1.- El espíritu y los espíritus en el mundo antiguo.

§30.- Almas y espíritus en la vida diaria. Léxico de la antropología pre-histórica

Almas y espíritus
Chamán amazónico. Imagen 1

El culto interior, la oración de la que hablan y practican los antiguos, y que Jaspers toma como punto de referencia para caracterizar la era axial[1], no es algo que se pueda dar, sin más, en un ser humano de cualquier época. El chamán paleolítico, o los cazadores recolectores contemporáneos, pueden hacer viajes astrales, identificarse con los espíritus animales y conducir a las almas en pena, pero no encontrarse con Dios en el centro de sí mismos.

El ser humano es una unidad, un viviente unitario. En el principio era el cuerpo en movimiento, y así aparece en todas las experiencias y expresiones más primitivas[2]. Una parte de ese ser humano corpóreo es un principio que le hace moverse, actuar, y, en general, vivir. Los hombres de las tribus de cazadores recolectores saben que hay un momento a partir del cual ese hombre ya no realizará más esas actividades. Es la muerte, y saben que el principio que le hacía vivir ya no está allí, en el cuerpo, y el cuerpo queda rígido, inerte.

La experiencia de la muerte no es la experiencia de que al viviente se le amputa el cuerpo o de que al cuerpo se le amputa otra cosa. Es la experiencia de la desaparición de la vida en el cuerpo. El cuerpo se descompone y hay alguna otra cosa que continua con otro tipo de actividad. Esa otra cosa recibe en las diferentes culturas un nombre, que se suele traducir a las lenguas europeas actuales por “alma” o por “espíritu” indistintamente.

Almas y espíritus
Mujeres mapuche. Imagen 2

Entre los mapuches[3], el alma es el lawe, por la cual el hombre tiene mongen, salud-vida. Se mantiene en buenas condiciones cuando recibe bien la luz y la energía del sol, Antü. Cuando no recibe bien la luz y energía del sol, se debilita su decisión firme y voluntaria (yafiduami), y también se debilita su yo, la vigilancia y atención a sí mismo (inche), y entonces el control de su mente (rakiduam), su corazón (pinke) y su cuerpo (kalül), es tomado por poderes ajenos o voluntades extrañas, los wekufe.

Cuando ocurre eso el hombre está enfermo, poseído por una entidad autónoma inteligente a la que se le expulsa dándole órdenes. Entonces se acude a quien puede curar, al ampife, o sea, a la persona que “puede dar órdenes con su palabra” (pife) al am, al doble etéreo del alma (lawe, principio de salud-vida).

 

Quien puede curar así, quien actúa como ampife, es sobre todo la mujer chaman (machi), la cual, mediante sus cantos, ensalmos y órdenes, captura a los poderes ajenos que controlan al enfermo, los expulsa, y concita a los poderes de los buenos espíritus (pellu) para que le devuelvan la fuerza al pellu del enfermo. Entonces el pellu del enfermo se robustece y llena de salud-vida (mogen) el alma (lawe). El pellu es la llama interna de la vida humana, nace del sol y es inmortal.

Es posible que estos términos sean anteriores a la formación del lenguaje ordinario en el neolítico y calcolítico, y que pertenezcan al léxico de las voces, gritos y cantos de los rituales paleolíticos. Incluso es posible que algunos de ellos pertenezcan al léxico de los sapiens que salieron de África en la migración de hace setenta u ochenta mil años[4].

El “alma” del ser humano de los mapuches tiene sus modalidades análogas en el kami de los japoneses o el kade los egipcios[5].

El vocabulario antropológico más primitivo designa la vida paleolítica según la experiencia que hasta entonces hay de ella, e igualmente el léxico neolítico. El alma es principio de vida, está en la sangre y en el aire, y se va cuando el viviente muere y no respira. El alma-espíritu de la machi puede separarse del cuerpo en el trance, socorre al alma-espíritu en pena, gestiona los poderes de la naturaleza, la lluvia, la pesca, la caza, las enfermedades, y conoce los poderes de las piedras, las plantas y los animales, porque tiene trato con el pellu de las piedras, las plantas y los animales[6].

