La vulnerabilidad y la restauración de las instituciones democráticas en Mr. Smith Goes to Washington (1939)
José Alfredo Peris Cancio y José Sanmartín Esplugues
Resumen: El cine clásico de Hollywood de los años 30 y 40 fue testigo de la crisis del 29 y sus repercusiones. Un estudio filosófico del mismo permite descubrir en la filmografía del director Frank Capra criterios de interpretación esclarecedores. Ya sus primeros títulos ponen de manifiesto la relación entre la modernidad, la técnica y la centralidad de la persona. En esta tercera entrada sobre Mr. Smith Goes to Washington nos proponemos: a) mostrar la vulnerabilidad de las instituciones democráticas ante la corrupción; b) fundamentar la restauración de la democracia en el crecimiento de la consistencia moral de las personas.
Palabras clave: filosofía personalista, personalismo fílmico, idealismo, corrupción, pragmatismo, naturaleza, relacionalidad, conversación entre varón y mujer, voces, palabras, voces calladas, lenguaje del corazón, consistencia moral.
Abstract: The classical Hollywood cinema of the 30s and 40s witnessed the crisis of 29 and its aftermath. A philosophical study of it may discover in the filmography of director Frank Capra luminous interpretation criteria. In this thrid entry about Mr. Smth Goes to Washington we propose: a) show the vulnerability of democratic institutions to corruption; b) base the restoration of democracy in the growth in moral consistency of the people.
Keywords: personalist philosophy, film personalism, the year 1939 in Hollywood, politics, idealism, corruption, pragmatism, nature, relationality, conversation between male and female, voices, words, quiet voices, language of the heart, moral consistency .
INTRODUCCIÓN
Finalizábamos la entrada anterior poniendo de relieve el dilema entre tecnicismo y principios morales a la hora de plantear la construcción del bien común[1]. Es una nueva edición del peligro hace años denunciado por José Sanmartín[2] que sigue manteniendo plena vigencia en la actualidad, como él mismo ha puesto de manifiesto:
… la técnica, al servicio de intereses a menudo opacos, a base de convertir lo superfluo en necesario, ha llegado a convertirse en piedra de Sísifo… vuelve a rodar ladera abajo una y otra vez. Y su progreso oprime bajo su peso un desarrollo verdaderamente humano. Entiendo por tal toda mejora cultural de aquellas facetas del homo naturalis que puedan permitir la vertebración de una vida digna y feliz, en la que la simpatía sea un componente clave del proyecto en que consiste la vida de cada ser humano. (Sanmartín Esplugues, 2017: 58)
Mr. Smith dibuja a la perfección esa opresión del desarrollo verdaderamente humano, una vida que —en palabras de Sanmartín— crezca en dignidad, felicidad y simpatía[3]. Capra dibuja unas instituciones políticas frágiles. Dónde ellas menos se lo esperan. Bajo capa de rigor y fortaleza, expulsan al generoso e idealista. Y acogen con los brazos abiertos al cínico y al corrupto. ¿Cómo? Dejando que usen el lenguaje jurídico al margen de los valores morales que lo nutren.
La esperanza vendrá allí por dónde se cultivan de verdad esos valores. Algo que tiene que ver con el misterio de lo personal, la entrega, el amor, el trabajo, la capacidad de sacrificio. Sí, es verdad, algo poco técnico. ¡Qué le vamos a hacer!
4[4]. EL SENADO Y SUS COMUNIDADES HUMANAS
4.1 EL ROSTRO HUMANO DEL SENADO
46 [5]. Paine ha convencido a Saunders para que siga en su puesto.
Y en la siguiente escena aparece acompañando a Jefferson en su entrada al Senado para la toma de posesión. Capra utiliza un modo muy eficaz de presentar el Senado con rostro humano. Uno de los botones o pajes (Dickie Jones) informa al Senador Smith.
El relato del muchacho subraya el aspecto personal en la visión de la Cámara de representantes. Sin embargo, la acogida de los Senadores hacia Jeff es agria. Es consecuencia de las noticias frívolas que se han publicado sobre él.
Esta oscilación entre lo personal-comunicativo, y lo institucional-maquinal está presente en toda la trama de Capra. Como indicábamos al cerrar la entrada anterior es un tema central en la historia del pensamiento político del siglo XX[6]. Thomas Jefferson, por su parte, había realizado una lectura muy crítica de lo que suponen las Cortes: “bajo su imponente apariencia, son la parte más débil y mezquina de la humanidad” (Jefferson, 1987a: 154)
- Capra recoge con su cámara las comunidades humanas presentes en el Senado. En el piso principal, los Senadores. En la tribuna, los invitados, miembros del gobierno, periodistas, diplomáticos, visitantes del Capitolio… Son dos dinámicas humanas interactuantes. Cualquier movimiento entre los Senadores encuentra su lectura en el piso superior. Allí se acomoda Saunders. Saluda a Diz y éste apunta: “Así que has traído a Daniel Boone[7]”; Saunders, como si ya hubiese escuchado las murmuraciones: “Daniel en la cueva de los leones”. Las alusiones a la historia de los Estados Unidos y a la Biblia reflejan bien la suerte de Jeff. Diz le reprocha a Saunders la presentación que los periódicos han hecho de él.
