide entregando a Jack Benny el último discurso de Abraham Lincoln.

El mensaje resulta claro. El cortometraje es el resultado del deseo del P. Keller de hacer una película para difundir el mensaje del Enfoque Christopher. Este consiste en promover personas que comulguen con los ideales esenciales de la Declaración de Independencia de los Estados unidos, centrados en el amor a Dios y en el amor al propio país, frente a la posible amenaza de una infiltración comunista, que busca destruir esos vínculos. Se busca por tanto personas que quieran estar activos a favor de sus semejantes y del bien común, pero sin participar de una ideología materialista, tomando nota de la experiencia que vivió Alemania cuando ante la pasividad de la ciudadanía se extendió el dominio de una ideología totalitaria como el nazismo.

You Can Change the World tiene un tono positivo, explícitamente contrario a la pretensión de ir a la caza de personas a las que se considera que obran el mal

Como podremos comprobar de manera más amplia con el visionado del documental, se trata de un mensaje muy distinto al de My Son John, aunque coincida en su pretensión de denunciar al comunismo. You Can Change the World tiene un tono positivo, explícitamente contrario a la pretensión de ir a la caza de personas a las que se considera que obran el mal. Se trataría de vencer el mal con sobreabundancia de bien. Mitigar la influencia de quienes buscan una sociedad desvinculada con Dios y con la comunidad por medio de alentar a ocupar espacios de responsabilidad para las personas que quieran trabajar con esos ideales.

Frente a ello, podemos anticipar que My Son John muestra el enfrentamiento que llega a producirse en una familia ante la sospecha de que un hijo sea comunista. La capacidad que tenía el P. O´Malley de recomponer familias enfrentadas apelando a la categoría superadora del amor aquí parece haber desaparecido. Es una mutua obsesión por imponerse a través de un poder intransigente lo que está bien y lo que está mal la que hace que los miembros de la familia sucumban ante la confrontación. En lugar de confiar en sus propios recursos para resolver sus diferencias se entregan a otros colectivos. John se hace miembro del partido comunista. Su madre acepta colaborar con el FBI para acabar con esta actividad de su hijo. La araña totalitaria ha extendido sus redes en el seno de las relaciones familiares. De hecho, en el resto de la producción de McCarey no vuelve a ver ni rastro de familias así. No es su mensaje. En lo que él siempre ha creído es en la capacidad de las personas de crear sus propios mundos resistentes a partir de la lógica del amor.

 

4. EL TEXTO FILOSÓFICO FÍLMICO DE YOU CAN CHANGE THE WORLD: EL PUNTO DE PARTIDA Y LA PRESENTACIÓN DEL PADRE KELLER DEL CHRISTOPHER APPROACH

El texto filosófico-fílmico de You Can Change the World (i): La idea de este movimiento es enriquecer más gente noble y sencilla cuyas carreras pueden afectar al destino de este país, en los campos de la enseñanza, el gobierno, las letras, el trabajo empresarial, el servicio social o las bibliotecas

Vamos a precisarlo narrando el texto filosófico-fílmico el documental, de una manera muy sucinta. El dibujo que hay tras los títulos de crédito muestra la silueta de un hombre frente a la inmensidad del mundo. Pero la persona no queda en una insignificancia. Aún en su pequeñez es alguien. El mundo puede contar con él.

Luego vemos al mayordomo, en casa de Jack Benny, que está haciendo las invitaciones para la velada, fijada después de la cena. Las llamadas que se recogen son para Loretta Young y para Irene Dunne. Hemos pasado de ese gran mundo, a un pequeño mundo de un hogar. Pero en él cabe actividad e iniciativa.

Cambio de escena. Vemos a Paul Douglas ofreciendo tabaco a William Holden, Irene Dunne, Loretta Young y Ann Blyth. Aparece Jack Benny, quien explica el sentido de la reunión: quiere que conozcan al P. Keller, que viene precisamente a hablar de hacer una película, ahora que todo el mundo en Hollywood quiere hacer una. Pero este amigo resulta que tienen una idea muy buena para hacer una. Es la cabeza de los Christophers. La idea de este movimiento es enriquecer más gente noble y sencilla cuyas carreras pueden afectar al destino de este país, en los campos de la enseñanza, el gobierno, las letras, el trabajo empresarial, el servicio social o las bibliotecas.

El texto filosófico-fílmico de You Can Change the World (ii): P. Keller insiste en que se trata de un glorioso desafío, un tiempo maravilloso para vivir, ya que hay que parar que un puñado de personas pueda cambiar el destino de la historia

Cuando aparece el P. Keller, tras saludar a los invitados insiste en señalar el sentido de hacer una película, o mejor muchas películas, pues entiende que no hay otro medio con el que se pueden alcanzar millones de personas.

Ann Blyth plantea la pega de que no es fácil para la gente joven conseguir algún empleo en estos días. El P. Keller contesta de modo significativo que ya que es difícil conseguir un trabajo lo que hay que proponer es conseguir uno en el que se vea que se está haciendo algo con un propósito. Un asunto que va más allá de estar a gusto (silbar en el trabajo) sino de trabajar la paz en el mundo.

