Las victorias sobre las tribulaciones en el final de The Bells of St. Mary’s (Las campanas de Santa María, 1945) de Leo McCarey
Resumen:
En esta sexta y última contribución dedicada a The Bells of St. Mary´s (Las campanas de Santa María, 1945) abordamos en primer lugar cómo McCarey presenta las victorias de las personas sobre sus tribulaciones pequeñas en comparación con una conflagración mundial. Para profundizar sobre el cine como espacio de creación y muestra de la paz se sigue la obra del director alemán Wim Wenders (n. 1945) y de la filósofa y también cineasta australiana de origen griego Mary Zournazi, Inventing Peace: A Dialogue on Perception.
En el segundo apartado, profundizamos en que la obra de McCarey, especialmente en el díptico que forman Going My Way y The Bells of St. Mary´s, se emparente con lo que Wenders y Zournazi consideran que es un cine para la paz, que no se superpone a la realidad humana por ella misma negativa, sino que, al contrario, se fundamenta en la verdadera condición humana, en su vocación original.
En el tercer apartado comenzamos con el texto filosófico-fílmico y acometemos un momento de tribulación para los personajes protagonistas. Se trata de cuando el P. O’Malley tiene que comunicar a la hermana Mary Benedict que va a ser traslada de comunidad, sin poder aludir a que es por motivo de salud. Eso genera un sentimiento de contradicción entre ambos al dejar abierto que pudiera ser una represalia del párroco por sus frecuentes desavenencia con la superiora, cuando en modo alguno es así.
En el cuarto apartado continuamos con el texto filosófico-fílmico y asistimos a la victoria sobre uno de los motivos de tribulación. Vemos cómo el suspenso de una alumna, que había hecho sufrir a los protagonistas por sus criterios educativos discrepantes, en realidad era una estrategia de la joven para escapar de la realidad de su familia dividida. La reunificación de esta comunidad familiar supondrá la oportunidad de esclarecer los malentendidos y de vencer sobre ellos.
En el quinto apartado, más breve, asistimos al acto de graduación el que se delimitan las claves que caracterizan la escuela de St. Mary´s y por ende la propia propuesta de McCarey con el film: la economía del don, la caridad y la disponibilidad que crea esperanza.
En el sexto apartado, concluimos el texto filosófico-fílmico con el relato de la victoria sobre el enfrentamiento en la relación entre el P. O’Malley y la hermana Mary Benedict, por medio de confesar la verdad. La enfermedad de ella es incomparablemente menos dolorosa que tener que asumir que haya podido ser represaliada por sus ideas por parte del párroco.
En la conclusión hacemos un paralelismo entre McCarey y Dostoievski que nos ayuda a entender mejor la pretensión del director irlandés. La verdad es el bien pensado por la razón humana; la belleza es ese mismo bien y esa misma verdad encarnada en una forma de vida concreta. Su encarnación plena y definitiva en todo es el final y el fin; por eso Dostoievski afirmaba que la belleza salvaría el mundo.
Palabras clave:
Sentimientos, tribulación, paz, economía moral, Gabriel Marcel, Vladímir Soloviov.
Abstract:
In this sixth and last contribution dedicated to The Bells of St. Mary’s (1945), we first address how McCarey presents the victories of people over their small tribulations in comparison to a world conflagration. To further explore film as a space for creating and displaying peace, we follow the work of German director Wim Wenders (b. 1945) and Greek-born Australian philosopher and filmmaker Mary Zournazi, Inventing Peace: A Dialogue on Perception.
In the second section, we explore in depth how McCarey’s work, especially the diptych formed by Going My Way and The Bells of St. Mary’s, is related to what Wenders and Zournazi consider to be a cinema for peace, which does not superimpose itself on human reality as negative, but, on the contrary, is based on the true human condition, on its original vocation.
In the third section, we begin with the philosophical-filmic text, and we undertake a moment of tribulation for the main characters. It is when Father O’Malley has to inform Sister Mary Benedict that he is going to be transferred to another community, without being able to allude to the fact that it is for health reasons. This generates a feeling of contradiction between the two, leaving open the possibility that it could be a reprisal from the parish priest for his frequent disagreements with the superior, when in no way is this the case.
In the fourth section we continue with the philosophical-philmic text and witness the victory over one of the motives of tribulation. We see how the failure of a pupil, who had made the protagonists suffer because of her dissenting educational criteria, was in fact a strategy of the young girl to escape from the reality of her divided family. The reunification of this family community will be the opportunity to clarify the misunderstandings and to overcome them.
In the fifth section, which is shorter, we attend the graduation ceremony in which the keys that characterize the school of St. Mary’s and therefore McCarey’s own proposal with the film are delimited: the economy of gift, charity and availability that creates hope.
In the sixth section, we conclude the philosophical-filmic text with the account of the victory over the confrontation in the relationship between Fr. O’Malley and Sister Mary Benedict, through confessing the truth. Her illness is incomparably less painful than having to come to terms with the fact that she may have been retaliated against for her ideas by the parish priest.
In the conclusion we draw a parallel between McCarey and Dostoevsky that helps us to better understand the Irish director’s pretension. Truth is the good thought by human reason; beauty is that same good and that same truth incarnated in a concrete form of life. Its full and definitive incarnation in everything is the end and the end; that is why Dostoevsky claimed that beauty would save the world.
Keywords:
Feelings, tribulation, peace, moral economy, Gabriel Marcel, Vladimir Solovyov.
1. UN PEQUEÑO DRAMA SOBRE LOS SUFRIMIENTOS DE LAS PERSONAS QUE BUSCAN HACER EL BIEN
McCarey cuenta estas pequeñas historias de la vida de personas que buscan hacer el bien en el contexto de la paz que comienza a respirarse
En esta contribución abordaremos la recta final de The Bells of St. Mary´s. A lo largo de ella se intensifica el contraste entre las tribulaciones que experimentan los personajes y la posibilidad de victoria sobre estas circunstancias. McCarey cuenta estas pequeñas historias de la vida de personas que buscan hacer el bien en el contexto de la paz que comienza a respirarse. Más que su aspecto de personas consagradas, que pudieran estar alejadas de los demás por esta condición, nuestro director quiere mostrarlas como personas cercanas a los demás, que buscan el bien y se desviven por la suerte los otros.
Se trata de modelos que van más allá de su propia confesión religiosa para mostrar una actitud básica del ser humano[1], confirmada por la revelación cristiana[2]: su capacidad de compasión, de hacer por los demás lo que se desea que se haga por uno mismo. Dan el primer paso en esa dirección de la donación personal, tan necesaria para superar la primacía de la confrontación que se da en los tiempos de guerra.
Su figura es un símbolo de paz, al que tanto aspiraban los espectadores de mediados de los cuarenta
Como ya planteábamos en la primera contribución dedicada a The Bells of St. Mary´s hay una estrecha relación entre esta película y la anterior de McCarey y Bing Crosby Going My Way[3]. Ambas conforman un díptico entorno al personaje del P. O’Malley (Bing Crosby). Su figura es un símbolo de paz, al que tanto aspiraban los espectadores de mediados de los cuarenta, cuando se anhelaba más que nada que por fin llegar al final del conflicto bélico.
Lo hemos tratado de diversos modos en el análisis de ambas películas, pero ahora queremos hacer una nueva aproximación. Para ello vamos a seguir la obra del director alemán Wim Wenders (n. 1945) y de la filósofa y también cineasta australiana de origen griego Mary Zournazi, Inventing Peace: A Dialogue on Perception. (Wenders & Zournazi, 2013). Aunque no se menciona la obra de McCarey creemos que su planteamiento ayuda a contextualizar bien su propósito.
Serres explica la necesidad de considerar a los ángeles y sus imágenes a lo largo de la historia como igualmente relevantes para el mundo tecnológico de hoy y sus mensajes
En efecto ambos autores analizan el propósito de la obra del cineasta alemán cuando presenta la figura de los ángeles. Son los protagonistas de dos de sus filmes más celebrados, en Der Himmel über Berlin (Wings of Desire, Cielo sobre Berlín, 1987) así como en In weiter Ferne, so nah! (Faraway, So close. Tan lejos, tan cerca, 1993. Acuden al filósofo francés Michel Serres (1930-2019) para conectar las realidades angélicas con el mundo de las nuevas tecnologías, en el que los mensajes y los medios para difundirlos se han multiplicado exponencialmente. [4]
El filósofo francés Michel Serres en su obra Angels: A Modern Myth contempla las posibilidades de la tecnología y de las nuevas redes de comunicación de hoy. Serres explica la necesidad de considerar a los ángeles y sus imágenes a lo largo de la historia como igualmente relevantes para el mundo tecnológico de hoy y sus mensajes. Escribe que hoy los portadores de mensajes son causados por la ciencia de las nuevas tecnologías y de las comunicaciones universales: redes y ciudades mundiales, actividades incesantes que están trazando el mapa de un nuevo mundo de problemas planetarios. Junto a estos sistemas universales han surgido nuevas formas interminables de injusticias, pobreza, guerras y desigualdades. (Wenders & Zournazi, 2013: 6).
Debemos decidir sobre la paz entre nosotros para proteger el mundo, y la paz con el mundo para protegernos a nosotros
Serres se pregunta si estamos ante una nueva leyenda de ángeles, es decir, si estos intercambios y anuncios, redes y vistas, demonios caídos desde la gracia los poderes y los dominios, no son ellos todos de una búsqueda de gracia y redención (Serres 1995a)[5]. Y siguiendo este razonamiento señalan Wenders y Zournazi a continuación.
Nosotros nos planteamos la cuestión de los ángeles, las nuevas anunciaciones de imágenes y la gracia y la misericordia que puede inspirar, en conversaciones y cartas y a lo largo de este libro.