- El botones señala al Senador Smith su mesa y le indica que era la que ocupó Daniel Webster (1782-1852). Jeff siente ante este hecho una gran emoción, una profunda sensación de privilegio. El nombre de Webster está asociado al mejor modo de hacer política en Estados Unidos (Golden Age). Su memoria forma parte de los Senadores más ilustres[8]. El botones le aconseja a Jeff: “Si va a dar algún discurso, prepárese algo a lo que disparar”. Jeff responde que sólo va a sentarse y a escuchar. El botones contesta con cierto resabio: “Esa es la manera de que lo reelijan”. Tras enseñarle el orden del día y el manual del Senado, le va señalando los principales miembros del Senado. Le indica dónde está el Senador Agnew, el líder de la mayoría (H.B. Warner). También localiza al de la minoría (Pierre Watkin). A continuación, le describe quiénes ocupan los asientos de la tribuna. Con desparpajo señala que los diplomáticos y los botones son los que tienen más clase.
- Entra en escena Paine. Un senador bromea con su posible llegada a la Casa Blanca. Saluda al Senador Smith y comprueba que Saunders ha preparado bien sus credenciales. Se muestra altivo con él. Jeff le comenta que tiene la misma mesa que Daniel Webster. Y Paine irónico le contesta: “No le importará”.
4.2 LAS DIFICULTADES DE LA ADMISIÓN DE JEFF
- Con un plano picado, Capra subraya la magnitud del Senado. Jeff aparece perdido en medio de ella. No sabe qué postura adoptar. El Vicepresidente de los Estados Unidos que actúa como Presidente del Senado (Harry Carey) da comienzo a la sesión e introduce la oración del Capellán (Neal Dodd). La plegaria recoge los ideales que deben moverles: “¡Oh, Dios, Padre celestial! En estos días críticos cuando nuestro amado país trabaja con problemas graves e inquietantes, ayúdanos, te lo rogamos, y danos la luz y la fuerza para ser justos y misericordiosos……para poder servir mejor a nuestra gente y a nuestro prójimo. Amén.”[9]
- A continuación, el Vicepresidente acepta dar por leía el Acta y comprueba el quorum. Paine presenta las credenciales de Jeff como Senador. El Vicepresidente pide que se acerque a la mesa para el juramento. El Senador Monroe (Porter Hall) pide intervenir. Expresa sus dudas acerca de que el caballero que está a punto de jurar sea consciente de sus responsabilidades. Se refiere a su “desvergonzada actuación para los periódicos”. Considera que su manera de actuar es más bien propia de un actor de espectáculo que daña la sinceridad y la cordura del cuerpo de legisladores. Y termina preguntando: “¿Es ésta la idea que el caballero tiene sobre la naturaleza de su oficio?”
- Jeff está desconcertado. No puede contestarle porque todavía no ha tomado posesión de su cargo. Paine lo hace en su nombre. Señala que conoce a Jeff. Por lo que está en condiciones de garantizar que tiene el mayor de los respetos por el cargo de Senador. Será la única vez en la que Paine lo avale públicamente. A continuación, Jeff jura. Capra recoge literalmente las palabras del juramento: “¿Jura solemnemente apoyar y defender la constitución de Estados Unidos, contra todos sus enemigos, extranjeros y nacionales y que tendrá fe y será fiel a ella? ¿Que acoge esta obligación de forma libre, sin reserva mental …y que llevará a cabo fielmente las obligaciones del cargo que recibirá con la ayuda de Dios? Senador Smith: “Lo juro”.
- Acto seguido, Paine le presenta a Agnew, el líder de la mayoría. Le saluda con afecto y procura tranquilizarlo: “No te preocupes por el resto, son tan sólo senadores…” Se oyen voces de senadores haciendo valoraciones de la ley de déficit, en la que se integra la aprobación de la presa en cuestión. Jeff ya forma parte de ese mundo.
4.3 EL AMBIVALENTE PODER DE LA PRENSA DEL SENADO
- Jeff toma prestado de un Senador el ejemplar de un periódico. Comprueba lo que ha ocurrido y sale con determinación del Senado. Va a buscar a los periodistas. La escena recuerda la reacción de Deeds frente a los literatos que se burlan de él[10]. El joven senador golpea a cuantos periodistas se va encontrando. Les recrimina el reportaje. Se topa con Nosey, que huye refugiándose en el bar de la Asociación de la Prensa.
