4.- Iglesias históricas, quiebras institucionales y liberación de la creatividad religiosa

§71.- Versiones estéticas y teológicas de la experiencia religiosa. Infinitos universos infinitos

La era digital se inicia con un amplio desajuste entre la experiencia religiosa propia, y unas representaciones estéticas y teológicas provenientes de otras eras en las que no se puede expresar la experiencia nueva.

Ejemplo de la dificultad de realizar una expresión estética de la experiencia religiosa en el siglo XXI
Gabriele-Diana Bode (2000). Angel of the Joy. Imagen 1

En el siglo XXI, por ejemplo, es difícil imaginar o pensar en los demonios, o hablar de ellos, porque su representación estética como homúnculo agresivo y su representación conceptual como personificación del mal, no tiene y no puede tener ninguna correspondencia cosmológica ni ontológica mediante las representaciones propias del lenguaje de la era digital. Es un término en el que resuena el sentido de la edad media y de la moderna, pero que carece de referente imaginativo y conceptual en la era digital. Lo mismo ocurre con términos como ángeles, Dios, gracia divina, etc.

La estética de los espíritus que se bosqueja en el siglo XX como comprensible, no es la que proviene de la época histórica, antigua, media o moderna, sino la que proviene de la épica literaria y cinematográfica, de la ciencia ficción del siglo XX, pero que no cuenta con una ontología también elaborada para esa épica y esa ciencia ficción del siglo XX.

Vladímir Vernadski, teoría de la noosfera. Imagen 2

Cuando los espíritus se representan como energías positivas y energías negativas, que pueden generar virus informáticos dañinos y benéficos, como fuerzas y poderes cósmicos con los que el hombre interactúa, como el “reverso tenebroso de la fuerza”, o, como diría Edith Stein, como nódulos que forman las innumerables redes sociales de la cosmosfera, la biosfera y la noosfera[1], entonces se pueden imaginar, se pueden pensar y se puede hablar de ellos como entidades con sentido y con referentes de valor ontológico. Entonces resultan verosímiles y  “creíbles”.

Las instituciones religiosas no han proporcionado cobertura imaginativa, conceptual y verbal adecuadas para esas experiencias ni para esa épica. La vida religiosa personal queda a la intemperie, incluso la vida religiosa de la subjetualidad religiosa eclesial. Por eso las autoridades religiosas tienen dificultades para hablar de entes espirituales, especialmente de algunos tipos de espíritus, como los “ángeles” y los “demonios”, porque esos son términos que resultan particularmente chocantes para el imaginario colectivo y para la interpretación pública de la realidad.

La experiencia religiosa es la relación personal de cada individuo con la divinidad, se recoge en la subjetualidad de las instituciones religiosas, y se comprende y expresa en los lenguajes propios de cada época. Parece que a partir de las traducciones de los libros sagrados de los humanistas del Renacimiento, y más aún a partir de las formas de comunicación e interpretación de la era digital, esas experiencias y esas formas de compresión y de expresión, parecen tan infinitas como los modos de vivir y de dialogar las personas individuales, como las formas de entender el universo físico por parte de la ciencia

La noción física y lógica de infinitos universos infinitos, de la ciencia del siglo XXI, quizá tiene como correlato cultural en la esfera de la religión, infinitos universos personales, innumerables universos para cada persona y tal vez para cada viviente. Si esto es así, no puede dejar de tener consecuencias en el orden institucional empírico. Es el tema para la filosofía de la religión en la era digital.

 

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NOTAS 

[1] La terminología de cosmosfera, biosfera y noosfera la proponen el científico ruso Vladímir Vernadski (1863-1945) y el teólogo cristiano Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955). Edith Stein (1891-1942) describe las comunidades angélicas como sociedades de innumerables núcleos activos que interactúan entre sí y que tienen una fecundidad inabarcable. Cfr. Ser finito y ser eterno, México: F.C.E., 1994, caps VII y VIII.

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Jacinto Choza ha sido catedrático de Antropología filosófica de la Universidad de Sevilla, en la que actualmente es profesor emérito. Entre otras muchas instituciones, destaca su fundación de de la Sociedad Hispánica de Antropología Filosófica (SHAF) en 1996, Entre sus última publicaciones figuran Antropología y ética ante los retos de la biotecnología. Actas del V Congreso Internacional de Antropología filosófica, 2004 (ed.). Locura y realidad. Lectura psico-antropológica del Quijote, 2005. Danza de oriente y danza de occidente, 2006 (ed).

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