La paz incluye lo que es caótico y también lo que es perdurable. La paz no es por sí misma la resolución de conflictos; es un método o una técnica que emerge del mundo cuando es vivido más verdaderamente, más honestamente, con cuidado, compasión y confianza lo que involucra una curiosidad activa. Como señala Serres: “Debemos decidir sobre la paz entre nosotros para proteger el mundo, y la paz con el mundo para protegernos a nosotros”.[6] O: por expresarlo de otro modo, debemos inventar la paz. (Wenders & Zournazi, 2013: 6-7).
Sin una dimensión espiritual de gracia, humildad y cuidado, la búsqueda de la paz puede no abarcar un verdadero sentido de justicia
¿En qué consiste esa invención de paz? Wenders y Zournazi siguen ahora a Martin Buber (Buber, 2017) para proponer un diálogo que aparece como necesario. Lo es no sólo para abarcar el mundo humano, sino también en relación con la naturaleza.
Inventar la paz implica un diálogo genuino con el mundo y con nosotros mismos de manera que podamos trasformar nuestros modos habituales de mirarlo. Las acciones políticas jurídicas y políticas para prevenir la guerra y para proteger los derechos humanos son fundamentales para cualquier búsqueda de la paz, pero al mismo tiempo, si no inventamos nuevos modos de mirar estas cuestiones, permaneceremos cerrados en los modelos habituales de poder y resistencia.
Sin una dimensión espiritual de gracia, humildad y cuidado, la búsqueda de la paz puede no abarcar un verdadero sentido de justicia para los otros y para nosotros mismos. Desde esta perspectiva, la paz —antes que algo estático— es un proceso continuo de trasformación y cambio. (Wenders & Zournazi, 2013: 12).
El filósofo Paul Virilo ha explicado bien hasta qué punto las imágenes de violencia captan más fácilmente la atención del espectador
Frente a los medios que comunican el conflicto y la destrucción entre los hombres y con la naturaleza, Wenders y Zournazi apuestan por suministrar imágenes que inventen la paz. Que inventen a ella. De una manera muy directa gran parte del cine estadounidense que se ha venido haciendo en el tercer milenio, a raíz del atentado contra las Torres Gemelas y la segunda guerra del Golfo, parece querer introyectar en el espectador la conciencia de la inevitabilidad de la guerra.
El filósofo Paul Virilo (Virilo, 1989) ha explicado bien hasta qué punto las imágenes de violencia captan más fácilmente la atención del espectador, puesto que reproducen lo que se genera en las guerras. Una visión deformada y deformante frente a la cual aparecen, con la fuerza de la debilidad, las figuras de los ángeles de Wenders.
Ellos quieren evocar ALEGRÍA, SEGURIDAD, BENDICIÓN[7], la completa ausencia de miedo
Para hacer frente a lo que aparece como una tendencia insoslayable, en Inventing Peace, Wenders y Zournazi recogen las palabras con las que Wenders abrió su exposición en el Museo del Cine de Berlín. Destacamos algunos pasaje.
Los encuentros con los ángeles son siempre descritos en su comienzo como un choque. La erupción de los trascendental en nuestra vida, de los sobrenatural o de los Metafísico es primero presenciada con una gran cantidad de ansiedad. Es comprensible: estas son realmente criaturas de un mundo diferente.
‘No tengas miedo” es la primera expresión de los ángeles, inevitablemente. Esa es su principal preocupación, la ética de su profesión, por decirlo así, lograr lo opuesto al miedo. Ellos quieren evocar ALEGRÍA, SEGURIDAD, BENDICIÓN[8], la completa ausencia de miedo. (Wenders & Zournazi, 2013: 18).
Los ángeles son mucho mejor personas que lo que nosotros podríamos conseguir ser, especialmente en el campo del amor
Wenders es consciente del escaso éxito de este tipo de planteamientos suyos en el cine. Podemos ya anticipar que se pueden encontrar muchas semejanza con las película e McCarey que venimos estudiando. En ellas los personajes angelicales son reemplazados por personas con un sentido trascendente y un deseo continuo de hacer el bien. Pero cumplen, nos parece la misma misión y se puede experimentar ante ellos un sentimiento de extrañeza análogo al que describe Wenders para sus ángeles.
Sus diabólicos oponentes han tenido mucho más éxito en las película, esos demonios, vampiros, monstruos, brujas y otras criaturas del horror. Las apariciones de “buenos espíritus en las películas” son más esporádicas, con toda seguridad. Probablemente porque representan un mayor desafío.
Es pan comido[9] sembrar el miedo, pero lo contrario, personificar AMOR[10], es algo difícil. Si se piensa, los ángeles son mucho mejor personas que lo que nosotros podríamos conseguir ser, especialmente en el campo del amor.
Donde nosotros somos egoístas, demasiado a menudo, ellos son sin ego; donde nosotros nos volvemos celosos, ellos permanecen tranquilos, calmados y serenos. Cualquiera de nuestros fallos, y todos nuestros vicios, son desconocidos para ellos. (Ibidem).
El cine en sus momentos más preciosos y en las grandes obras de la historia del cine es en realidad EL CIELO EN LA TIERRA[11]
Wenders expresa el vínculo más profundo entre las películas con ángeles y el cine.
Su amor que mira sobre nosotros… se podría leer como una metáfora sobre el cine. Una cámara de cine y los equipos de rodaje pueden hacer todo lo que los ángeles pueden hacer. Permanecen invisibles. Cruzan paredes incluso la pared, al mismo tiempo, nos vigilan desde muy arriba o escuchan nuestros más secretos sueños.
El cine en sus momentos más preciosos y en las grandes obras de la historia del cine es en realidad EL CIELO EN LA TIERRA. (Wenders & Zournazi, 2013: 18-19)
Me gusta que el público, al salir de la sala de proyección, se sienta más feliz de lo que lo estaba antes
La pretensión de que el cine se alíe con el bien, que sea capaz de expresarlo es algo que ha sido considerado entre otros por Stanley Cavell (2002d; 2008c). Y nos ha permitido contemplarlo en géneros propios del cine americano de la edad de oro (1981, trad. 1999; 1996, trad. 2009). Ese método nos permite también emparentar las figuras de los ángeles con la del el P. O’Malley en este díptico que venimos analizando. Su denodada voluntad de hacer el bien con humildad, le permite anticipar en quienes se benefician de su actuación de algo de cielo en la tierra.
Del mismo modo que pretende Wenders, McCarey era capaz en la pantalla escenarios de esperanza que nutriese el deseo del espectador de hacer el bien. Recordemos más el sencillo propósito de sus películas, tal y como el confesaba:
… me gusta que la gente se ría, me gusta que lloren, me gusta que la historia cuente algo, y me gusta que el público, al salir de la sala de proyección, se sienta más feliz de lo que lo estaba antes. (Daney & Noames, 1965: 20).
2. UN CINE PARA LA PAZ QUE SE FUNDAMENTA EN LA VERDADERA CONDICIÓN HUMANA, EN SU VOCACIÓN ORIGINAL
El director alemán no oculta su catolicismo, ni la filósofa su ateísmo. Pero ambos colaboran activamente en buscar los fundamentos para un mundo en paz
La reacción más frecuente ante películas como las de McCarey en un espectador que quiere dárselas de crítico y consciente de los problemas de nuestro mundo es que se trata de un buenismo escapista. Pero ya hemos podido comprobar que el director irlandés no rehúye plantear las dimensiones de confrontación y conflicto en la condición humana. Esto no le impide considerar que esto no es lo definitivo en la vida. Hay más fuerza en la bondad, el perdón y la misericordia.
La obra de Wenders y Zournazi profundiza en esta consideración. Desde orillas muy distintas. El director alemán no oculta su catolicismo, ni la filósofa su ateísmo. Pero ambos colaboran activamente en buscar los fundamentos para un mundo en paz, en el que la mirada del cine sea un agente educativo y de verdadera trasformación.
Mary: … creo que la alegría y la compasión son… nuestro estado natural de estar en el mundo. Estas son las condiciones para el amor y para la fe.
Wim: ¡SÍ! Mirando a los ojos de los niños, en cualquier lugar del mundo, yo diría que alegría, confianza, compasión, ausencia de miedo y así sucesivamente, son los ingredientes iniciales naturales de cualquier ser humano en este planeta.
Mary: Sí, me planteo si el amor compasivo así como la misericordia —que es parte del reino espiritual que ocupan los ángeles— es como viajar en esa dirección. Encontrar el ‘corazón’ real, por hablar así, es lo que nosotros necesitamos…
Wim: Absolutamente. Y estoy convencido de que la gran mayoría de las personas por todo el mundo quieren llegar a ese lugar. ¿Qué nos aparta de hacer esto? (Wenders & Zournazi, 2013: 23-24).
Todo ello resalta la necesidad de contar historias que recuperan el corazón humano
La respuesta que da Wenders apunta hacia el miedo a perder lo que se tiene. Y apunta con agudeza hacia que las personas somos capaces de compartir lo que tenemos, pero no las corporaciones. A ellas no les importa encontrar el corazón, sigue señalando el director alemán, que incluso pueden no saber lo que es. Todo ello resalta la necesidad de contar historias que recuperan el corazón humano.
Si miramos desde esta perspectiva el díptico de Going My Way y The Bells of St. Mary´s el P. O’Malley aparece con su lógica económica disruptiva del discurso económico dominante. Como hemos justificado ampliamente[12] la lógica del don que promueve el párroco abre perspectivas tan necesarias como difíciles de aplicar para una sociedad en la que el desarrollo económico comenzaba a ser el argumento principal para la vida política. Se trata de una nueva pista de convergencia de McCarey con Wenders.
El niño que escucha un buen relato por la noche está calmado porque ese relato, cualquiera que sea, crea algún tipo de sentido
Estas películas muestran que las personas son las que pueden cambiar el sentido de la economía y hacerla solidaria. Es decir, sin concederle una autonomía que pase por encima del sentimiento de compasión y de los principios racionales que de él se derivan (Soloviov, 2012: 67-69; 391-396). De este modo se supera el miedo que bloquea el corazón. Wenders y Zournazi lo explican con mucha belleza.