William Holden plantea ante esta respuesta que el asunto planteado así, parece de vida o muerte. El P. Keller contesta que siente que es así, porque Estados Unidos es el mayor país del mundo, el único que ha quedado intacto tras la Segunda Guerra Mundial y que ejerce liderazgo sobre los demás. Loretta Young reacciona señalando que se trata de un pensamiento que asusta. El P. Keller insiste en que se trata de un glorioso desafío, un tiempo maravilloso para vivir, ya que hay que parar que un puñado de personas pueda cambiar el destino de la historia. Ante la objeción de Irene Dunne señala que no son más de un 1% los que están haciendo que se estropee el mundo porque ellos están en los campos que cuentan.

 

5. EL TEXTO FILOSÓFICO FÍLMICO DE YOU CAN CHANGE THE WORLD: LA CENTRALIDAD DEL DISCURSO DEL P. KELLER SE ENCUNTRA EN LA VERDAD BÁSICA EN LA QUE ESTADOS UNIDOS COMO NACIÓN ESTÁ CIMENTADO

El texto filosófico-fílmico de You Can Change the World (iii): la verdad básica en la que la nación de Estados Unidos está cimentada: que todo ser humano es hijo de Dios, que recibe sus derechos de Dios, que el propósito del Estado es proteger esos derechos dados por Dios

El sacerdote señala que lo que tienen en común todas estas personas es que odian la verdad básica en la que la nación de Estados Unidos está cimentada: que todo ser humano es hijo de Dios, que recibe sus derechos de Dios, que el propósito del Estado es proteger esos derechos dados por Dios. Y por eso entran en todos los campos en los que pueden eliminar esa verdad.

William Holden sintetiza que el propósito del Movimiento Christopher es despertar suficientes personas en esos campos y trabajar para construir donde ellos trabajan por destruir. El P. Keller se lo confirma y se muestra realmente convencido de que se puede buscar suficiente gente que se verá encendida por el amor de Dios y a su país, de modo que entrarán alegremente en esos campos vitales y a trabajar duro para mantener allí esa verdad básica en la que el país está fundado.

Pasa entonces a aludir a una de las fuentes principales que mueve su convicción, la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Subraya que no cree que la gente se dé cuenta de la conexión íntima que los padres fundadores de Estados Unidos explícitamente establecieron entre Dios y el país. Una vez y otra enfatizaron que esa era la piedra angular de la libertad es que depende de Dios.

El texto filosófico-fílmico de You Can Change the World (iv): “tomar entre las naciones de la tierra el puesto separado e igual a que las leyes de la naturaleza y el Dios de esa naturaleza le dan derecho”

Actor de You can change the world
El actor Paul Douglas colabora activamente con el P. Keller en You Can Change the World al citar de memoria pasajes de la Declaración de Independencia de Estados Unidos. Imagen 4

Paul Douglas recita ese primer párrafo de la Declaración de Independencia:

Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los vínculos políticos que lo han ligado a otro y tomar entre las naciones de la tierra el puesto separado e igual a que las leyes de la naturaleza y el Dios de esa naturaleza le dan derecho, un justo respeto al juicio de la humanidad exige que declare las causas que lo impulsan a la separación.

Con humor señala que se lo aprendió gracias a que cuando lo castigaba una profesora a quedarse más tiempo en la escuela le obligaba a copiarlo en la pizarra.

El P. Keller enseña a todo estos profesionales de Hollywood un facsímil del documento original de la Declaración. Insiste en que el texto establece muy explícitamente que la ley fluye de Dios, y que a continuación hay una frase con una referencia de nuevo a Dios. De nuevo Paul Douglas la recita de memoria:

Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables.

El texto filosófico-fílmico de You Can Change the World (v): “los Representantes de los Estados Unidos de América, convocados en Congreso General, apelando al Juez Supremo del mundo por la rectitud de nuestras intenciones… ”.

El P. Keller hace un apunte histórico muy significativo sobre esta segunda referencia a Dios. No estaba en absoluto en la primera redacción. La primera versión, y señala su copia, decía:

todos los hombres son creados iguales y desde esa igual creación derivan ciertos derechos inalienables.

Pero ellos quieren enfatizar ese punto todavía más. Y se puede ver donde Jefferson tachó la frase desde

la igual creación de la que derivan ciertos derechos inalienables” y escribió “son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables.

Y añade que en el primer Congreso se reforzó todavía más ese elemento, como se lee en el último párrafo, que Paul Douglas es el encargado de citar de nuevo:

los Representantes de los Estados Unidos de América, convocados en Congreso General, apelando al Juez Supremo del mundo por la rectitud de nuestras intenciones… .

Y de nuevo el P. Keller hace que Paul recite la última línea:

Y en apoyo de esta Declaración, con absoluta confianza en la protección de la Divina Providencia.

William Holden observa que quienes se oponen a estas verdades en realidad están arrancando el corazón de la Declaración.

El texto filosófico-fílmico de You Can Change the World (vi): “la sublime verdad de que el hombre es hecho a imagen y semejanza de Dios, que él tiene un destino eterno»

El P. Keller añade que quieren hacer mucho más que esto. Quieren destruir precisamente la búsqueda de la Felicidad, la razón completa para ser, la alegría de vivir que vienen de XX siglos de cristianismo y de los tres mil años en los que los judíos han custodiado la sublime verdad de que el hombre es hecho a imagen y semejanza de Dios, que él tiene un destino eterno”.

