Réplicas: una lectura desde la bioética personalista
NO TENGO UN CUERPO…SOY CUERPO
Introducción
Interrogantes que suscita la película Réplicas
En la película Réplicas, un neurocientífico llamado William Foster está investigando la manera de poder transferir a un cyborg la conciencia humana, experimento que en un primer momento falla, porque cuando logra la transferencia y el cyborg despierta, no se identifica; por ello se pregunta, ¿quién soy yo? ¿qué me sucede? Luego de su aparente angustia se autodestruye, y tienen que desconectarlo. Más tarde, el científico pierde su familia en un accidente y busca bajo esta misma idea inicial devolverlos a la vida a través de réplicas, a las cuales les pasa la información cerebral que logró guardar de su familia minutos después de la muerte.
La anterior sinopsis de la película en mención, deja entrever un asunto que despierta gran interés e inquietud, y sobre el cual se basa el texto. Los interrogantes que suscita son: ¿Es posible pasar la conciencia de un humano a un cyborg? ¿Por qué el cyborg no se reconoce como tal? ¿Existirá un principio o algo diferente que hace que los seres humanos nos reconozcamos como unitotalidad?
Hipótesis y marco metodológico
Para responder a esto, se ha planteado como hipótesis central: el ser humano es cuerpo y no tiene un cuerpo. El principio que se usará para responder será el de totalidad, descrito en la Bioética personalista de Elio Sgreccia. Se argumentará de modo crítico, que somos un cuerpo, en respuesta al tener un cuerpo, pues la persona es más que su pensamiento, en tanto existen otros factores como el alma, que configuran la persona como un ser total; es lo que en perspectiva antropológica se denomina unitotalidad, pues somos más allá que la mente y el cerebro.
El marco metodológico se basó en tres momentos: análisis de la película, identificación del dilema, sistematización de las bases documentales, contrastación, y disertación.
La estructura del texto para dar esta respuesta se divide en cuatro partes: el primer apartado describe las características del cuerpo y corporeidad; el segundo, presenta el alma no solo como principio vital sustancial, sino como aquel coprincipio que genera la identidad, movilidad y especificación del cuerpo, tema central, pues su comprensión deja entrever una primera gran respuesta a los planteamientos de la conciencia que se traslada al cyborg. El tercer apartado plantea el principio de totalidad sobre el cual descansa la estructura de la integridad e integración de la persona en su todo, así como la articulación con la totalidad del ser. Finalmente, el cuarto apartado diserta en 10 puntos por qué el experimento no funcionó en el cyborg, además de la leve sospecha que tampoco funcionaría de humano a humano.
Conclusión
En consecuencia, se llegó a la conclusión general de que la persona humana es una unidad, pues es la misma que piensa, siente y actúa. Por ello, cuando se desarticula o separa no habrá posibilidad de reconocimiento del yo, pues el cuerpo no responde a la corporeidad y menos a la personeidad, condiciones sine cuan non son vividas por la misma y única persona.
La existencia de cada persona es un evento único, exclusivo; el cyborg es cyborg y tiene cuerpo de cyborg, pero su principio vital es diferente a la persona de la cual va a tomar su información cerebral; ya no es el mismo que cambia, es otro con otro, que ya cambió. Además, yo soy en cuanto alma, no solo por principio, sino por realidad operis operandi. En otras palabras, el alma es principio de todo cuerpo organizado, del cual es ordenador y sigue a donde van los elementos de la materia, es decir, esa materia es susceptible de ese principio, por el corolario de totalidad y adecuación en la materia.
1. El cuerpo: el yo ante el tú
El cuerpo individualiza
Si existe una realidad que nos hace ser en los otros es el cuerpo, pues cuando lo vemos no vemos un cuerpo, sino un hombre (Lucas, 2008; Vallejo y Gómez). El cuerpo es la totalidad que hace de cada ser humano único, inabarcable, inabordable, con una complejidad propia de la naturaleza. Es decir, el cuerpo individualiza y junto con aquello que es su forma, como el alma, configura su corporeidad; es un cuerpo que le hacer ser en el mundo visible, además de agregarle su diversidad en medio de los demás (L. Lucas, Ramón, 2008), pues es autoconsciente y se percibe de modo interno y externo, donde el cuerpo le permite gozar de sus sensaciones y emociones (Lucas, 2010; Vallejo y Gómez, 2019) y, la corporeidad le sublima desde el sentido, su propia realidad y no de otro.