Mary: He leído algo muy hermoso sobre el miedo: el corazón es a la mente lo que una madre es para un niño asustado: pienso que tal abrazo compasivo hacia los otros y hacia nosotros mismos podría ayudar a trascender el miedo.
Wim: Ciertamente es agradable y acogedor. Pero, ¿qué pasa con el corazón asustado que encuentra consuelo sólo cuando algo finalmente pacifica su mente? El niño que escucha un buen relato por la noche está calmado porque ese relato, cualquiera que sea, crea algún tipo de sentido. En eso reside nuestra necesidad básica de relatos: ellos nos proporcionan el sentimiento de que el mundo está gobernado por principios subyacentes. En cierto modo, siempre encuentro filosofía filmando. Lo que quiero decir es no desestimemos el poder curativo de las historias y pensamientos. (Wenders & Zournazi, 2013: 24).
En Cielo sobre Berlín, el viejo personaje de Homero pregunta: ‘¿Por qué no hay épica de la paz?’
Esa responsabilidad sobre los relatos que pueden sanar se incrementa en el caso del cine. Y de nuevo Wenders y Zournazi insisten en la necesidad de representar imaginarios de paz frente a imaginarios de guerra. Los estudiantes de Mary, según ella confiesa, tienden a ver la paz como el otro lado de la guerra. El primer imaginario para ellos es por tanto el de la confrontación. Wenders vuelve a la explicación de por qué esto sucede de este modo.
Wim: Detesto pensar que la paz sea precisamente la negación o el reverso de la guerra. ¡Tiene que ser al revés! Pero en realidad tus estudiantes están en lo cierto también. Las imágenes de la guerra impresionan con facilidad. Son mucho más ‘interesantes’ o ‘absorbentes’. La paz no lo es. Bueno, no es que la paz sea aburrida para la mayor parte de la gente, sino que las cosas pacíficas no provocan grandes noticias. ¿Por qué la paz tiene tan mala prensa? En Cielo sobre Berlín, el viejo personaje de Homero pregunta: ‘¿Por qué no hay épica de la paz?’ Lo que es la verdadera pregunta. Y si tú miras a la historia de la literatura (dejando aparte la historia del cine) encontrarás fácilmente desastres, guerras y conflictos. Y en las películas es llamativo cuantos más personajes malvados (demonios, monstruos, brujas, gánsteres, ladrones, asesinos, etc.) han poblado la gran pantalla que todas las ‘buenas fuerzas’ combinadas. ‘Imágenes de Paz’… Son verdaderamente difíciles de encontrar. O mejor: son fáciles de encontrar, pero difíciles de vender. (Wenders & Zournazi, 2013: 37-38).
La paz es convincente. La paz es contagiosa. La paz comienza escuchando
Para ambos autores la clave para presentar la paz es no simplificarla, no hacerla lo opuesto de la guerra, sino algo que es capaz de superar la violencia desde el amor. Citan a Martin Luther en unas palabras suyas que luego aplicarán para la guerra.
‘La oscuridad no puede eliminar la oscuridad, sólo la luz puede. El odio no puede eliminar nuestro odio, sólo la paz puede hacer eso.’ Se puede fácilmente continuar: las mentiras no pueden eliminar las mentiras, sólo la verdad puede hacer eso… ¡La guerra no puede terminar la guerra! Sólo la paz puede hacer eso… ¿No es el mayor crimen (o estupidez) de los primeros veinte años del siglo XXI declarar ´la Guerra al Terrorismo’? […] La paz es la negación más seria de la guerra como una opción para tratar con el conflicto. ‘La guerra no puede eliminar la guerra. Sólo la paz puede hacer eso.’ Y la paz, como la luz, no puede ser usada como un arma contra los ‘sin paz? (llamemos así a los terroristas). Eso es por lo que me encojo ante la expresión ‘fuerzas para el mantenimiento de la paz’. La paz por ella misma tiene una diferente fuerza de convicción. Me gustaría poder definirla mejor. Mi mejor imagen es todavía como Jesús mira hacia abajo y escribe sobre la arena con su dedo[13]. La paz es convincente. La paz es contagiosa. La paz comienza escuchando. (Wenders & Zournazi, 2013: 39).
Todo ello lo hace con un ritmo suave, mirando, guardando silencio, escuchando, y con frecuencia recurriendo a la música
La figura del P. O’Malley responde a la perfección este modo de actuar según la paz. Pongamos algunos ejemplos. En Going My Way podía haber planteando un escenario de confrontación con el P. Fitzgibbon (Barry Fitzgerald). En cambio opta por comprenderle, ayudarle y potenciarle… retirándose cuando la labor ya está hecha. En la misma película recuperada a los jóvenes sin situarse ante ellos desde la fuerza de la ley, sino desde la mirada de la acogida y la apuesta por ellos.
A continuación, consigue que el banquero Ted Haines Sr. (Gene Lockhart) se abra a la lógica de la caridad por encima de la exclusividad del cálculo mercantilista. O que Ted Haines Jr. (James Brown) entienda que hay una incompatibilidad entre darse de verdad o comprar a la otra persona con respecto a su relación con Carol James (Jean Heather)… Todo ello lo hace con un ritmo suave, mirando, guardando silencio, escuchando, y con frecuencia recurriendo a la música, dejando que la letra y la música de las canciones vayan al encuentro del alma de quien las escucha. No que se queden en la superficie de las personas.
El contraste con el modo de ver las cosas de la hermana Mary Benedict continuamente le supone un desafío. Pero actúa con bondad y con admiración hacia ella
También en The Bells of St. Mary´s lo suyo hubiese sido entrar en conflicto con las hermanas, especialmente con su superiora, la hermana Mary Benedict (Ingrid Bergman). A ello parecían disponerle ya desde su llegada las advertencias del ama de llaves, Mrs. Breen (Una O’Connor). Y no lo tiene fácil, porque el contraste con el modo de ver las cosas de la hermana Mary Benedict continuamente le supone un desafío. Pero actúa con bondad y con admiración hacia ella. En ningún momento se consiente ejercer sobre ella una superioridad ni una actitud de poder. Ni siquiera, como veremos en esta contribución, que pueda llegar a pensarlo.
Con el millonario Horace P. Bogardus (Henry Travers) actúa con delicadeza favoreciendo que llegue a entender el deseo que tienen las hermanas de que done el nuevo edificio para la Escuela de St. Mary´s. Su propio estilo de vida de entrega para los demás interpela a Mr. Bogardus. Además es propuesto como un modelo conveniente para la salud de su corazón por su médico el Dr. McKay (Rhys Williams). Es factor decisivo para la reconciliación de Joe (William Gargan) y de Mary Gallagher (Martha Sleeper), acudiendo a una canción para que eleven sus miradas y no caigan en la pendiente de los reproches. De ese modo facilita que pongan su felicidad en volver a dar un hogar a su hija adolescente Patsy (Joan Carroll).
No es en modo ciego a los conflictos que hay entre las personas, ni minimiza sus causas
McCarey claramente estaba diseñando una invención de la paz, de las que anhelan Wim Wenders y Mary Zournazi. No es en modo ciego a los conflictos que hay entre las personas, ni minimiza sus causas. Pero está plenamente convencido de que el camino para resolverlos pasa por esas actitudes del corazón. Y de que no pueden cambiar por la fuerza o la violencia, ni del poder político o del económico, si siquiera del eclesiástico.
Veremos a continuación como el desenlace de The Bells of St. Mary´s es muy explícito en cuanto a mostrar las sucesivas victorias sobre las tribulaciones que afligen a los personajes protagonistas. No se trata de acontecimientos espectaculares, sino de delicadas vibraciones interiores, que son capaces de trasformar sutilmente las cosas.
3. EL TEXTO FILOSÓFICO FÍLMICO DE THE BELLS OF ST. MARY´S (XXI)[14]: LA COMUNICACIÓN A LA HERMANA MARY BENEDICT (INGRID BERGMAN) DE SU TRASLADO POR PARTE DEL P. O’MALLEY (BING CROSBY)
Que quede espacio para las rodillas. Ya sabe cómo se comportan ellos. Recuerde
Tras la escena en la que se ve a Dr. McKay (Rhys Williams) que expone al P. O’Malley la situación de salud de la Hermana Mary Benedict (Ingrid Bergman)[15] en un sala del nuevo edificio que ha donado Horace P. Bogardus. Carga con una silla de la mesa del profesor, mientras la siguen unos empleados de mudanzas que portan a su vez una mesa. Vemos que la que era el despacho del empresario está siendo amueblado como aula.
Hermana Mary Benedict (en adelante HMB, haciéndoles una seña con vitalidad):
Por aquí, muchachos. (Los trabajadores avanza, dan media vuelta y acaban de situar la mesa. Aparece un tercer empleado por el fondo que carga con un nuevo pupitre. La religiosa sigue hablando a los operarios que le han seguido) Bien, que quede derecho. Así está bien. Perfecto. Gracias. (Entra otro trabajador con un pupitre más. Los que acarreaban la mesa salen del aula, a continuación lo hace el que ha traído el pupitre y luego el otro. La hermana va tocando con mimo los muebles académicos) Más acá. (Camina hacia el fondo del aula donde hay un mapamundi. Entra otro empleado de mudanzas trayendo una nueva mesa escolar. Luego retornan los que han traído la mesa, pues ahora acercan los cajones de esta. La religiosa se dirige al que coloca el pupitre) Que quede espacio para las rodillas. Ya sabe cómo se comportan ellos. Recuerde. (Entra un segundo operario con más cajones. Solapamiento de planos).
La actividad plena de la hermana Mary Benedict en las tareas de mudanza al nuevo edificio que contrasta con su verdadero estado de salud
Se ve el recibidor del nuevo edificio en el que se encuentran sillas, sillones y macetas con plantas pendientes de ser colocados en su lugar. Se oye sonar la campana. Entra el P. O’Malley, con clériman y el canotier en las manos, mientras sale un trabajador de las mudanzas. Suena el reloj. Entra la hermana Mary Benedict, que carga con una mesa, Ve a al párroco.