A partir de esta verdad el P. Keller demuestra la coincidencia entre Adolf Hitler y Karl Marx a la hora de oponerse a esa verdad. Hitler señalaba que a la doctrina cristiana del infinito significado del alma humana individual oponía con claridad la salvadora doctrina de la nada y la insignificancia del ser humano. Algo, que,  como vimos en la contribución anterior, pronto denunció Max Picard  (1946; 1947ª; 1947b; 2024) que corría el riesgo de ir extendiéndose por nuestro mundo.

El sacerdote católico añade que Karl Marx lo expuso de un modo ligeramente diferente, aludiendo a que el concepto democrático de hombre es falso porque es cristiano, y sostienen que cada hombre es un ser soberano. Este es, para Marx, el sueño ilusorio y el postulado del cristianismo.

Ann Blyth sintetiza que su postura es la de que el hombre es una criatura de Dios responsable ante Él, mientras que esa postura destructiva sostiene que el hombre no es nadie. El fundador de los Christopher remacha señalando que para ellos no es más que un puñado de reacciones químicas, y que no quieren que los hombres sepan su sagrado valor. Por eso buscan entrar en todos los campos de la cultura para eliminar cada huella de la dignidad del hombre de la faz de la tierra.

 

6. EL TEXTO FILOSÓFICO FÍLMICO DE YOU CAN CHANGE THE WORLD: LA ACTITUD POSITIVA FRENTE A LA TENTACIÓN DE ACTUAR DE UN MODO REACCIONARIO

El texto filosófico-fílmico de You Can Change the World (vii): objetivo no es negativo, sino el de poner buenas personas, conseguir buenos ciudadanos que hagan la parte de su trabajo para salvar su país y el mundo. Así el enfoque acentúa lo afirmativo

En ese punto William Holden plantea uno de los aspectos cruciales para entender la postura que McCarey expone en You Can Change the World. Pregunta si es correcto considerar que los Christopher son un movimiento anticomunista. Ante ello Jerome Keller sostienen que el objetivo no es negativo, sino el de poner buenas personas, conseguir buenos ciudadanos que hagan la parte de su trabajo para salvar su país y el mundo. Así el enfoque acentúa lo afirmativo. Es mucho más importante buscar que entre buena gente, que estar demasiado preocupado en buscar gente mala para quitarla. Con ello está rechazando una actitud reaccionaria.

Ese enfoque sobre el valor de la tolerancia es fundamental en McCarey, para quien la rigidez y la intransigencia son los peores pecados, como hemos visto a lo largo de su filmografía.  Para el P. Keller lo importante es ser conscientes de que hay que trabajar porque en esos momentos para la mayor parte de los padres de Estados Unidos el objetivo no es que sus hijos trabajen para el bien común —el sector público, el gobierno— lo que hace que esos espacios se ocupen por personas con ideologías totalitarias. Señala que eso fue lo que ocurrió con la Alemania nazi, en este partido fue ocupando los puesto públicos y de educación. Los padres, por tanto, al no animar a sus hijos en esa dirección, quieren recibir buenos servicios, pero no implicarse en ellos.

Todo el mundo quiere comer, pero nadie quiere cocinar.

Los nazis no fueron fuertes al principio, pero invadieron todos esos campos vitales. El sacerdote interpela:

nosotros estamos por Dios o contra Dios. Si es esto último lo pagaremos con el castigo pronto.

El texto filosófico-fílmico de You Can Change the World (viii): “Aquellos que no están gobernados por Dios están guiados por tiranos”

La sentencia de William Penn: “Aquellos que no están gobernados por Dios están guiados por tiranos”., citada por Irene Dunne y Paul Douglas en You Can Change the World. Imagen 5

Irene Dunne ilustra lo que el P. Keller ha señalado con uno de los filósofos de la libertad religiosa en la cultura americana, William Penn (1644-1718). Pero Paul Douglas se le adelanta para reproducir la sentencia de este filosofo:

Aquellos que no están gobernados por Dios están guiados por tiranos.

Ella le hace un gesto cariñoso de reproche.

El planteamiento de los Christopher es esperanzado. Piensan que algo puede hacerse y pronto, para que pronto se encienda las luces que los enemigos de la verdad del hombre están apagando. Eso lo ha podido corroborar en su viaje reciente, en el que ha encontrado mucha gente dispuesta para cambiar el mundo a mejor.

A continuación pone ejemplos de personas que han decidido dar pasos para obrar activamente el bien. Una joven maestra baptista que el escuchar en enfoque Christopher se implicó para promover comités de chicas jóvenes que desearan entra en educación. La madre de familia que promovió una campaña para que un joven estudiante afroamericano no perdiera su trabajo en una gasolinera, con el que podía mantener a su familia y ahorrar para sus estudios universitarios. La familia granjera de Connecticut que se enteró de una maestra de escuela rusa estaba siendo represaliada y consiguió una cadena de solidaridad que llegó hasta ella, lo que le conmovió al comprobar que alguien en América estaba luchando por ella.