Ese “yo”, se configura en el “tú” que me ve, que me reconoce y, que yo lo reconozco; pero el fondo de esa relación supera lo físico y pasa al ámbito metafísico determinado como la corporeidad, la cual le agrega y subsume aquello que es de orden espiritual como el alma.
La corporeidad hace referencia a lo metafísico, la corporalidad a la individualización; así mismo, la categoría persona hace alusión a su componente antropológico; personeidad a su componente metafísico y personalización a su condición social, que le hace visible y presente con el cuerpo.
Soy cuerpo, en tanto corporeidad, soy corporeidad en cuanto integralidad, donde el cuerpo es concreción de mi naturaleza, y esa naturaleza se me desvela en el propio cuerpo, el cual me hace único dentro de él mismo y no dentro de otro.
El cuerpo humano es inseparable del alma
Por los argumentos anteriores, para pasar a un segundo momento, se puede indicar que, el cuerpo está conformado por dos grandes coprincipios, materia y forma, uno en la experiencia de cuerpo y otra bajo la idea fundamental de alma, donde una de sus funciones es la dimensión espiritual y de corporeidad; por ello, lo que
hace ese cuerpo específicamente humano es la íntima unión con su forma humana: el alma espiritual (Lucas, 2008, p. 317).
Si somos cuerpo es porque hay una realidad corpórea y una condición de corporeidad. Esta segunda permite una manifestación corporal y somática, pues describe Lucas, que al hablar de corporeidad se tienen dos condiciones, la psicológica y la fisiológica, las cuales se presentan juntas e inseparables: el cuerpo que tocamos y nuestro cuerpo con el que tocamos (Lucas, 2008; Vallejo y Gómez, 2019); de ahí que cuando el cyborg con la información contenida en su cavidad cerebral puede verse, se topa con la realidad de la naturaleza, pues, esta es la especificación que da cuenta de la racionalidad, la cual está en la inteligencia como propiedad operativa de la causa eficiente principal que es la persona y, que esta propiedad junto con la voluntad, están contenidas en el alma.
Es decir, por tesis o antítesis, será complejo el que la mirada biológica incluso con la capacidad mental, pueda estar en otro ser sin ser él mismo, pues cabe acá el principio de no contradicción, donde una cosa no puede, no ser, y ser al mismo tiempo; somos el mismo que cambia, pero no otro en mí, que me cambia.
Este cuerpo no es carencia o improvisación, pues ya se indicó que es causa eficiente, un soma (σῶμα) perfecto por forma y acción no necesariamente por constitución, esto para justificar y proteger aquellos que de modo accidental no pueden ejecutar todas las acciones, pero que por lo dicho no han perdido su dignidad.
El yo se reconoce en el cuerpo
Ahora bien, para ampliar en esta parte la respuesta a la tesis planteada, el cuerpo y la corporeidad hacen que la persona exista, sienta y se emocione. Un cuerpo, como el Dasein[1], no solo es estar ahí, puesto que esa existencia trae consigo la esencia, y al tener una naturaleza humana posee unas facultades que le traen al frente la realidad para su comprensión. Por ello, cuando no nos vemos en esa realidad, hay un desajuste de corporeidad y de reconocimiento, de ahí el rechazo inmediato del cyborg a su nuevo despertar.
Ya en línea ontológica, el cuerpo es cuerpo no solo por su corporeidad, lo es porque es unidad sustancial, unidad del cuerpo con el alma, que es principio vital. Esta unión particular y profundamente humana, resalta que el hombre no es solo un cuerpo, no es solo objeto material, una especie de ente; él es parte integral del ser en el mundo. Ese cuerpo, esa corporeidad, imprime una identidad interior y externa, pues el yo se reconoce, y el alter le reconoce. El ser humano es “espíritu encarnado o cuerpo espiritualizado”, de ahí expresiones ya descritas como por ejemplo “todo en el hombre es humano”; “ontológicamente, el hombre es la frontera entre los que son sólo cuerpo y los que existen totalmente sin cuerpo”[3] (Lucak, 2005, p. 67).