Fragmento de «El libro de los muertos» del antiguo Egipto. Imagen 3

En el calcolítico empieza a haber experiencias nuevas y aparecen nuevos aspectos y capacidades en la acción humana que se manifiestan en el vocabulario antropológico. En el Libro de los muertos, especialmente en el capítulo 188, aparecen Det, cuerpo; Ib, corazón, sede de la vida consciente, la conciencia, la razón y los deseos; Ka, alma; Bai, doble del alma, Akh, alma separada; Re, nombre y Khabit, sombra[7].

Esas nociones y los términos correspondientes se encuentran también en el vocabulario antropológico de las culturas china, hindúes, iranias y en la Biblia judía, en el calcolítico, cuando el intelecto se emancipa de la imaginación y se forman las lenguas indoeuropeas. Como es obvio, se encuentran en todas las culturas antiguas, y en el universo lingüístico greco-romano, que constituye la matriz del mundo cultural del occidente contemporáneo.

La correspondencia entre el vocabulario antropológico paleolítico, neolítico, calcolítico y contemporáneo se puede percibir en el siguiente cuadro.

Términos antropológicos del lenguaje ordinario:

Europeos modernos Mapuches Egipcios antiguos Griegos / Romanos

Espíritu

Pellu Akh Pneuma / Spiritus
Mente Rakiduam Re(nombre)/(palabra) Nous/Logos/Intellectus/Vebum
Yo Inche Khabit (Sombra) Ego / Ego
Alma Lawe Ka Psique / Anima
Doble del alma Am Bai Daimon / Genius
Vida Mogen Anj o Anhk Dsoé, Bios / Vita
Cuerpo Kalül Det Soma, Sarx / Corpus, Caro
Corazón Pinke Ib Kardía / Cor

 

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NOTAS

[1] Jaspers, Karl, Origen y meta de la historia, Madrid: Alianza, 1980.

[2] Ragazzi, G., “La danza perpetua. Gesto, spazio sacro, rappresentazione e linguaggio nell’arte rupestre della Valcamonica”, in The Importance of Place. The Site, the Message, the Spirit, Valcamonica Symposium ‘92, pp.76-85, 1992.

[3] Mora Penroz, Ziley, El arte de sanar de la medicina mapuche, Santiago de Chile: Uqbar editores, 2013; cfr.  Filosofía mapuche. Palabras Arcaicas para Despertar el Ser, Concepción, Chile: Editorial Kushe, 2001.

[4] Es posible que varios de estos términos se correspondan con algunas de las 27 raíces de palabras del milenio setenta, que se conservan en la mayoría de las lenguas actualmente habladas según Ruhlen. Se ha tratado de este tema en Choza, J., Filosofía de la Cultura, (FC), Sevilla: Thémata, 2014, § 20.

[5] Pagano, Maurizio, Lo spirito. Percorsi nella filosofía e nelle culture, Milano: Mimesis, 2011.

[6] Menard, A., Sobre la vida y el poder de las piedras: Newenke kura en el Museo Mapuche de Cañete. Colecciones Digitales, Subdirección de Investigación, Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, 2018.

[7] Cfr. Alesssandro Bongioanni, Modalità dello spirito nell’antico Egitto, en Pagano, M., Lo spirito. Percorsi nella filosofía e nelle culture, Milano: Mimesis, 2011; cfr., El libro de los muertos, Ed, de Federico Lara Peinado, Madrid: Tecnos, 1993.

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Jacinto Choza ha sido catedrático de Antropología filosófica de la Universidad de Sevilla, en la que actualmente es profesor emérito. Entre otras muchas instituciones, destaca su fundación de de la Sociedad Hispánica de Antropología Filosófica (SHAF) en 1996, Entre sus última publicaciones figuran Antropología y ética ante los retos de la biotecnología. Actas del V Congreso Internacional de Antropología filosófica, 2004 (ed.). Locura y realidad. Lectura psico-antropológica del Quijote, 2005. Danza de oriente y danza de occidente, 2006 (ed).

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