El texto filosófico-fílmico de You Can Change the World (ix): Por todo el país hay personas bastante sencillas y suficientemente inteligentes para saber que si no pertenecen a la familia humana no pertenecen a nada. “Si no te levantas por algo, te caerás por algo”

Todos estos ejemplos, de personas humildes, ponen el acento en lo que las personas pequeñas pueden hacer. El P. Keller muestra su convicción de que Dios bendecirá a cualquier viejo loco que busque hacer el bien, y que no bendecirá al más listo de los listos de diga que nada puede hacerse. E insiste en que los padres fundadores de Estados Unidos dejaron un maravilloso modelo, una herencia que cada uno debería apreciar. Todo el mundo puede hacer algo para cambiar el mundo a mejor.

La reacción unánime de todos los artistas es unánime. Loretta Young la sintetiza con la idea de que por todo el país hay personas bastante sencillas y suficientemente inteligentes para saber que si no pertenecen a la familia humana no pertenecen a nada.

Si no te levantas por algo, te caerás por algo.

A continuación Eddie Rochester anuncia a una pareja de compositores de canciones que piensan que escribieron una canción que el P. Keller puede usar. Son Johnny Burke y Jimmy Van Heusen. Recuerda que escribieron la canción Swinging on a Star, una de las que interpretó Bing Crosby en Going My Way (1944). Entran y saludan al P. Keller. Rochester sigue anunciando a un amigo que le gustaría cantar si consigue un tono adecuado. Dice que no ha captado su apellido, pero que su nombre es Bing. Se trata de una broma y cuando entra Bing Crosby le saluda con afecto.

 

7. EL TEXTO FILOSÓFICO FÍLMICO DE YOU CAN CHANGE THE WORLD: LAS NOTAS DE MÚSICA DE BING CROSBY Y DE HUMOR DE BOB HOPE

El texto filosófico-fílmico de You Can Change the World (x): “El sueño que estoy construyendo es la América de los primeros tiempos; Algo que nunca pasará de moda; Te hace sentir que vale la pena vivir la vida; Como debieron sentir ellos al principio”

Jack Benny introduce a Bing Crosby en lo que han venido tratando, especialmente en lo que fueran las intenciones de los padres fundadores para Estados Unidos de América. Bing contesta que esa ha sido la inspiración para la canción que Johnny Burke y Jimmy Van Heusen han compuesto, y que espera que le ajustes al P. Keller. Con Jimmy van Hausen al piano comienza a cantarla.

The dream I’m bulding is early American,

Something that won´t go out of style,

It makes you feel that life´s worth living

The way they must have fell that first.

Thanksgiving you sure get sold on that Early American

After you look around a while.

So I’m building a dream  for someone who likes early american,

The deam I´m building is earth early American,

Somethig that won´t go out of style.

It Makes you feel that lifés worth living,

The way they must have fell that first.

Thanksgiving you sure get sold on that Early American

After you look around a while.

So I’m building a dream  for someone who likes early american.[15]

Acabada la canción, Bing Crosby señala que cree que funciona, Jack Benny señala que es maravillosa y el P. Keller le da su bendición.

El texto filosófico-fílmico de You Can Change the World (x): “¿Cómo puedo explicarlo a ustedes? Jack Benny lo está pagando”. Y se produce un silencio total. Bob Hope le dice al sacerdote: “Padre veo un milagro, deben ser fans de la radio”

Bing Crosby (i) y Bob Hope (d) enriquecen con su música y su humor You Can Change the World. Imagen 6

Terminada esa parte solemne, McCarey introduce un interludio cómico con la figura de Bob Hope. Rochester aparece con un telegrama para el P. Keller en el que el cómico pide que le llame por teléfono. Jack Benny le ofrece el suyo, pensando que Bob Hope está en Hollywood. Pero cuando Rochester le hace ver que viene de Houston, Texas casi le da un ataque. Su personaje de la radio tenía fama de tacaño. Sugiere al P. Keller que le envíe una carta. Cuando el sacerdote se muestra firme para llamarle y le ofrece pagar la llamada, Jack Benny señala que estaba bromeando, que él no es como el personaje que interpreta en la radio… aunque su gesto de preocupación no lo deja en absoluto claro.

Cuando consigue hablar con Bob Hope, se le ve en un plano inserto vestido de vaquero. El mugido del ganado al otro lado de la ventana apenas le deja oír. Nuevo gag. Pide a las reses que se callen diciendo:

¿Cómo puedo explicarlo a ustedes? Jack Benny lo está pagando.

Y se produce un silencio total. Bobe Hope le dice al sacerdote:

Padre veo un milagro, deben ser fans de la radio.

Bob Hope se disculpa a continuación y señala su apoyo a la idea de los Christophers de conseguir que la gente regrese a la idea que da base a la Declaración de Independencia, y Hope añade que también a la Constitución y a la Carta de los Derechos. Le manifiesta al P. Keller que muchos amigos en Texas se sumarían a esa iniciativa, Y se citan para verse pronto.