Sobre la base de las consideraciones anteriores donde se han planteado el cuerpo y corporeidad, uno como soma y otro como orden metafísico desde la ontología, se requiere ahora para dar respuesta a la tesis, qué es lo que mueve y específica a la persona humana, planteamiento básico que desde la bioética personalista es el principio vital sustancial, conocido como alma, el cual junto con el cuerpo conforman lo que es la unidad personal. Cabe precisar, que se analizaron por separado para la comprensión, pero el dualismo deberá ser superado, en tanto los dos corolarios, son en razón de una sola realidad, la persona humana.
2. El alma
De modo preliminar, a partir de su etimología y descripciones enciclopédicas, el alma es esa realidad espiritual de la persona humana, la cual constituye su esencia, será la encargada de la parte emocional y de la conciencia. Esta idea inicial es interesante, porque se puede concluir que, por el solo hecho de tener información, no por ello se tiene conciencia o autoreferencia desde la conciencia, pues esta le corresponde al alma.
Sustancia y forma sustancial
Pero se puede profundizar un poco más, puesto que, el alma es una substancia que, existe en sí misma y no en otro. “es autosubsistente; es decir, no debe su existencia al hecho de inherir a un susbtratum o soporte.” (Donceel, 1969, p. 419). Por ello, el alma como substancia es perfecta, pero de naturaleza imperfecta, pues requiere del cuerpo para ser un todo, pero ese cuerpo está ajustado al principio, por los criterios que indicamos sobre la adecuación; la materia es a la forma, lo que potencia al acto, lo que el alma al cuerpo. Por tanto, este principio es no solo de ser sino de acción, por ello es su forma, le hace existir y le confiere organización; el alma específica y actualiza la materia.
El alma, la define Lucas, como ese principio vital que se convierte en la forma substancial del ser viviente. Esta es una substancia, por lo tanto no es un accidente, en tanto es algo constitutivo del ser humano (Lucas, 2008; Lucas, 2010); es por lo que el cuerpo viviente es, de ahí que, el pensar cuándo se unen pasa a un segundo plano, pues es acto primero de todo ser viviente y se pueden entender tres tipos de alma las cuales son raíces de actos precisos, alma vegetativa, sensitiva y alma racional o espiritual.
Siendo así, el alma dinamiza, forma y vitaliza ese cuerpo y solo ese, por esto no se pasa bajo excusa de información a otra persona. El cyborg es cyborg y tiene cuerpo de cyborg, pero su principio vital es diferente a la persona de la cual va a tomar su información cerebral, ya no es el mismo que cambia, es otro con otro que ya cambió.
Anima la materia
En efecto para entender esta relación entre alma y cuerpo, existen dos modos, el primero es bajo la mirada ontológica, es decir, dependiendo del alma existe unas potencias y unos actos. La vía gnoseológica, indica que, según los actos y las potencias nos damos cuenta a qué tipo de alma pertenece ese ser viviente, es decir, los conocemos por sus actos que para este caso serían racionales.
Significa entonces, que el alma anima la materia, la informa, le da vitalidad, pero se debe aclarar que en términos filosóficos el concepto de vida tiene tres modos de comprensión, el corpóreo, el psicológico y el espiritual (Ζωή, βίος, ψυχή). El Ζωή da cuenta de la vitalidad que se da en todos los seres orgánicos: es el principio de la vida. Es un principio que no muere. (vida eterna – Jn 12,25); el βίος, es individualidad, pluralidad, y mortalidad y, ψυχή que es el soplo vital, el alma – vida: Ánima, porque anima los cuerpos. Principio para reconocernos y afirmarnos como un yo.