HMB: “Buenos días, Padre”.
O’Malley (En adelante POM): “ Buenos días, hermana”.
HMB (Indica al P. O’Malley que se haga a un lado ya que los obreros están llevando una mesa): “Cuidado, Padre. Está ocupando el paso”. (Se acerca al sacerdote y a los empleados que llevan la mesa. A su vez desplaza una mesa, que tiene encima una maceta).
POM (A la hermana): “Déjeme ayudarle con eso”.
HMB (En el plano, colocando el mueble con la planta a un lado): “Listo. (A los obreros). Déjenlo allí. (Camina hacia donde está el pastor. Señala a los obreros). Por el momento ya está. (El P. O’Malley mira serio a la religiosa, mientras ella le habla). Me alegro de que viniera”.
POM (Sobrio): “Quería hablarle”.
HMB (A los trabajadores): “Cuando traigan el escritorio, ¿lo pondrán aquí, por favor?”. (Señala un lugar que queda a la vista cuando los trabajadores caminan).
Un empleado de mudanzas: “Sí, hermana”.
HMB (Al P. O’Malley): “Vayámonos a un lugar menos ruidoso”. (El párroco asiente, se pone el sombrero y sale, mientras un nuevo operario entra en el edificio y suenan las campanas. Fundido).
Es un buen hombre. Me llamó y me dijo que no tengo de qué preocuparme. Que no me pasa nada. Que estoy perfectamente
Mientras suena una melodía sentimental se ve a ambos protagonistas que entran en uno de los viejos edificios de la escuela. Al fondo, en el patio, se ve a unos niños que juegan. El P. O’Malley se quita el sombrero y se queda mirándola.
HMB (Muy alegre): “Ahora podremos derribar los edificios y hacer un patio de recreo. (Se levanta un poco la falda del hábito). Estoy cansada, me voy a sentar. (Camina hacia dentro del edificio y se pone la mano en la cara).
POM (Amonestándola con cariño): “Está trabajando demasiado. No debería andar levantando cosas”. (Ella se sienta y sonríe contenta).
HMB (Sacando un tema que le preocupa): “Con respecto a la ceremonia de graduación, ¿habló con Bogardus?”.
POM (Con la hermana Mary Benedict en el plano): “Sí, y con el doctor”.
HMB (Por el médico): “Es un buen hombre. Me llamó y me dijo que no tengo de qué preocuparme. Que no me pasa nada. Que estoy perfectamente”.
POM (En el plano, con un cuadro del Buen Pastor detrás de él, conteniéndose para disimular): “¡Qué buena noticia!”.
HMB (Sin sospechar nada): “Sí, ¿verdad?”.
No haga un discurso largo… Pero dígales que jamás dejen de estudiar… Y que siempre han de tener en su mente los ideales de St. Mary´s
El espectador ya tiene la información necesaria para captar la dificultad con la que el P. O’Malley va a enfocar la conversación. La hermana Mary Benedict se encuentra pletórica, feliz con el nuevo edificio para la escuela, organizando la mudanza y diseñando cómo debe ser el acto de graduación. Todo en sentido contrario a lo que su párroco ha de comunicarle.
POM (Que prefiere regresar al tema del protocolo del acto): “¿Le agradecemos públicamente a Bogardus?”.
HMB (En el plano): “Sí, por supuesto. Dele nuestro sincero agradecimiento por su generosidad. (Ahora con el P. O’Malley en el plano). No haga un discurso largo”.
POM (Que sique en el plano): “Me gusta ser breve”. (Camina hacia un lado. Plano de él con la hermana Benedicta que se encuentra sentada).
HMB (Explicando su advertencia): “Los niños se pondrán inquietos”.
POM (Dando media vuelta con el canotier. Se le nota un poco ansioso con la situación): “Sí”.
HMB (Que continúa con sus indicaciones): “Pero dígales que jamás dejen de estudiar… (Plano del P. O’Malley que se detiene tras haber dado unos pasos). Y que siempre han de tener en su mente los ideales de St. Mary´s. (Plano de los dos). Creo que eso es todo”.
POM (Avanzando con el canotier): “Si cree que me voy a extender, ¿por qué no escribe usted el discurso?”. (Da media vuelta y se queda mirándola).
Que el año que viene sea más alegre y exitoso. Y que jamás volvamos a tener malentendidos… serios
La hermana Mary Benedict se muestra extraordinariamente feliz. Lo que más anhelaba su corazón se ha cumplido como el milagro que esperaban: Bogardus ha donado el nuevo edificio para la escuela. Ahora las preocupaciones pueden ser ya otras y de índole menos material, más elevada. Así se lo expresa al P. O’Malley, sin ni siquiera barruntar lo que le puede esperar.
MMB (Mientras sonríe y busca en su bolsillo): “Ya lo he hecho, Padre. Aquí lo tengo. Y tengo un deseo más. (Se ríe mientras le da el billete donde que ha escrito el discurso). Que el año que viene sea más alegre y exitoso. Y que jamás volvamos a tener malentendidos… (plano del P. O’Malley) serios. (El párroco asiente, toma el papel y se desplaza hacia la derecha. Queda en frente de la hermana Mary Benedict. Ella sigue hablando de espaldas a la cámara). Sé cómo se siente respecto a Patsy. Todavía está en desacuerdo conmigo, ¿verdad?. (Con ella en el plano). Padre, a veces tenemos que hacer cosas que no son fáciles. Aunque nos duela, debemos hacer lo que creamos correcto”.
Va a ser difícil dejar St. Mary´s… pero no debemos encariñarnos demasiado con ningún lugar. Cualquier otro colegio me parecerá extraño al principio… pero mientras esté rodeada de niños…
McCarey plantea con maestría lo que va a venir. La hermana Mary Benedict no puede saber hasta qué punto le está dando la introducción adecuada para que el párroco le comunique la dura noticia que le tiene que transmitir. Está reflejando la lucha que se desarrolla en el interior del P. O’Malley. Esto le arma de valor para comenzar la conversación en esa dirección.
POM (En el plano con gesto de sufrimiento): “Tengo algo que decirle que no va a ser nada sencillo”.
HMB (En el plano, sonríe confiada, pues no espera nada malo que pueda venir del sacerdote): “¿Qué es, Padre?”.
POM (En el plano): “Pronto le notificarán que la hermana Michael a va a estar a cargo de St. Mary´s en el próximo año”.
HMB (Ya sin sonrisa, tras unos segundos mira hacia abajo. Plano del P. O’Malley en silencio. Plano de la hermana Mary Benedict, que tras una pausa para reponerse comenta sobre la hermana Michael): “Ella estará contentísima. (El sacerdote la mira con ternura, y al mismo tiempo con tristeza. Ella está de nuevo unos segundos pensando y por fin habla). ¿Y yo…?. ¿Seré su asistente?”.
POM (En el plano, niega con la cabeza): “Debo decirle, hermana, que la van a trasladar”.
HMB (En el plano, con gesto de no entender nada. Levanta la cabeza, luego la baja. Respira hondo. Mira al P. O’Malley de reojo. Se contiene y por fin se expresa). “Va a ser difícil dejar St. Mary´s… (respira), pero no debemos encariñarnos demasiado con ningún lugar. Cualquier otro colegio me parecerá extraño al principio… pero mientras esté rodeada de niños… (Plano del P. O’Malley)… seré feliz”.
¿Cómo sabe todo esto? ¿Se ha vuelto a comunicar con la Madre General?… ¿Voy a estar aquí para la graduación?
Se va a producir un cambio de actitud por parte de la religiosa, que marcará aquello en lo que consiste la nueva tribulación que van a vivir ambos. Tras expresar ella su deseo de que no hubiera más malentendidos entre ellos, le va a venir la sospecha de que el párroco haya querido acabar con estas diferencias apelando a su superioridad y capacidad de mando. Esto alteraría la buena relación que , a pesar de todo, parecía existir entre ambos, al entender de la religiosa.
HMB (En el plano de la hermana, mira de reojo. Lee en el rostro de su párroco y cambia ya el gesto de confianza por otro de inquietud): “¿Cómo sabe todo esto? ¿Se ha vuelto a comunicar con la Madre General? (El P. O’Malley en el plano afirma con la cabeza. La religiosa habla ya con cierta angustia). ¿Voy a estar aquí para la graduación?”.
POM (Con gesto de bondad, en un intento de aliviarla): “Sí, hermana, por supuesto“. (Plano de los obreros que llevan un buró deslizándolo).
Un empleado de mudanzas (A la religiosa): “¿Es este el escritorio que va a su despacho, hermana?». (Se ve al fondo al P. O’Malley con una pierna apoyada en un taburete, junto a la hermana Mary Benedict).
HMB (Cuando el escritorio llega donde estás ellos): “Sí, sí. (Se levanta, camina hacia la puerta con la mano en la cabeza. Se gira hacia el P. O’Malley). ¿Tiene algo más que decirme, Padre? (El P. O’Malley en el plano hace un gesto de decir que ya no hay nada más). ¿Es eso todo?”.
POM: “Sí”.
HMB (A los trabajadores): “Voy con ustedes”. (El P. O’Malley ve un libro en el escritorio que están moviendo y lo toma. Es el del boxeo. Se sonríe y se queda mirando a la hermana en un gesto de admiración. Aprieta el libro y mira al cielo. Fundido).
4. EL TEXTO FILOSÓFICO FÍLMICO DE THE BELLS OF ST. MARY´S (XXII): EL ESCLARECIMIENTO DEL SUSPENSO DE PATSY GALLAGHER (JOAN CARROLL) Y LA REUNIFICACIÓN DE SU FAMILIA
Ninguno de los protagonistas tiene la razón, pues no han sabido detectar la verdad de lo que le estaba pasando a Patsy.