 

8. EL TEXTO FILOSÓFICO FÍLMICO DE YOU CAN CHANGE THE WORLD: EL DISCURSO DE LINCOLN PARA INTRODUCIR LA NO DISCRIMINACIÓN RACIAL

El texto filosófico-fílmico de You Can Change the World (xi): El complemento del presidente Lincoln a la Declaración de Independencia

Tras este breve episodio ligero, propio de los personajes de Bob Hope, las despedidas son ocasión para que el P. Keller ponga un colofón al cortometraje con una cita de un discurso del Presidente Lincoln. Jack Benny le agradece la oportunidad de apoyar una iniciativa tan importante, y lo que se le ha quedado más grabado es la parte de la Declaración de Independencia. El P. Keller le ofrece la lectura del mencionado discurso, cuya copia le regala, del que destaca la belleza de la escritura. Jack Benny, en un plano con Rochester y el P. Keller, lo lee con especial entonación. A nadie se le debe escapar que la figura de Lincoln supuso una culminación de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y de la Declaración de los Derechos del Buen Pueblo de Virginia de 1776: corrigió con la abolición de la esclavitud una carencia de esos primigenios textos jurídicos de Estados Unidos.

El texto filosófico-fílmico de You Can Change the World (xii): “No destruyan este emblema inmortal de la humanidad que es la Declaración de Independencia”

El discurso reza como sigue:

La alusión al discurso de Lincoln necesaria para unir la Declaración de Independencia con la abolición de la esclavitud. Imagen 7

1858. Esta era su comprensión suave, sabia y noble de la justicia del Creador hacia sus criaturas, hacia toda la gran familia, en su creencia ilustrada de que nada creado a imagen y semejanza divina había sido enviado al mundo para ser pisoteado, degradado e impregnado por sus semejantes.

Ahora, mi país, si te han enseñado doctrinas que entran en conflicto con el gran hito de la Declaración de Independencia, si has escuchado sugerencias que le restarían grandeza y mutilarían la simetría de sus proporciones, si te has inclinado a creer que no todos los hombres son creados iguales en esos derechos inalienables enumerados en nuestra Carta de Libertad, te ruego que regreses, regresen a las fuentes cuyas aguas brotan de la sangre de la Revolución, no piensen en nada, no se preocupen por el destino político de ningún hombre, sino que regresen a las verdades que se encuentran en la Declaración de Independencia. No destruyan este emblema inmortal de la humanidad que es la Declaración de Independencia.

El P. Keller sale tras bendecir a Jack Benny y a Rochester, que intercambian un gesto de mutua sintonía.

 

9. VALORACIÓN DE YOU CAN CHANGE THE WORLD (1950) CON RESPECTO A MY SON JOHN (1952): LOS ASPECTOS DIFERENCIALES QUE APORTA A SU LECTURA ATENTA

Valoración de You Can Change the World (1950) con respecto a My Son John (1952) (i): el humor, la música y la diferente presencia de los sacerdotes

La presentación del texto filosófico fílmico de You Can Change the World aporta una serie de elementos que sirven de contrapunto a My Son John. No dudamos acerca de que ambas muestran la preocupación de McCarey ante la penetración del comunismo. Pero acudiendo a lo que muestran en la pantalla son distintas.

a) En primer lugar, el tono de My Son John es, como señala Tag Gallagher en sus reflexiones sobre la película (Gallagher, 1998), dominantemente sombrío. El humor es escaso. No hay música. En cambio, en You Can Change the World el tono es festivo desde el primer momento. Entre las personalidades de Hollywood invitadas hay un ambiente alegre. Y las aportaciones específicas de Bing Crosby y Bob hope certifican respectivamente la presencia de la música y del humor.

b) La presencia del P. Keller, un sacerdote real, en You Can Change the World, es muy diferente de la caracterización del personaje del P. O’Dowd (Frank McHugh) en My Son John. Este último comparte nombre con el amigo del P. O’Malley en Going My Way (1944), pero no prolonga su alegría y vitalidad, ni su influencia en la pantalla. Es más bien un personaje gris que apenas guía a la familia Jefferson, y más bien está al servicio del orden establecido (lleva a los hijos menores a su partida con el ejército). En cambio el P. Keller busca explícitamente ejercer un liderazgo positivo que reactive las mejores energías morales de las actrices y actores de Hollywood.

Valoración de You Can Change the World (1950) con respecto a My Son John (1952) (ii): pasividad o iniciativa, religiosidad exterior o relación con Dios

c) En relación con este liderazgo del sacerdote se encuentra la siguiente diferencia. Los Jefferson en My Son John aparecen como víctimas de la guerra fría, cuyas vidas se ven alteradas por ellas, sin que encuentren ningún camino de resistencia o iniciativa. Se trata de una familia que pierde protagonismo ante el auge el auge de un totalitarismo amenazante y de un anti-totalitarismo que emplea sus mismos métodos. En cambio You Can Change the World es en su completa concepción un canto a la iniciativa, a que algo se puede y se debe hacer, a no renunciar en absoluto a la participación ciudadana.

d) En My Son John se tiene presente la religión, y su emblema en la Biblia, pero se habla poco de su contenido, de la relación con Dios. Más bien se trata de una acción social que identifica a un grupo que la práctica frente a otro que no lo hace. En cambio en You Can Change the World asistimos a que la invitación a amar a Dios y al prójimo es la que debe renovar el tejido social en su sentido de cultivo de la dignidad de la persona como imagen y semejanza de Dios.

Valoración de You Can Change the World (1950) con respecto a My Son John (1952) (iii): la central y expresa referencia a la Declaración de Independencia

Finalmente el rasgo que de una manera más evidente marca una diferencia entre ambas películas es la central y expresa referencia a la Declaración de Independencia de Estados Unidos en You Can Change the World, que no aparece en My Son John. En algunos momentos es leída de manera expresa, enfatizando los pasajes en los que se hace referencia a Dios.

Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los vínculos políticos que lo han ligado a otro y asumir entre las naciones de la tierra la posición separada e igual a que las leyes de la naturaleza y el Dios de esa naturaleza le dan derecho, un justo respeto al juicio de la humanidad exige que declare las causas que lo impulsan a la separación.

(…)

Por lo tanto, nosotros, los representantes de los Estados Unidos de América, reunidos en congreso general, apelando al Supremo Juez del mundo por la rectitud de nuestras intenciones…

Valoración de You Can Change the World (1950) con respecto a My Son John (1952) (iv): síntesis provisional

Lo que You Can Change the World aporta a la lectura de My Son John podemos sintetizarlo del siguiente modo. Es en el documental donde se vierten las ideas de McCarey que coinciden con el planteamiento del Christopher Approach. Allí aparece una propuesta de renovar la escritura constitucional americana por medio de la vinculación del amor a Dios y el amor al país tal y como lo hicieron los primeros padres fundadores.

En cambio My Son John reflejará la amenaza que se cierne sobre la nación americana cuando se olvidan esos principios y se busca la defensa de sus principios por medio de acciones que se asemejan aquello mismo que se quiere combatir: el totalitarismo.

 

10.  CONCLUSIÓN: UNA CLARA ADVERTENCIA HACIA LA IMPOSICIÓN DE UN SOLO MODO DE PENSAR A TRAVÉS DEL PODER

Una libertad cuya primera condición es que esté unida a la verdad y el bien, y que requiere por tanto un auténtico esfuerzo educativo

La visión de una sociedad que basa su dignidad y sus derechos en la dignidad que Dios ha otorgado a las personas como hechas a su imagen y semejanza, lejos de introducir códigos uniformes de conducta favorece la libertad. Una libertad cuya primera condición es que esté unida a la verdad y el bien, y que requiere por tanto un auténtico esfuerzo educativo: las personas no viven de modo inexorable su propia libertad. Requieren del ejercicio continuo de su prudencia (Polo, 1997). Pueden avanzar o retroceder. Nadie se libra de esa responsabilidad. Y es un error manifiesto delegarla en manos de los gobiernos.

Precisamente porque el fascismo puede estar resurgiendo en distintos países con nuevos disfraces -simples y superficiales, aunque decididamente inhumanos- apremia a no ser simples y superficiales para detectarlo y denunciarlo.

La periodista Carola Minguet, a la que acudimos con frecuencia para dar actualidad a nuestros estudios sobre el Hollywood clásico, escribió hace unas semanas una lúcida tribuna titulada Tiro al fascista. Allí señalaba.

Aunque la lectura general se ha hecho desde la recurrente tensión entre constitucionalistas y nacionalistas, este episodio da que pensar también sobre la confusión que muchos jóvenes (y no tan jóvenes) tienen sobre la izquierda y la derecha, y no únicamente en Cataluña. Cuando se habla de extremismo, se suele asociar con la derecha, como si no hubiera una extrema izquierda y no fuera igualmente peligrosa.

Por otro lado, el fascismo es un término que no sólo se usa a la ligera, sino que tampoco se emplea bien, pues muchos lo dedican a quien disiente de ciertas ideas progresistas (si no comulgas con ellas, eres un fascista). Conviene tener cuidado con las analogías. Precisamente porque el fascismo puede estar resurgiendo en distintos países con nuevos disfraces -simples y superficiales, aunque decididamente inhumanos- apremia no ser simples y superficiales para detectarlo y denunciarlo. 

En este sentido, la desafortunada actividad invita a pensar en algo preocupante, y es que el paso por la universidad no aclare estas confusiones, de modo que los estudiantes no sean capaces de distinguir las circunstancias históricas o las estructuras políticas en las que se han desarrollado y se desarrollan los totalitarismos, entre otras ideologías nocivas (aunque, ciertamente, esto debiera haberse aclarado ya en etapas educativas previas). Asimismo, lleva a plantear si hay docentes que tampoco alcanzan a ello, o si en las facultades unos y otros encuentran el caldo de cultivo para incubar o extremar posiciones desacertadas. (Minguet, 2025 d).

Ha sucedido y, por consiguiente, puede volver a suceder en cualquier lugar y en cualquier momento

Unas líneas después, la Dra. Minguet concluye profundizando en la interpelación con respecto al estilo de educación que estamos difundiendo, no sólo en España sino en Europa y en el mundo occidental. La advertencia de Primo Levi era la misma que McCarey o Picard venían realizando. El totalitarismo no se vence con posturas que se presenten como antagónicas a él, sino con un verdadero sentido de la dignidad humana y la necesidad de cultivarla.

El melón que cabe abrir entonces es otro, y es el del nivel formativo en España (estos chicos han pasado por secundaria, bachillerato, han aprobado la PAU) pues, cuando se desvanece el conocimiento histórico, se debilita la conciencia moral, y, con ello, la capacidad de identificar las manifestaciones del mal. Como señaló Primo Levi poco antes de morir: “Ha sucedido y, por consiguiente, puede volver a suceder en cualquier lugar y en cualquier momento”. 