Principio ordenador del todo
Con referencia a lo anterior, yo soy en cuanto alma, no solo por principio, sino por realidad operis operandi, es una especie de eje primordial, por esto de, el alma como principio de todo cuerpo organizado, el cual es ordenador y sigue a donde van los elementos de la materia, es decir, esa materia es susceptible de ese principio. Es así como en la referencia de la película “Réplicas”, no es el hecho de la información en sí, pues queda por fuera la realidad de principio, que no se adecúa a la cosa, o a la máquina, de ahí que se tiene un cuerpo sea artificial o biológico, pero no una persona, no un todo, el cual debe ser reconocido e informado por el principio vital sustancial. El alma informa, dinamiza y recrea, el cuerpo, especifica en una toda la unidad.
El ser cuerpo y poseer un alma humana es respuesta del yo al tú y un nosotros, puesto que no solo es movimiento, sino vida sustancial. Cuando se tiene un cerebro humano completo y en caso hipotético con toda la información, él no se ve como una parte, es un todo organizado con cuerpo especifico y especificador, el cual tiene o ha tenido, y que, por obvias razones quisiera conservar. La realidad y punto de vista de alguien que mide 1.20 metros y al cual le podrían poner un cuerpo de 2 metros, cambia radicalmente su perspectiva, no solo de vida sino del ver el mundo que lo rodea. Cabe agregar a esto, el número de personas que de manera extraña rechazan un órgano que no consideran suyo, y de modo contrario los que reciben un órgano del cual reciben parte de la información y sentimientos de quien era dueño.
Conciencia
Esto es prueba irrefutable del todo en cada parte por la adecuación del principio en la materia; describe sabiamente Strasser, citado por Donceel, «…Yo, no es la persona sino lo que me hace ser persona» (Donceel, 1969, p. 147).
La grandeza del alma no radica solamente por las condiciones que hacen parte de nuestra propia naturaleza, sino porque es un objeto tan grande, tan capaz de exaltar con su belleza las mentes que, si tocaras la conciencia de tu alma, ya no podrías pensar en nada más, dirá Malebranche, citado por Giacomo (Canobbio, 2010, p. 19).
La realidad del alma supera los nuevos conceptos que se han introducido como mente cerebro – cuerpo. Mente, Software y cerebro, hardware, (Canobbio, 2010, p. 19), pues el principio de alma que se ha planteado contiene los dos primeros y además se le agrega la misma conciencia. Por tener las dos condiciones de mente y cerebro no se tiene de por sí la misma conciencia, puesto que la mente humana no solo se compone de datos.
La persona tiene la función y el órgano, pero por su voluntad decide conocer ese mismo órgano o determinada acción, pues no necesariamente la mente humana funciona como un ordenador, pues la interrelación de sus funciones dadas por la misma voluntad generan la conciencia de algo o de sí mismo. Así se empieza a distinguir entre actos de la persona y actos del hombre, en el primero interviene el ser como totalidad, en el segundo bajo su condición meramente biológica de estructura. En el primero hay conciencia, en el segundo, reacción espontánea y natural.
Uno en cuerpo y en alma
La Gaudium et Spes logra delimitar esta dualidad platónica y la de Descartes, cuando precisa que, existe una unidad de cuerpo y alma, uno en cuerpo y alma, el hombre, por su misma condición corporal, reúne en sí los elementos del mundo material, de tal modo que, por medio de él, estos alcanzan su cima y elevan la voz para libre alabanza de su creador.
Según esto, y por los argumentos anteriores, la verdad se funda en el ser y la esencia, por lo que la verdad del alma y, en consecuencia, la del hombre, se debe buscar en la determinación del ser del alma (Andreu, 1991, p. 1).
3. Principio de totalidad
Una de las pretensiones del presente ensayo es sustentar las respuestas y argumentos a partir del principio de totalidad, del cual en un primer acercamiento es la relación a la unidad y el todo, donde la parte hace parte de ese todo, y dentro de la comprensión de ese todo es la persona humana, con todas sus funciones o incluso, con la facultad, pero sin potencializarla. El principio, aclara que, ante la necesidad de suprimir una parte, se hace en razón del todo (Sgreccia, 2009; Yacarini-Martínez, 2020).