Entre esas pequeñas tribulaciones que la hermana Mary Benedict y el P. O’Malley debe superar se encuentra la diferencia de criterios con respecto al modo de evaluar a Patsy Gallagher (Joan Carroll) ante su suspenso en los exámenes. La religiosa lo acaba de señalar como uno de esos malentendidos que hay que superar, como algo que hizo por sentido del deber aunque le doliera tener que hacerlo. Pronto vamos a ver como McCarey y Dudley Nichols va a dar un inesperado giro a la trama, mediante el cual ninguno de los protagonistas tiene la razón, pues no han sabido detectar la verdad de lo que le estaba pasando a Patsy.
El espectador tenía algún dato más[16], había visto que Patsy presenciaba cómo su padre salía del apartamento de su madre. La joven creía que se trataba de un nuevo flirteo y renunciaba a enseñarle a su madre su vestido de graduación. A continuación suspendía el examen…
Es un día de fiesta grande para una comunidad sencilla como la de St. Mary´s. Las niñas juegan a realizar bailes
Plano de las niñas formando un corro en el jardín de la escuela, con un vestido blanco de gala para la graduación. Se ven grupos de padres y padres diseminados. También hay monjas que observan también en grupos de dos o de tres. En primer plano, la izquierda del espectador una mesa de madera con sus bancos. Es un día de fiesta grande para una comunidad sencilla como la de St. Mary´s. Las niñas juegan a realizar bailes.
Plano de una ventana donde aparece Patsy Gallagher apoyada el alféizar. No viste de gala. Una chica en primer plano, de espaldas, se le acerca a Patsy. La escena tiene algo de reconciliación, pues trata de la compañera que se mostró celosa con que la pequeña Gallagher hubiese recibido el mejor vestido[17].
Delphine Ford (Edna May Wonacott, de espaldas la cámara, desde el jardín bajo de la ventana, a Patsy): “Lamento que no estés con nosotras”.
Patsy Gallagher (En adelante PG): “Gracias, Del. (Mirando que ya no lleva el vestido que al suspender le cedió). ¿Qué ha pasado con el vestido?”.
Delphine Ford: “No me quedó bien”.
PG (Riéndose): “¡Demasiados batidos!”.
Delphine Ford (Humilde): “Sí. (Se ríe también). Bueno. Mejor suerte para el año que viene. Pensaré en ti”. (Sale del plano).
PG (Mirándola): “Gracias”. (Observa hacia el otro lado y se ve de nuevo a las otras chicas en el juego).
¿Dónde está? ¿Cuál es Patsy? No la veo. Déjame buscarla, Joe
Ahora la cámara capta a Patsy en la ventana desde frente, por lo que se ve la estancia hasta la puerta. Ella hace un gesto de retirarse. Ha visto en el plano a su madre acompañada de un hombre —no sabe que es su padre— que caminan or el patio. Son Mary Gallagher (Martha Sleeper) y Joe Gallagher (William Gargan).
Joe (En el plano, a lo lejos): “¿Dónde está? ¿Cuál es Patsy?”.
Mary (Del mismo modo junto a él): “No la veo. (Plano de la ventana vacía. Patsy se asoma tímidamente para no ser vista). Déjame buscarla, Joe. (De nuevo en el plano). Ve por el P. O’Malley”.
Joe (Dando media vuelta): “O.K”. (Mary queda sola a lo lejos).
¿No le dijiste a ella que no te ibas a graduar? … Mi querida niña, ¿Por qué no?
Plano de Patsy de nuevo en la ventana y la hermana Mary Benedict que aparece al fondo de este. La niña se gira, mira hacia delante y se vuelve a girar. Desaparece de nuevo del plano y la religiosa se queda mirando y da un golpe en el alféizar. Vive la tensión de que sea su último acto de graduación. Mira al frente y ve a Mary Gallagher sola a lo lejos con el bolso en las manos, que está oteando de un modo ansioso.
Plano de la hermana Mary Benedict también con gesto de inquietud. Mira hacia su izquierda, hacia Patsy. Vuelve a mirar hacia el patio.
HMB (Con Patsy en el plano, sospechando que pueda ser su madre, pues no forma parte del grupo de padres a los que debe conocer): “¿Quién es esa mujer?”.
POM (En el plano): “Mi madre, hermana”.
HMB (Contrariada): “¿Está aquí para la ceremonia?”.
PG (Seria): “Eso supongo”. (Se ve a Mary Gallagher que camina hacia la izquierda y que sale entonces del plano. Se escucha el ruido de sus tacones. McCarey refuerza la atención que merece el personaje, aunque se encuentre a distancia).
HMB (En el plano, girándose alarmada hacia Patri): “¿No le dijiste a ella que no te ibas a graduar?”.
PG (En el plano, acompañando las palabras con un gesto con la cabeza): “No, hermana”.
HMB (Dulce, ante lo que intuye que ha sido una reacción de huida motivada por la frustración): “Mi querida niña, ¿por qué no?”.
Sé que da vergüenza. Pero no debes sentirte tan mal por no graduarte. Si no nos equivocamos algunas veces, nuestros éxitos no significarían nada
Nos vamos acercando a que la hermana Mary Benedict descubra algo mejor el mundo interior de Patsy, más allá de considerarla según el cliché de que se trata de una alumna más. McCarey lo describe de un modo gradual.
PG (Tras vacilar unos segundos, pues no sabe si decir la verdad de su desgrada por la presencia de otro hombre junto a ella o simplemente dar el dato externo, lo que finalmente hace): “Estaba fuera de la ciudad, de viaje”.
HMB (Intentando ser comprensiva): “Sé que da vergüenza. (Con Patsy en el plano, aportando un sentido vitalista a los acontecimientos). Pero no debes sentirte tan mal por no graduarte. Si no nos equivocamos algunas veces, nuestros éxitos no significarían nada. (De nuevo la hermana en el plano). Debes tener coraje. No te rindas. (La cámara alterna entre Patsy y la hermana). Se lo explicaré a tu madre. (La toma es ahora desde dentro de la habitación, como preparando a que descubra también lo que no queda a la superficie del personaje de Patsy. Se la ve a ella junto a la hermana Mary Benedict. Al fondo la ventana muestra el recodo con la de enfrente). Sé que ustedes se quieren. Donde hay amor hay comprensión”.
¿Quiero ser monja, hermana? ¿Cómo puedo llegar a ser una monja como usted?
Las disculpas bienintencionadas de la religiosa no se ajustan a lo que realmente está viviendo la muchacha, que por fin se atreve a expresarlo. Gradúa bien el respeto debido, tanto a su madre como a sus preceptores, con la reacción de rebeldía ante el no sentirse comprendida.
PG (Casi como explotando): “Si me lo pregunta, nadie entiende nada. Usted no entiende. El P. O’Malley tampoco. Mi madre… (se para… no quiere hablar expresamente mal de ella). Hermana, lo siento…”.
HMB (Que está cayendo en la cuenta de que en Patsy la reacción es más profunda): “¿Qué te perturba, Patsy?”.
PG (Muy afligida): “Ayúdeme, hermana. (Se acerca y se deja abrazar por ella). Por favor, ayúdeme”.
HMB (Conmovida y perpleja): “Por supuesto. (Le acaricia la cabeza mientras Patsy solloza). Claro que quiero ayudarte”.
PG (En una reacción que claramente manifiesta un rechazo de la realidad que le está tocando vivir): “¡Quiero ser monja, hermana! ¿Cómo puedo llegar a ser una monja como usted?”. (La hermana Mary Benedict le coge con delicadeza la cabeza y la mira con preocupación).
Una no se hace monja para escapar de la vida, Patsy. No te haces monja porque pierdes algo, Patsy, sino porque encuentras algo…
La hermana Mary Benedict desconfía de ese supuesto arranque vocacional de la jovencita. Lee que hay algo más profundo que no va bien en su vida y que esto puede significar una huida. Se queda con la petición de ayuda que ha movido a Patsy y desde ella le pregunta de nuevo.
HMB (Acariciando a Patsy): “Algo te está perturbando”.
PG (Se vuelve a apoyar en la hermana Mary Benedict): “No. Sólo quiero ser monja”.
HMB (Le sigue acariciando con dulzura, mientras Patsy solloza): “Una no lo dice de ese modo, querida… (La imita gimoteando): ‘Quiero ser monja’… Una no se hace monja para escapar de la vida, Patsy. No te haces monja porque pierdes algo, Patsy, sino porque encuentras algo… (Cierra los ojos como rememorando sus momentos de llamada, de vocación. Le sigue tranquilizando y le mira). Todavía eres muy jovencita. Aún no estás segura».
PG (Manifestando determinación): “Sí que lo soy. Quiero ser como usted”.
La libertad de la hermana Mary Benedict para ser monja
McCarey y Dudley Nichols aprovechan ese diálogo de confianza de la hermana Mary Benedict con Patsy para insistir en la libertad con la que una joven como ella eligió ser monja. Un aspecto que queda subrayado por el indudable atractivo personal de Ingrid Bergman, su alegría y su vitalidad.
HMB (Acogiéndola con ternura): “No sabes lo que te depararán los años de Secundaria. Siempre atesorarás el recuerdo. Nuevas compañeras, nuevos intereses, mucha diversión y estudio. Fiestas, partidos de fútbol. Tu primer baile. (Mira hacia arriba como recordando ilusionada). Tu primer vestido de fiesta. Tu primer vals. (Vuelve a cogerle cabeza para mirarla de frente). No puedes abandonar todo eso sin haberlo vivido. No hasta que hayas vivido todo eso y más… no podrás decir con total convicción… ‘Quiero ser monja'». (La mira sonriendo).
PG (Sonriendo y confesando que sabe más cosas de la vida que lo que habitualmente una niña deber saber, por todo aquello que ha visto en casa de su madre): “Yo sí. Sé todo lo que hay que saber”.