Ahora bien, pese a las aristas señaladas, y otras a las que podría sacarse punta, es probable que ‘Tiro al fascista’ se trate, sencillamente, de una broma que le ha apetecido gastar a unos niños (¿superficiales?, ¿necios?, ¿prepotentes?… no encuentro un calificativo ajustado). Niños que, biológica y biográficamente son adultos, pero sin la capacidad de vivir en una sociedad adulta porque no tienen discernimiento. Y no recae en ellos la responsabilidad entera de su situación, ni mucho menos. Aquí está, a mi juicio, el gran melón. El que no se quiere abrir. ¿Quizás porque nos salpica a todos? (Ibidem).

 

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NOTAS

[1] Cfr. Daney & Noames, 1965:18.

[2] Cfr. Gehring, 2005.

[3] Cfr. Poague, 1980.

[4] Cfr. Marías, 2023.

[5] Cfr. McKeever, 2000.

[6] Cfr. las nueve contribuciones dedicadas a Going My Way (Siguiendo mi camino, 1944) en esta misma web, https://proyectoscio.ucv.es/filosofia-y-cine/, (1ª) “La milagrosa riqueza moral de Going My Way (Siguiendo mi camino, 1944) como compendio del personalismo fílmico de Leo McCarey”; (2ª) “La trasformación de los personajes por la relación humana como eje vertebrador de la filmografía de McCarey en Going My Way (Siguiendo mi camino, 1944)”; (3ª) “La educación en la esperanza en Going My Way (Siguiendo mi camino,1944) de Leo McCarey”; (4ª) “La reconstrucción desde la humildad en Going My Way (1944) de Leo McCarey”; (5ª)“Los lenguajes del encuentro en Going My Way (1944) de Leo McCarey”; (6ª)“Volver a casa: Nihilismo y resistencia en la visión educativa del P. O’Malley en Going My Way (1944) de Leo McCarey”; (7ª) “Amparo, aceptación y acogida como proceder del P. O’Malley en Going My Way (Siguiendo mi camino, 1944) de Leo McCarey”; (8ª) “La educación de los sentimientos y del sentido del matrimonio en Going My Way (Siguiendo mi camino, 1944) de Leo McCarey”; (9ª) “La fecundidad del trato desde el corazón como conclusión de Going My Way (Siguiendo mi camino, 1944) de Leo McCarey”. 

Asimismo  las cinco dedicadas a The Bells of St. Mary´s (“The Bells of St. Mary’s (Las campanas de Santa María,1945) como secuela de Going My Way (Siguiendo mi camino, 1944) ambas de Leo McCarey”; “La alegría de ser en The Bells of St. Mary’s (Las campanas de Santa María, 1945) de Leo McCarey”; “La transformación hacia la gratuidad desde la inocencia en The Bells of St. Mary’s (Las campanas de Santa María, 1945) de Leo McCarey”; “Misterio de la familia, humildad, fragilidad y perseverancia en el bien en The Bells of St. Mary’s (Las campanas de Santa María, 1945) de Leo McCarey”; “Los dones recibidos y las renuncias aceptadas en The Bells of St. Mary’s (Las campanas de Santa María, 1945) de Leo McCarey”; “Las victorias sobre las tribulaciones en el final de The Bells of St. Mary’s (Las campanas de Santa María, 1945) de Leo McCarey”.

[7] Cfr. la adecuada apreciación de Malcom Turvey en Can Scientific Models of Theorizing Help Film Theory (Watenberg & Curran, 2007, págs. 21-37).

[8] Que comenzaron con “Mundo destruido y mundo indestructible en My Son John (Mi hijo John, 1952) de Leo McCarey”, https://proyectoscio.ucv.es/filosofia-y-cine/mundo-destruido-y-mundo-indestructible-en-my-son-john-mi-hijo-john-1952-de-leo-mccarey/.

[9] Señala con su magistral escritura Miguel Marías:

Pero ocurre que ni una película es buena porque sus intenciones sean nobles y altruistas, y su autor sea generoso y progresista, o vote lo mismo que nosotros, ni es forzosamente mala porque no compartamos sus ideas o su visión del mundo y su interpretación de la historia o de un determinado acontecimiento, ni porque la posición política o moral de su autor esté muy alejada de la nuestra actual. (Marías, 2023: 112).

[10] Algo espléndidamente tematizado por Julián Marías:

…se olvida demasiado que la religión es un atributo exclusivo de la vida personal. Bastaría esto para reconocer el carácter único del hombre, radicalmente distinto de toda otra realidad conocida. Es asombroso hasta qué punto gran parte de lo que se llama ciencia o pensamiento pasa por alto las máximas evidencias. El sentido de toda religión, el hecho de la posible religiosidad está ligado a la condición de personas, fuera de la cual ni siquiera es concebible (Marías, 2005: 119).