El cuidado del todo
El uso de este principio para el caso está en doble línea, la primera en el cuidado del todo sin un riesgo inminente, y creer que una parte como el cerebro por sí solo es toda la persona. Además, para el caso de un cyborg recibir una parte de algo biológico supera la fórmula de proporcionalidad y desproporcionalidad (Calípari, 2007; Sgreccia, 2009), donde lo que puede ser ordinario para la ciencia como pensar suprimir el principio vital y las emociones para trasladarlas a una cosa o a otro ser, pero, para quien recibe, o a quien se traslada en caso de ser consciente, será algo extraordinario, por ende ilícito.
La totalidad por su parte, pasa al ámbito terapéutico y a las acciones a realizar, por ello se complementan con el principio de precaución, el cual regula el deseo con el poder, el capricho con la realidad científica.
Sacralidad de la vida humana
Bajo los criterios anteriores, el principio marca y muestra de modo real la sacralidad de la vida humana, la cual no solo es automoción, sino autoconciencia de un ser real, el cual así fuera de modo virtual deberá ser protegido en su totalidad; es un ser con un cuerpo asumido, vivido, incorporado en su unitotalidad, que no agota la riqueza de la persona, con un valor único (Canonaco, 2010; García, 2015; Palazzani, 1993).
A este propósito, Elio Sgreccia promotor de la bioética personalista al describir el principio, indica que la realidad corpórea no se agota en los fisiológico (Sgreccia, 2009), pues si fuese así, cada uno de nosotros se haría conservar en una caja de cristal para pasar de un lugar a otro. Este autor, relaciona que la totalidad integra todo lo que al ser le es, entre lo que está su realidad bio-pisco-social y espiritual (Sgreccia, 2009) (Canonaco, 2010). Ahora bien, Calípari amplía esta visión para aclarar que cuando no está en uso una función o parte de la persona, existe el deber de cuidarla con la misma calidad y calidez (Calípari, 2007); es la protección de la integridad y de la existencia (Yacarini-Martínez, 2020).
4. Disertación
Planteamiento
A este momento se han expuesto los argumentos sobre la unidad sustancial, a partir de explorar los términos cuerpo y alma por separado, pero, para responder a estos interrogantes se presentarán de modo no taxativo las siguientes disertaciones que tienen como base la unidad substancial y el principio de totalidad.
¿Por qué no es posible, que un cuerpo sea cyborg u otro biológico al recibir un cerebro o la información en él contenida reaccione de modo apropiado y ser autoconsciente de su condición personal? ¿Tengo un cuerpo o soy cuerpo?
Soy cuerpo
- Somos cuerpo por ser unidad sustancial. Aunque el mismo Descartes vuelve a tomar la dualidad, dividiendo al hombre en rex cogitas y rex extensa, una cosa pensante y la cosa extensa – cuerpo, es la misma persona que siente, piensa y actúa. Por ello cuando se desarticula o separa alguna no habrá posibilidad de reconocimiento del yo, pues el cuerpo no responde a la corporeidad y menos a la personeidad, condiciones sine cuan non son vividas por la misma y única persona. La existencia de cada persona es un evento único, exclusivo (Lucas, 2008).
- Es difícil pensar por ahora que, conservando un cerebro de una persona humana, pueda ser trasladado a un cuerpo cyborg u otro biológico, y que de por sí se asuma la totalidad de quien fue dueño de ese órgano con esa información, porque el criterio desde la metafísica del acto de ser, indica que el ente es id quod habet ese, id quod finite participat ese, es decir, la noción del ser y el coprincipio intrínseco del ente con la esencia es la actualidad de todas las formas, para este caso, el de la persona humana; “la forma es acto en el orden predicamental, donde la materia es potencia“ (Andreu, 1991, p. 1).
Soy alma y cuerpo formando un todo
- Ahora bien, bajo el lente del principio de totalidad, la parte que es del todo no es el todo. Para el caso del alma, que es la forma, contiene la totalidad que informa la materia y esto incluye por la denominación que se le da como alma intelectiva, la cual por ser substancia no puede estar separada del cuerpo, pues es la forma; “inhiere formalmente a ese hombre” (Andreu, 1991, p. 2). El alma intelectiva es un modo de ser, así como el conocer. Queda entonces por este principio, el que no haya una posibilidad de concebir por el solo hecho de tener el órgano y la información inmediata, porque en sí misma ya no tiene el ser, además su operación deberá estar sujeta a la persona humana como totalidad.