Pensé que podría estar otro año más aquí. Todo es tan lindo aquí, hermana. No se lo imagina. Todo es limpio y bueno. Incluso aunque esté en el mismo grado, no me importa. Estaré con usted
Visto que por ese lado Patsy se muestra segura, la hermana Mary Benedict apunta otra “evidencia” para hacer razonable que espere a ser monja: no haber promocionado sus estudios primarios. Es en ese momento cuando se destapa la verdadera razón por la que Patsy suspendió sus exámenes, lo muestra hasta qué punto una educación verdaderamente personalizada no se puede quedar en suposiciones y debe buscar conocer más y dialogar mejor a los educandos.
HMB (Incisiva): “Hay una cosa más. Tus notas no son lo suficientemente buenas. Tienes que aprobar los exámenes”.
PG (Muy rápida y resuelta): “Pero podría. Podría haberlo hecho. Pero no quise”.
HMB (Estupefacta): “¿Quieres decir que suspendiste a propósito?”.
PG (Asiente serena): “Pensé que podría estar otro año más aquí. Todo es tan lindo aquí, hermana. No se lo imagina. Todo es limpio y bueno. Incluso aunque esté en el mismo grado, no me importa. Estaré con usted”.
HMB (Tras unos segundos de reflexión): “¡Oh, Patsy! (Pausa). Empiezo a ver lo que está equivocado. ¿El P. O’Malley lo sabía?”.
PG (Rápida): “Nadie lo sabía, hermana. Nadie a excepción de mí”.
HMB (Corrigiéndola): “Salvo yo”.
PG (Decidida): “Usted se equivoca, se puede decir de las dos formas.[18]”.
HMB (Poniéndose alegre la mano en la barbilla): “¡Madre mía! Y eso estaba en el examen, ¿no?”.
Soy más inteligente de lo que cree, hermana, hágame otra pregunta. No sería una monja tonta
Patsy ha aportado evidencia contra evidencia. Se sabía el contenido del examen, incluso mejor que la propia hermana Mary Benedict. A esta se le van a despejar pronto sus dudas acerca de si la debía haber aprobado o no. La delicadeza de McCarey le lleva a no inquirir más lo que la joven veía en su casa y le planteaba que seguir en St. Mary’s era la solución.
PG (Contenta de poder explicarse): “Sí, y no lo contesté. Soy más inteligente de lo que cree, hermana, hágame otra pregunta. No sería una monja tonta”.
HMB (Conmovida): “¡Ay, Patsy”.
Mamá y papá te vamos a hacer ver que tienes realmente un hogar. Tendrás un cuarto todo para ti y podrás invitar a tus amigos tan a menudo como quieras. Ya… ya no te sentirás sola nunca más
Se oyen unos ruidos y la hermana Mary Benedict y Patsy miran hacia un lado. Se ve en el plano al P. O’Malley que entra en la habitación con Mary y Joe Gallagher que le siguen. Vamos a asistir el episodio que va a significar el reencuentro de Patsy con su padre, al que desconocía por completo. Por eso había pensado con horror que se trataba de una nueva aventura de su madre.
POM (Haciendo de introductor): “Les presento a Mr. y Mrs. Joe Gallagher, la madre y el padre de Patsy. (Ellos dan un paso y el sacerdote se queda a un lado. Plano de la hermana Mary Benedict y de Patsy con gesto de estupor).
HMB (Cortés): “Encantada”. (Plano de Mary y Joe que intercambian entre ellos buenos gestos. Suena la música. Plano de la religiosa que mira a Patsy. Plano de Joe que mira al P. O’Malley para que sea más explícito).
POM (A la niña). “Patsy, tu padre”.
Joe (Sonriendo con Mary a su lado): “¡Hola, Patsy! (Plano de la chica que no responde nada. La cámara muestra a Mary, Joe y el P. O’Malley expectantes. Pasan unos segundos y Joe pierde la sonrisa). No me mires así, Patsy. Dame tiempo. Quizás, luego, me aceptes”. (Plano de Patsy y la religiosa. La hermana Mary Benedict pasa su brazo por su espaldas y se acercan. Patsy llora en silencio).
Mary (Adelantándose): “Querida, no llores. (La monja se retira a un lado). A partir de ahora las cosas serán distintas. (Plano de la hermana Mary Benedict que mira hacia abajo. Voz de Mary). Mamá y papá te vamos a hacer ver que tienes realmente un hogar. (La religiosa sigue las palabras reaccionando significativamente). Tendrás un cuarto todo para ti y podrás invitar a tus amigos tan a menudo como quieras. (Plano de Mary que acaricia a Patsy de modo cariñoso, por las solapas de su camisa). Ya… ya no te sentirás sola nunca más”.
Hemos venido a ver tu graduación. ¿No es hora ya de que te prepares. Eso estábamos haciendo, ¿no Patsy?
La hermana Mary Benedict está asistiendo a la herida más profunda que siente Patsy, y que ella no ha declarado, pero que es la raíz de la súbita vocación religiosa que ha sentido. En St. Mary´s ha sentido la limpieza que no sentía en su casa, y ha tenido un hogar. Ahora la religiosa puede cerrar el círculo de su comprensión de la joven y tomar las oportunas determinaciones, rectificando su criterios, sobre la graduación de Patsy.
PG (Llorando): “¡Oh, mamá! ¡Ay, mamá! (La abraza y llora). ¿Él es mi verdadero padre?”. (Con Joe y el P. O’Malley en el plano).
Mary; “Sí, querida. (Joe Gallagher mira profundamente emocionado al P. O’Malley) Sí”.
JG (Dulce): “Hemos venido a ver tu graduación. (Gesto del P. O’Malley de tener que dar explicaciones). ¿No es hora ya de que te prepares?”. (La hermana Mary Benedict en el plano con gesto de apuro. Plano de Patsy que separa de su madre, que la estaba acariciando y que mira hacia la religiosa. Plano de interrogación de Joe Gallagher y del P. O’Malley expectante).
HMB (Resuelta): “Eso estábamos haciendo, ¿no Patsy?”. (Y se acerca hacia ella).
PG (Consciente de todo lo que lleva su respuesta de reconocer dónde estaba lo que le perturbaba): “Sí, hermana”. (Salen juntas).
¿Qué notas se ha sacado? No he visto el boletín… ¿Las notas? Excepcionales. No ha habido ninguna niña cerca de ella
El P. O’Malley pone cara de asombro cuando las ve pasar camino del pasillo que sale de la habitación. Ellas salen y él se queda rascándose la cabeza. Quizás tenga algunos datos precisos para saber por qué la hermana Mary Benedict ha cambiado de actitud —el saber por fin la difícil situación familiar de la chica— aunque no todos —no sabe que Patsy suspendió a propósito—. Lo que no deja de sorprenderle es la rapidez y la serenidad de su rectificación. Se produce así una doble victoria sobre la tribulación: los Gallagher comienzan a vivir unidos, y la hermana Mary Benedict y el P. O’Malley por fin actúan unidos.
Mary y Joe se acercan y se quedan a su otro lado.
Mary (Al P. O’Malley): “¿Qué notas ha sacado? No he visto el boletín”.
POM (Vacilando un poco): “¿Las notas? Excepcionales. No ha habido ninguna niña cerca de ella”. (Joe sonríe satisfecho y Mary con dulzura. El P. O’Malley se queda mirando hacia arriba).
5. EL TEXTO FILOSÓFICO FÍLMICO DE THE BELLS OF ST. MARY´S (XXIII): LA GRADUACIÓN EN ST. MARY´S Y LA DISPONIBILIDAD DEL P.O’MALLEY
El desfile del acto de graduación
Mientras un piano ejecuta la Marcha número uno de Pompa y Circunstancias de Edward Edgar, se ve a las chicas que desfilan. Lo hacen por el patio, en el centro de dos hileras de sillas plegables puestas para la ocasión. As su derecha, las primeras filas son para las familias, las últimas para las monjas. Una niña pequeña se levanta para saludar a una de las que se gradúan, y su padre la retiene y la hace sentar. Las jovencitas siguen avanzando. Llevan sus vestidos blancos y un pequeño ramo con las manos juntas. Dan unos pasos y las primeras van saliendo del plano.
En medio de las filas se ve a Patsy Gallagher, precedida de Delphine Ford. La cámara las acompaña a partir de este momento. Mientras al fondo comienza a verse la fila de los chicos, que van con chaqueta y corbata. Las chicas siguen caminando y la cámara encuadra a Patsy cuando pasa junto a su padre, en la hilera del pasillo, que tiene a su madre a su izquierda. Patsy sigue adelante y Joe la mira con gesto de profunda satisfacción. Mary sonríe muy contenta, mientras otras niñas van pasando por delante de ellos. Cuando se produce un hueco, Joe y Mary se miran uno a la otra. Continúan desfilando las niñas.
El elogio de Mr. Bogardus: “Mr. Bogardus es un buen ejemplo de la alegría de dar. Para él, cada día es Navidad. De hecho, tiene acebo en su corazón”
Cambia el plano y ya se ve a las chicas ve sentadas junto a la tribuna de presidencia, mientras se escucha la voz del P. O’Malley. Patsy y Delphine aparecen sentadas la segunda y la tercera desde la izquierda.
POM: “Queridos amigos, este es un gran día para St. Mary´s. Diría que es el primer cumpleaños de la nueva St. Mary´s. (La cámara se va desplazando y se ve en la presidencia al Dr. McKay —Rhys Williams—. El P. O’Malley hace un gesto con las manos). Ahí está la vieja y esta es la nueva. Se lo debemos todo a la generosidad y benevolencia de un hombre…, un hombre cuyo nombre nos quedará grabado en nuestros corazones, por muchos años que pasen. Hablando de corazón late en el pecho de Mr. Horace Bogardus. (Se retira y aparece en la imagen Horace P. Bogardus —Henry Travers— sentado junto al Dr. McKay muy digno, con las manos juntas. Los asistentes rompen a aplaudir y el P. O’Malley retiene la ovación con un gesto con las manos). Mr. Bogardus es un hombre muy modesto. Pero cuando se tiene un corazón que piensa sólo en los otros y hace tanto bien… (En el plano unos padres y las monjas que escuchan. Al fondo, en la última fila, la hermana Mary Benedict y la hermana Michael —Ruth Donnelly—. A continuación Mr. Bogardus y el Dr. McKay, a su izquierda)… entonces, amigos míos, se tiene un corazón que puede reírse de los años. (Se vuelven a escuchar aplausos). Mr. Bogardus es un buen ejemplo de la alegría de dar. Para él, cada día es Navidad. De hecho, tiene acebo en su corazón. (Plano dl Dr. McKay y de Horace P. Bogardus, y una niña que se estira desde su asiento para verlo bien).