[11] Cfr. las contribuciones dedicadas a esta película en esta misma web, https://proyectoscio.ucv.es/leo-mccarey/: “Good Sam (El buen Sam, 1948) de Leo McCarey, leída desde la primacía de la obligación sobre el derecho en Simone Weil”; “El paralelismo de Good Sam (El buen Sam, 1948) de Leo McCarey, con El idiota de Fiodor Dostoievski”; “La economía y la generosidad ante la vida en Good Sam (El buen Sam, 1948) de Leo McCarey”; “Emmanuel Mounier y la contraposición entre generosidad y avaricia en Good Sam (1948) de Leo McCarey”; “La tesis de la amistad fraternal según Jacques Maritain y la capacidad de afrontar las renuncias cotidianas en Good Sam (1948) de Leo McCarey”; “La oposición y resistencia frente al materialismo extendido por el nazismo en Max Picard como trasfondo de Good Sam (1948) de Leo McCarey”; “Las pruebas por las que han de pasar Lu (Ann Sheridan) y Sam Clayton (Gary Cooper) en Good Sam (1948) de Leo McCarey (i): pedir perdón, sufrir un asalto, que se le niegue el préstamo, que pueda perder la propia casa”: “Las pruebas por las que han de pasar Lu (Ann Sheridan) y Sam Clayton (Gary Cooper) en Good Sam (1948) de Leo McCarey (y II): la mutua pérdida y el reencuentro”.

[12]  “Good Sam (El buen Sam, 1948) de Leo McCarey, leída desde la primacía de la obligación sobre el derecho en Simone Weil”, https://proyectoscio.ucv.es/filosofia-y-cine/personalismo/good-sam-el-buen-sam-1948-de-leo-mccarey-leida-desde-la-primacia-de-la-obligacion-sobre-el-derecho-en-simone-weil/.

[13] Cfr. el apartado 1. ¿UNA CONTINUACIÓN DEL DÍPTICO GOING MY WAY / THE BELLS OF ST.MARY´S? de  “La economía y la generosidad ante la vida en Good Sam (El buen Sam, 1948) de Leo McCarey”, https://proyectoscio.ucv.es/filosofia-y-cine/personalismo/good-sam-el-buen-sam-1948-de-leo-mccarey-leida-desde-la-primacia-de-la-obligacion-sobre-el-derecho-en-simone-weil/.

[14] De todos ellos el que parece más completo es éste: https://es.video.search.yahoo.com/yhs/search;_ylt=AwrkPdrNgERo2JAchBS_.wt.;_ylu=Y29sbwMEcG9zAzEEdnRpZAMEc2VjA3BpdnM-?p=Leo+McCarey+You+Can+Change+the+world&type=fc_A69BE08F2A5_s69_g_e_d_n3002_c999&param1=7&param2=eJwtjstugzAURH%2FFy0Syzb0YGxOviFI%2BoOqq1l1Q4hKLp4CIql9fUUWzGWnOSKeNd%2B%2Fo%2FYYAGsF4TqN3pABSz%2BmYPKfGOyqKwnOKs3dkrUQrjcQcPac2TN5RWD2nZ%2B0dDdNv7Ps60RLYaY%2FjfdpXNm4MQYJjexxN5tiPyc6snuc%2B7OGri1uiVS6VYafusQ09Z33sAmtD001n1jyWaQgJKiPhCFvr73qJr8shtcaX6HMNy3%2FPsCqUtiDQlpVArEBcITWiQP1mbnl5LY0%2B%2BOaAU0i1gEyg%2BkjxovQl01IZ%2B%2FkHpwRRPQ%3D%3D&hsimp=yhs-5178&hspart=fc&ei=UTF-8&fr=yhs-fc-5178#id=4&vid=9f29a7ea99987bca4dc9aa706d0a66dd&action=view

[15] Traducción:

El sueño que estoy construyendo es la América de los primeros tiempos,

Algo que nunca pasará de moda,

Te hace sentir que vale la pena vivir la vida

Como debieron sentir ellos al principio.

En Acción de Gracias seguro que te convences de esa América de los primeros tiempos

Después de echar un vistazo .

 

Así que estoy construyendo un sueño para alguien a quien le gusta la América de los primeros tiempos,

El sueño que estoy construyendo es la América de los primeros tiempos,

algo que nunca pasará de moda.

Te hace sentir que vale la pena vivir la vida,

tal y como debieron sentir ellos la primera vez.

En Acción de Gracias seguro que te convence esa América de los primeros tiempos

después de echar un vistazo.

Así que estoy construyendo un sueño para alguien a quien le gusta la América de los primeros tiempos,

 

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Licenciado en Derecho y en Filosofía y Ciencias de la Educación. Doctor en Derecho con una tesis sobre el paradigma del iusnaturalismo tomista en su génesis histórica y en la actualidad. Autor de diversos artículos y publicaciones sobre derechos humanos y de la familia, así como sobre temas de biojurídica. En los últimos años ha intensificado su investigación sobre los directores del Hollywood clásico, teniendo como referencia la obra de Stanley Cavell. Ha publicado estudios sobre Georges Stevens, Henry Koster, Mitchell Leisen, Leo McCarey y Frank Capra.

Profesor de la Facultad de Filosofía y director del Máster Universitario en Marketing Político y y Comunicación Institucional de la UCV, premiado como Programa de Educación Política del Año en el certamen Napolitan Victory Awards de Washington Estados Unidos.

Catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la UCV "San Vicente Mártir".
Autor, entre otras obras, de "Los Nuevos Redentores" (Anthropos, 1987), "Tecnología y futuro humano" (Anthropos, 1990), "La violencia y sus claves" (Ariel Quintaesencia, 2013), Bancarrota moral (Sello, 2015) y "Técnica y Ser humano" (Centro Lombardo, México, 2017).

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