- Los animales y las cosas no tienen conciencia, la persona humana es capaz de la autorreflexión (Donceel, 1969, p. 95), además de la apropiación de la realidad de sí mismo. Un animal puede hacer cosas, un cyborg puede hacer cosas, incluso puede tener los mismos datos de un cerebro completo, incluso con las emociones que generan esos recuerdos, pero no serían parte de sí, pues a esto cabe la naturaleza; el hecho de poner información de un humano en un burro u otro animal, no por ello cambiaría o tendría conciencia y naturaleza de un humano, puesto que el principio que denominamos alma, busca la materia conforme, o que se ordene en todo al todo; El alma no es un ente en sí, que pueda subsistir o ser concebido en cualquier momento independientemente de su relación con la materia (Canobbio, 2010, p. 30)
Soy algo más que meros datos
- No se es de modo exclusivo mente, o información algorítmica para la inteligencia, pues se es un todo. En cada órgano existe algo específico y animado por el alma; el todo en cada parte, de ahí que la ontología cyborg queda en algoritmo inteligente cyborg, donde la función es ajena al principio biológico de conciencia y esplendor de la persona humana.
- Somos más que datos o biología, somos identidad ordenada y ajustada a un fin, a un sentido, a una teleología que puede incluso sobrevivir a cualquier desajuste de la misma materia y seguir con un sentido concreto, ordenado y libre. En este sentido cobra importancia Kant sobre la dignidad humana basada y estructurada en los temas de autonomía (Andreu, 1991; Kant, 1923), pues al no ser consciente de esa misma realidad, la dignidad queda de lado.
Soy sujeto, subsistencia, individualidad
- Esta idea de pasar un cerebro o parte del él a otro u otra cosa es difícil porque “Aquello para lo cual toda cosa es un objeto o cuasi – objeto, y que no es ni objeto ni cuasi – objeto, no puede subsistir en otra cosa como accidente o como parte” (Donceel, 1969, p. 418), como es el presente caso, pues la unidad no está en razón del todo, sino de una parte para el todo, donde la parte requiere la conciencia e identidad del todo como ser persona.
- La persona humana es un total, en él se presenta un sujeto, una subsistencia y una individualidad. Por un lado, su ser y por otro su esencia, en esta esencia existen dos condiciones, la primera es la forma que es principio vital y la materia prima que será el cuerpo. En este sentido, para al cyborg, solo queda en parte la materia prima, pero la forma susbstancial no está, pues esta es de todo el cuerpo con su identidad, no de una parte del todo; la esencia indica la naturaleza de una cosa (Lucas, 2010, p. 22). Por esto, el alma como forma substancial indica la perfección ontológica propio de la esencia, que para este caso es de naturaleza humana, pues no se concibe un cambio de naturaleza por ser principio vital originante.
Soy sujeto agente que se autoperfecciona
- La acción inmanente en el ser humano es una acción que enriquece, que perfecciona al mismo sujeto agente, y tenemos una acción autoperfeccionante (Lucas, 2005, p. 34). Por esto, es que el cyborg no reacciona adecuadamente, porque si realmente tuviese el principio vital correcto, desde el ser y la esencia, perfeccionaría de modo inmediato al otro sujeto u organismo. Por principio antropológico somos el mismo que cambia, acá se rompe el principio tanto en la cualidad como en la cantidad, pues la cualidad de persona humana, pasaría a persona no humana, y la materia prima de características orgánicas ya no está para ser reemplazada.
La ontología cyborg parte de la negación de la naturaleza humana
- Son varios los argumentos a partir de la ontología cyborg (Díaz, 2016), donde se expone que el cuerpo queda expuesto a ser un espacio abierto, pues el que tenemos o al menos como lo vemos es algo obsoleto. Ya no es una entidad esencial y se ha convertido en un laboratorio (Díaz, 2016, p. 8), para llegar a un organismo cibernético, sacando de lado el esencialismo y para este caso el personalismo. Pero el autor da la misma respuesta para negar lo anterior, pues parte de la negación absoluta de la naturaleza (Díaz, 2016), la cual por sí sola tiene grandes limitaciones, en especial aquellas que le son propias y que siempre estará en reacción o acción según el agente en sí mismo (Vallejo y Gómez, 2019), o el estímulo sea por sentidos externos o internos que le hacen ser único.