Niña: “Gracias”.
St. Mary´s está fundada en la fe, en la esperanza y en la caridad. Las más grande es la caridad… Lo que se llevan es lo que deben compartirlo con otros… es lo que las buenas hermanas les han enseñado
La primera parte de discurso ha cumplido con el objetivo de elogiar la generosidad d Mr. Bogardus y la lógica del don. La interacción entre el sentido físico del corazón y el sentido ético y espiritual al que se refiere el P. O’Malley ha sido estudiada por Natalie Depraz (2023). Ahora conectará el elogio del millonario con el propósito de la educación en St. Mary´s, no dejando de mostrar al empresario como tal, quien ante su médico justifica su gesto de generosidad como algo desgravable.
POM (De nuevo en el plano): “St. Mary´s está fundada en la fe, en la esperanza y en la caridad. (Plano del doctor y del empresario). Las más grande es la caridad”.
Mr. Bogardus (Al doctor, en voz baja): “Una donación es deducible”. (Y asiente satisfecho de su astucia).
POM (Sólo la voz): “Le agradecemos su generoso donativo. (Continúa). Me gustaría decirle unas pocas palabras a la clase de nuestros egresados (Plano del P. O’Malley), a los chicos y a las chicas. (Plano de los chicos que están al otro lado con un diploma). Voy a hacerlo muy breve. Hoy es un día dichoso porque se gradúan. (Plano del sacerdote). También es un día triste porque dejan St. Mary´s. (Plano de la hermana Mary Benedict, que mira hacia abajo, pues esas mismas palabras podrían estar dirigidas en exclusiva para ella). No puedo resumir en pocos minutos todo lo que han aprendido en estos ocho años. Lo que se llevan no es sólo lo que está en los libros. Esto es importante, (En el plano) pero no lo es todo. Lo que se llevan es lo que deben compartirlo con otros. (Plano de las chicas que ahora, junto a las flores, llevan su diploma)… es lo que las buenas hermanas les han enseñado. (Plano de los padres y las hermanas con la Hermana Benedict y la hermana Michael al fondo. A continuación la cámara enfoca al párroco). Si alguna vez se ven en problemas, no importa cuál, no duden en marcar el número del P. O’Malley”. (Hace un gesto con la mano de marcar el teléfono. Plano de la hermana Mary Benedict que mira de reojo, mientras se escuchan los aplausos).
La disponibilidad como gesto de esperanza
La última expresión del P. O’Malley es un gesto de disponibilidad que de nuevo nos pone en relación con las categorías de esperanza desarrolladas por Gabriel Marcel. Él mismo subraya en el Prólogo a Homo viator lo que luego desarrollará más ampliamente, de lo cual hemos dado ya noticia.
La esperanza es esencialmente la disponibilidad de un alma tan profundamente comprometida en una experiencia de comunión como para llevar a cabo el acto que transciende la oposición entre el querer y el conocer, mediante el cual ella afirma la perennidad viviente de la cual esta experiencia le ofrece, a la vez, la prenda y las primicias. (Marcel, 2022: 10)[19].
6. EL TEXTO FILOSÓFICO FÍLMICO DE THE BELLS OF ST. MARY´S (XXIV): LA VICTORIA SOBRE EL ENFRENTAMIENTO EN LA RELACIÓN ENTRE EL P. O’MALLEY (BING CROSBY) Y LA HERMANA MARY BENEDICT (INGRID BERGMAN)
La hermana Mary Benedict baja por la escalera despacio, muestra su pesar por dejar St. Mary´s sin explicaciones
La última victoria sobre la tribulación que presenta The Bells of St. Mary´s es la más sutil. Entre el P. O’Malley y la hermana Mary Benedict existe una mutua admiración, a pesar de la diversidad de sus criterios, que se manifiesta en múltiples ocasiones. Sin embargo, la intervención del Dr. McKay pidiendo al P. O’Malley que haga lo posible para que trasladen a la hermana Mary Benedict abre un nuevo frente. El médico está convencido de que es bueno para la salud de la hermana que no se le diga nada de su enfermedad. Sin embargo, el P. O’Malley se arriesgará a comprobar si la realidad es bien distinta.
Cambio de escena tras la de los discursos de la graduación. Vemos unas escaleras de madera, mientras se escucha una canción, el himno de St. Mary´s. se ve bajando por los peldaños a la hermana Mary Benedict. Va por el tramo superior y lleva tan sólo una maleta. Se detiene en el rellano, y pone la mano en uno de los pilares de la barandilla. La canción continúa, y ella sigue bajando muy despacio por el segundo tramo hasta que desaparece del plano. Parece mostrar su pesar por dejar St. Mary´s en estas condiciones. La canción termina.
Plano de un grupo de monjas en el patio, a la puerta de entrada de su residencia. Es de noche. Al fondo se ve aparecer al P. O’Malley que avanza hacia ellas con el sombrero canotier. Se acerca a la verja donde se encuentra con la Hermana Michael.
Hermana Michael (Mostrando que el párroco está al tanto de la despedida de la hermana Mary Benedict): “¿Pidió el taxi?”.
POM: “Estará fuera. (Hace un gesto en esa dirección). ¿La hermana Mary Benedict está en la capilla?”. (La hermana Michael asiente y se gira hacia el interior).
Querido Señor, querido Señor. Quítame la amargura del corazón… Ayúdame a ver tu santa voluntad en todas las cosas
Plano de la hermana Mary Benedict de espaldas a ella, a distancia. Está de rodillas delante del sagrario de la capilla privada de las monjas. Sobre él hay una cruz y al lado derecho un Sagrado Corazón bendiciendo. Suena la música. Ahora se ve a la hermana Mary Benedict de frente, con las manos juntas, mirando hacia arriba. Murmura algo y se inclina. La vuelve a levantar y solloza.
HMB (Rezando desde su dolor y su pobreza): “Querido Señor, querido Señor. Quítame la amargura del corazón. (Solloza y cierra los ojos). Ayúdame a ver tu santa voluntad en todas las cosas. (Casi musitando). Ayúdame… Por favor… Por favor. (Le cae una lágrima. Baja la mirada y se santigua. Se levanta).
Saben que dondequiera que esté mi corazón estará siempre en St. Mary´s
Plano del P. O’Malley con la hermana Michael. En silencio, él baja la cabeza. Plano de la hermana Mary Benedict que sale de la residencia. Cierra la puerta y ya sonriente pregunta a la otra monja, en un plano con poca luz.
HMB: “¿Viene conmigo, hermana Ángela?”
La hermana Ángela: “Sí, hermana”. (La hermana Mary Benedict se desplaza hacia un lado y se va despidiendo de sus hermanas, a la izquierda, y luego a la derecha. Dice varias veces “adiós, hermana” y así es correspondida). Saben que dondequiera que esté mi corazón estará siempre en St. Mary´s”.
Hermana Michael (Acercándose): “Adiós, hermana Mary Benedict”.
HMB: “Adiós hermana Michael. (Se sonríen mutuamente. Avanza y le abren la verja).
Sabemos que su corazón siempre estará aquí. Siempre la recordaremos en nuestras plegarias
Se va a producir la primera despedida del P. O’Malley. Con contención y formalidad, no revelan lo que verdaderamente les aflige en esos momentos. La hermana Mary Benedict al traspasar la verja ve al P. O’Malley.
HMB (con los dos en el plano): “Padre”.
POM (con la hermana Mary Benedict en el plano): “Sabemos que su corazón siempre estará aquí. Siempre la recordaremos en nuestras plegarias”. (Por detrás de la hermana van pasando otras monjas).
HMB (Con los ojos llorosos): “Gracias. (Pausa). Adiós, Padre”.
POM: “Adiós”. (La hermana Mary Benedict se desplaza y sale del plano. Plano de espaldas del P. O’Malley de medio perfil que sigue a la hasta ahora superiora con la mirada. Se ve al grupo de monjas que la acompaña hacia el taxi).
¿Se acuerda de que cuando el Dr. McKay dijo que estaba perfecta? Tenía razón, porque es así como usted es. Pero no se refirió a su estado de salud. Porque hermana tiene comienzos de tuberculosis. El Dr. McKay creyó que usted no debería saberlo
Plano del P. O’Malley con gesto de que está reflexionando. Pasan unos segundos y por fin habla. Decide despedirse por segunda vez.
POM: “¡Hermana! (Avanza corriendo hacia el grupo de monjas. Vuelve a gritar). ¡Hermana Benedict! (Sigue dando pasos hacia ella con el sombrero en la mano. Vemos que la hermana Mary Benedict se aparta del grupo, que estaba completamente en la sombra. Llega donde el P. O’Malley, y la luz ilumina sus rostros). Hermana, no puedo dejarla ir así. (En él plano él con la hermana de espaldas). ¿Se acuerda de que cuando el Dr. McKay dijo que estaba perfecta? Tenía razón, porque es así como usted es. (Plano de la hermana Mary Benedict impresionada, pues los últimos acontecimientos le hacían dudar de lo que el párroco pensaba de ella). Pero no se refirió a su estado de salud. (Plano del P. O’Malley). Porque hermana, tiene comienzos de tuberculosis. El Dr. McKay creyó que usted no debería saberlo. (Plano de la hermana Mary Benedict que cierra los ojos reconfortada), pero yo…”.