-
El Senador Smith entra en dicho bar. Varios periodistas lo reducen. Entre ellos se encuentran Diz Moore y Sweeny Farrel (Jack Carson). El diálogo que mantienen es esclarecedor. Jeff les reprocha que no digan la verdad. Y Diz le responde que sí que la han contado al publicar “que ha llegado un payaso incompetente, alardeando ser miembro del Senado”. Jeff les acusa de falta de honestidad. Ellos le responden que son los únicos que pueden ser honestos, porque no han de ser reeligidos. Comienzan a desvelarle a Jeff el papel que está jugando en realidad. Lo retratan como un farsante, con un nombramiento honorario. Alguien que simplemente votará lo que le manden porque para eso ha sido designado.
- Esta confrontación hace mella en Jeff. La prensa está lejos del papel noble que se auto-adjudica. El desarrollo de la película lo deja claro en diversos momentos: si hay políticos al servicio del poder económico, tampoco los periodistas son ajenos a determinados intereses empresariales[11]. Sea como fuere, honrada o no, la prensa le abre los ojos a Jeff en este momento.
5. EL EJERCICIO DE LA PALABRA COMO TAREA DEL SENADOR
5.1 LA MANIPULACIÓN DE PAINE: EL ABUSO DE AUTORIDAD
- Tras el encuentro con los periodistas, el Senador Smith acude a exponer sus cuitas a Paine. Le expone que cree que los columnistas están en lo cierto. Considera que, como nuevo senador, debería estudiar alguna de las leyes. Paine le expone la tesis de la regulación como asunto técnico y especializado. En efecto: “Estas leyes son creadas por mentes lícitas después de un largo estudio. Era abogado y no puedo entender la mitad de ellas. Olvídalo. Te aconsejaré sobre cómo votar”. Pero Jeff le replica sincero: “Sé que lo hará y ésa es la cuestión. No hay razón para estar aquí”.
- Para darle un aliciente, Paine le propone al Senador Smith que estudie y analice las posibilidades de crear el campamento del que le había hablado. Que prepare una ley al respecto, lo que le reportará una gran experiencia. Jeff acepta la recomendación muy emocionado. Y Paine le anima a contar con la ayuda de Saunders. Rápidamente el Senador Smith quiere regresar a su oficina para ponerse a trabajar. Capra retrata magistralmente cómo Paine sólo ve al Senador Smith como “un tonto útil”. Para Paine la inocencia de Jeff no es otra cosa que debilidad.
- El prejuicio de Paine acerca de Jeff se refuerza en la siguiente escena. Antes de salir de casa de Paine, el Senador Smith se encuentra con su hija Susan. Está muy atractiva, con un vestido que deja sus hombros al descubierto. Susan le pregunta a Jeff por sus palomas. El Senador Smith, azorado, no sabe qué hacer con el sombrero. Se le cae al suelo una vez tras otra. Intenta inútilmente responder con normalidad. Susan Paine pregunta con cierto aire pícaro si las cartas que llevan las palomas son para su novia. Jeff confiesa que no tiene, y su nerviosismo aumenta. Al despedirse tropieza con una mesilla, tira la lámpara, la intenta arreglar, la estropea más… Se disculpa y se marcha. Padre e hija se quedan riendo por lo que acaban de ver. Sus formas de expresarse ponen de manifiesto lo mucho que les satisface su capacidad de dominio, de manipulación:
—Paine: “Sirviéndote del mobiliario, acabas de conquistar a otro”
—Susan: “¡Al viejo mono honesto!”
—Paine: “Y con los ideales del mono honesto. Un hombre difícil de encontrar hoy en día, Susan”.
Estas últimas palabras permiten interpretar que aún quedan rescoldos de la nobleza que caracterizó el quehacer de Paine en el pasado.
5.2 UN PROYECTO DESDE EL CORAZÓN
- Lo que en Paine sólo aparece como algo lejano, en el Senador Smith es pura ebullición. La posibilidad de dar vida al campamente es mucho más que un proyecto. Es un símbolo en el que se concentran todas las ilusiones por la educación ciudadana de los jóvenes y, en particular, de los más necesitados. A Jeff sólo le mueve formar en la convivencia sana y el respeto a la naturaleza. Cuando encuentra a Saunders en su despacho le comunica su deseo de ponerse a trabajar en ese mismo instante en el proyecto.