Que Él, el Dios de la paz, os santifique plenamente,
y que todo vuestro ser, el espíritu, el alma y el cuerpo,
se conserven sin mancha hasta la venida
de nuestro Señor Jesucristo (1Ts 5, 23-24)
5. Conclusiones
Totalidad
El ser humano es una totalidad, un asunto de estructura y dinámica bajo el criterio de unidad substancial, puesto que los dualismos en la actualidad no aportan suficiente a la comprensión básica de la persona. Esta persona es la misma que piensa, siente y actúa, por ello cuando se le separa o el principio vital sustancial no está, solo queda información, puesto que, esa parte del cuerpo al ser traslada a otro no va a responder pues le falta la corporeidad. El alma en tanto es una condición sine cuan non, que son vividas por la misma y única persona.
La naturaleza será siempre esencia y estructura, pues el acto de ser es solamente la existencia, por ello, ser persona es esencia más existencia, todo en un hecho concreto, donde la materia y la forma son parte del mismo ser, por esto la tesis planteada por la película “Réplicas”, puede quedarse solo en una posibilidad, pues, aunque expresa el tema de la conciencia y las emociones las supera fácilmente por medio de una fórmula algorítmica, un campo que apenas se empieza a explorar.
El problema del ser – siendo, puede tener algunas soluciones. Una de ellas la propone Gabriel Marcel, quien separa los conceptos del problema y el misterio; introduce concretamente el dominio del ser.
El misterio es concebido como la esfera metaproblemática de lo problemático, dominio al que converge el conocimiento en la existencia y que no debe confundirse con lo incognoscible puesto que es el resultado de un acto positivo y riguroso de afirmación. El misterio de mi personalidad y el misterio del universo se confunden en uno solo y mismo misterio, misterios de la existencia (Avoir, E. 1935. citado por Jua Luis de Angelis, 1952).
El alma es principio rector del cuerpo
El ser humano es en cuanto a su alma, no solo por ser el principio rector, sino por la realidad operis operandi, donde el alma es principio de todo cuerpo organizado y le van a seguir los elementos propios de la materia por la adecuación. Además, esta acción inmanente enriquece, perfecciona al mismo sujeto, por ello para el cyborg, aunque parece que tuviese conciencia de sí mismo, el verse en otro u otra cosa no evidencia la perfección propia de nueva naturaleza pues no solo es extraña a su soma, sino que el principio vital está solamente adecuado al mero pensamiento, si tuviésemos presente la ontología cyborg.
Finalmente, la ciencia es un camino que busca a su modo un bien, pero frente a la posibilidad presentada en la película a este momento, bajo la perspectiva bioética personalista y el principio de totalidad, faltan algunos metros históricos y epistemológicos por recorrer.
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Referencias bibliográficas
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https://www.youtube.com/watch?v=gTJ5ww4Clb0&ab_channel=%C3%81gapeColectivoTerap%C3%A9utico
NOTAS
[1] Heidegger: esta existencia se presenta ante todo como estar- en- el – mundo. Adolfo Carpio, a este propósito, indica que esto no quiere decir, que el mundo sea algo anterior a y en el que Dasein vaya a inscribirse. Por el contrario, si la esencia de la existencia humana reside en la existencia, se dice que esta existencia no es algo que subsista por sí. “En cierto modo existir es como tal estar-en-el-mundo, éste con sus distintos modos constituye el ser de la existencia humana.” (Carpio, 1952, p, 935).
[2] La Dra. María Lucak de Stier amplía la perspectiva en su texto Ontología de la corporeidad, donde analiza que la persona humana es un cuerpo espiritualizado y espíritu encarnado, no para seguir con la misma división o dualidad, sino para ver esa frontera y reconocer la unidad sustancial.