Gracias, Padre. Gracias, me ha hecho muy feliz. Me repondré pronto… Por supuesto que sí, hermana. Si llegara a necesitar algo, dondequiera que esté… Sí, lo sé… Marco el número del Padre O’Malley
Lejos de producirse lo que esperaba el médico, la hermana Mary Benedict recupera inmediatamente la sonrisa. La confianza entre ambos existe. No la han cambiado los acontecimientos ni los malentendidos.
HMB (Sonriendo): “Gracias, Padre. Gracias, me ha hecho muy feliz. Me repondré pronto”.
POM (En el plano, sonriendo): “Por supuesto que sí, hermana. Si llegara a necesitar algo, dondequiera que esté…”.
HMB (Sonriendo en el plano, recordando sus palabras en el discurso de la graduación): “Sí, lo sé. (Hace el gesto). Marco el número del Padre O’Malley”.
POM (Sonriendo): “Exacto”. (Plano de la hermana Mary Benedict en silencio. Da media vuelta y se une al grupo. Suena el himno de St. Mary´s. Plano del P. O’Malley. THE END).
7. BREVE CONCLUSIÓN DEL DÍPTICO GOING MY WAY (1944) Y THE BELLS OF ST. MARY´S (1945)
No se propone la fe como condición de acceso, sino como patrón común de conducta que quiera trasformar la realidad
Al acabar el texto filosófico-fílmico de The Bells of St. Mary´s una pregunta se nos impone. ¿Qué es lo que ha pretendido McCarey con este díptico, que forma con Going My Way? A lo largo de nuestras contribuciones hemos mostrado que se trataba de un díptico de esperanza para superar las heridas de la guerra. Estamos ante un díptico nutrido de una fe en el ser humano, en las personas. Como cineasta católico McCarey pretende mostrar su fe que le lleva a creer en el bien que hay en las personas, a luchar por él. No a hacer un ejercicio de propaganda o proselitismo fácil. Cuando se actúa de ese modo, con una finalidad apologética o incluso catequética, es imposible mantener la fuerza artística.
McCarey lo sabía y por eso sus personajes, el P. O’Malley, el P. Fitzgibbon o la hermana Mary Benedict, de manera protagonista, son personas con contradicciones, dudas y sufrimientos que conectan con cualquier persona. No se propone la fe como condición de acceso, sino como patrón común de conducta que quiera trasformar la realidad. Que no se resigne ante la tozuda realidad.
Aquellos a los que suele llamarse soñadores, utopistas, iluminados: ellos son los profetas, los mejores de entre los seres humanos y los guías de la humanidad
En unos discursos sobre la obra de Dostoievski, Vladímir Soloviov explica de manera trasparente esta misma realidad desde la experiencia del genio de la novela rusa del siglo XIX, de alcance universal.
Precisamente es aquí donde estás el mérito y todo el significado de personas como Dostoievski: en que no se inclinan ante la fuerza de los hechos y no trabajan para ellos. Contra la fuerza bruta de lo que existe, poseen la fuerza de la fe en la verdad y en el bien, en aquello que debería ser. No caer en la tentación del mal reinante y no renunciar por él a un bien invisible es una proezas de la fe. En ella reside toda la fuerza del ser humano. Quien no es capaz de esta hazaña, no puede hacer nada por la humanidad, ni tiene nada que decirle. Los seres humanos aferrados a los hechos viven una vida ajena, no la crean. Crean vida los seres humanos de fe. Aquellos a los que suele llamarse soñadores, utopistas, iluminados: ellos son los profetas, los mejores de entre los seres humanos y los guías de la humanidad. De este tipo de hombre estamos hablando hoy. (Soloviov, 2021a: 39-40).
Su cristianismo es también “panhumano” en el sentido de que “debe unir y reconciliar todas las obras humanas en una única obra mundial»
De este tipo de hombre del que Soloviov habla y que tiene como muestra Dostoievski también participa Leo McCarey. Su cristianismo es también “panhumano” en el sentido de que “debe unir y reconciliar todas las obras humanas en una única obra mundial, sin la cual la fe universal sería solo una fórmula abstracta, un dogma muerto” (Soloviov 2021: 41). Y sin duda, un cine como el de McCarey reúne las condiciones para formar parte de esa obra mundial, precisamente porque arranca de una serie de convicciones profundas.
La verdad es el bien pensado por la razón humana; la belleza es ese mismo bien y esa misma verdad encarnada en una forma de vida concreta. Su encarnación plena y definitiva en todo es el final y el fin; por eso Dostoievski afirmaba que la belleza salvaría el mundo
De McCarey se puede seguir diciendo lo mismo que Soloviov señalaba para Dostoievski. Permítasenos terminar nuestra contribución que cierra el díptico señalado, con una cita extensa, pero extraordinariamente elocuente.
Era un hombre religioso y, al mismo tiempo, era también un pensador libre y un artista poderoso. Estas tres dimensiones no se limitaban entre sí y no se excluían unas a otras, sino que estaban presentes y unidas en toda su actividad. Nunca separó la verdad del bien y la belleza en el interior de sus convicciones, ni plasmó la belleza al margen del bien y la verdad en su arte. Y tenía razón, pues estos tres principios viven unidos. El bien, separado de la verdad y de la belleza, es solo un sentimiento indefinido, un impulso impotente; la verdad abstracta es solo una palabra vacía; la belleza sin bien y verdad es sólo un ídolo. Para Dostoievski eran tres aspectos indivisibles de la misma idea incondicional. La infinitud del alma humana descubierta por Cristo, la capacidad de albergar en sí la infinitud de la divinidad, es el bien más grande, la verdad más elevada y la más perfecta belleza. La verdad es el bien pensado por la razón humana; la belleza es ese mismo bien y esa misma verdad encarnada en una forma de vida concreta. Su encarnación plena y definitiva en todo es el final y el fin; por eso Dostoievski afirmaba que la belleza salvaría el mundo. (Soloviov 2021a: 41-42).
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NOTAS
[1] Cfr. las referencias a la obra de Vladímir Soloviov en la contribución precedente, “Los dones recibidos y las renuncias aceptadas en The Bells of St. Mary’s (Las campanas de Santa María, 1945) de Leo McCarey”, https://proyectoscio.ucv.es/filosofia-y-cine/los-dones-recibidos-y-las-renuncias-aceptadas-en-the-bells-of-st-marys-las-campanas-de-santa-maria-1945-de-leo-mccarey/.
[2] Cfr. la parábola del buen samaritano, Lc 10, 25-37, a la que se refiere Didier Fassin como emblema de la razón humanitaria (Fassin, 2016).
[3] The Bells of St. Mary’s (Las campanas de Santa María,1945) como secuela de Going My Way (Siguiendo mi camino, 1944) ambas de Leo McCarey, https://proyectoscio.ucv.es/filosofia-y-cine/the-bells-of-st-marys-las-campanas-de-santa-maria-1945-como-secuela-de-going-my-way-siguiendo-mi-camino-1944-ambas-de-leo-mccarey/ .
[4] Siguen la versión inglesa (Serres 1995a) de su obra La légende de anges (Serres, 1999).
[5] En la cubierta interior.
[6] Serres 1995 b: 25; 1991: 47.
[7] Así con mayúsculas en el original.
[8] Así con mayúsculas en el original.
[9] Literalmente, “Piece of cake”.
[10] También en mayúscula en el original.
[11] Así también en mayúsculas en el original. En adelante ya no volveremos a señalarlo cuando suceda.
[12] Especialmente en la tercera contribución al comentario de esta película, “La transformación hacia la gratuidad desde la inocencia en The Bells of St. Mary’s (Las campanas de Santa María, 1945) de Leo McCarey”, https://proyectoscio.ucv.es/filosofia-y-cine/la-transformacion-hacia-la-gratuidad-desde-la-inocencia-en-the-bells-of-st-marys-las-campanas-de-santa-maria-1945-de-leo-mccarey/.
[13] Se refiere al capítulo 8, versículos 4-11 del evangelio de San Juan: “Los maestros de la Ley y los fariseos le trajeron una mujer que había sido sorprendida en adulterio. La colocaron en medio y le dijeron: «Maestro, esta mujer es una adúltera y ha sido sorprendida en el acto. En un caso como éste la Ley de Moisés ordena matar a pedradas a la mujer. Tú ¿qué dices?» Le hacían esta pregunta para ponerlo en dificultades y tener algo de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y se puso a escribir en el suelo con el dedo. Como ellos insistían en preguntarle, se enderezó y les dijo: «Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le arroje la primera piedra.» Se inclinó de nuevo y siguió escribiendo en el suelo. Al oír estas palabras, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta que se quedó Jesús solo con la mujer, que seguía de pie ante él. Entonces se enderezó y le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado?» Ella contestó: «Ninguno, señor.» Y Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete y en adelante no vuelvas a pecar».
[14] Seguimos la numeración de la contribución anterior.
[15] 8. EL TEXTO FILOSÓFICO FÍLMICO DE THE BELLS OF ST. MARY´S (XX): LA OBLIGACIÓN DE GUARDAR SILENCIO SOBRE LA ENFERMEDAD DE LA HERMANA MARY BENEDICT (INGRID BERGMAN) COMO UNA PURIFICACIÓN DE LA AMISTAD PARA EL P. O’MALLEY (BING CROSBY), en “Los dones recibidos y las renuncias aceptadas…”, cit.
[16] Ver la contribución anterior, “Los dones recibidos y las renuncias aceptadas…”, cit.
[17] Ibidem.
[18] Es difícil traducir al castellano el error que la hermana Mary Benedict cree que debe corregir y que Patsy muestra su equivocación. Lo mostramos en el guion original que sigue la versión en inglés:
HMB: “¿Did Father O’Malley know about this?».
PG: “Nobody knew. Nobody but me”.
HMB: “I”
PG: “You´re wrong. “But” can be use as as preposition an takes the objective case”.
HMB. “Dear me. That was in the examination…”.
[19] Hemos consultado también la edición en francés (Marcel 1998: 9) en la que se basa la traducción española.