- Saunders le plantea las dificultades que conlleva tramitar un proyecto de esa índole. Pero él manifiesta su plena confianza en ella para superarlas. Ella le dice que no ha cenado. Y el Senador Smith responde que les pueden traer la cena allí, como a los grandes ejecutivos. Saunders se resigna a seguirle el juego. Le describe los pasos que hay que dar. Lo hace de modo pormenorizado. La comunicación va de los contenidos a las personas. Él se admira de sus conocimientos. Ella comienza a descubrir el verdadero Jeff, muy alejado de la imagen de farsante que le había atribuído desde un principio. De este modo, lo que parecía una simple escena de trabajo, se convierte en una ocasión de encuentro personal y enamoramiento. Capra la contrapone a la escena del encuentro del Senador Smith con Susan Paine y su poder de seducción. Susan utiliza la belleza como arma de mujer. En Saunders, Jeff va descubriendo algo mucho más importante y atractivo: la inteligencia y la libertad con la que la secretaría desarrolla una conducta plenamente convincente.
- Así, el mundo personal de Jeff y de Saunders se van poniendo de relieve. Él pone corazón en lo que hace. Para ella se trata de algo completamente nuevo en los entornos del Senado. Jeff: “¿Alguna vez ha tenido tanto que decir que no sabía cómo hacerlo?”[12]. Saunders intenta ayudarle enseñándole a redactar de forma metódica. Pero Jeff está más preocupado por el espíritu, por la idea que ha de expresar, que por el método o la manera de hacerlo. Y lo simboliza con la cúpula del Capitolio que ve brillar en la noche por la ventana. El proceder del Senador Smith no dista mucho del propuesto entre nosotros por José Ortega y Gasset:
La política es tanto como obra de pensamiento obra de voluntad; no basta con que unas ideas pasen galopando por unas cabezas; es menester que socialmente se realicen, y para ello que se pongan resueltamente a su servicio las energías más decididas de anchos grupos sociales.
Y para esto, para que las ideas sean impetuosamente servidas, es menester que sean antes plenamente queridas, sin reservas, sin escepticismo, que hinchen totalmente el volumen de los corazones. (Ortega y Gasset, 1928:11)
- Jeff: realiza entonces un discurso muy significativo: “Debe ser real para cada chico. Y también iluminada. Los chicos se olvidan de lo que significa su país leyendo «la tierra de la libertad» en los libros de historia[13]. Los hombres incluso se olvidan de más. La libertad es algo demasiado preciado para enterrarla en los libros. Los hombres deberían sostenerla cada día y decir: ‘Soy libre… para pensar y hablar. Mis antepasados no pudieron. Yo puedo y mis hijos podrán’. Los chicos tendrían que crecer recordando eso”. Se trata de un momento culminante de la película. Prueba de ello es la impresión que estas palabras causan en Saunders. A partir de ese momento cambiará radicalmente su visión de Jeff[14].
- Para mantenerse en su papel, la secretaria le indica a Jeff que el comité directivo tiene que ver el proyecto. El Senador Smith está confiado. Cree en la ayuda de Paine. Hace un elogio del veterano senador: “Es un hombre maravilloso. Conocía bien a mi padre. Necesitamos más como él. Su carácter, sus ideales. Vamos a seguir con esto”. Saunders cambia de tema. Sabe que no puede suscribir las palabras que acaba de escuchar. Le indica a Jeff que sigan con el proyecto.
- Saunders redacta el punto de partida: “El campamento estará en su estado”. Y Jeff continúa, describiéndolo con todo entusiasmo, como ya reflejamos en la primera entrada de Mr. Smith[15]. Allí también dimos cuenta de otro aspecto fundamental. La diferente manera de ver el mundo que tenían los padres de Jeff y de Saunders influyó decisivamente en las convicciones de cada uno de ellos[16]. Ahora debemos insistir en el doble plano de comunicación que suscita la conversación. A través de la redacción del proyecto se van desvelando aspectos de ambos como personas. En diversos momentos de la narración del Senador Smith, Capra muestra un primer plano de Saunders. Sus ojos brillantes reflejan el impacto que le están produciendo. Algo nuevo ha nacido en ella. Lo explica con espléndida claridad Dietrich von Hildebrand:
… en el caso del amor, la espontaneidad, el carácter de donación, “el hecho de que se presente espontáneamente”, adquiere un significado especial. Cuanto más sea esto lo que ocurra, tanto más auténtico es el amor y tanto más grande el regalo que con él se hace a la persona amada. La libre sanación del amor pertenece también de modo esencial a la plena donación de sí mismo. Pero esto no cambia el hecho de que el amor no nace como una elección libre, sino que surge por sí mismo –como un regalo-, tal como Eva, en los Maestros cantores, de Wagner, dice de modo admirable: “Era algo que tenía que ser, era una coacción”. (Von Hildebrand, 1998:137)
Gran parte del cine personalista de Hollywood encuentra aquí su mayor apoyo. Capra, al igual que Leisen, LaCava o McCarey —entre otros— dibujan magistralmente estas tramas existenciales. Enamoramientos que llegan a ser encuentros esponsalicios porque se percibe, paradójicamente, esa dulce coacción. Hemos reflexionado particularmente sobre la fuerza de este argumento en Mitchell Leisen (Peris-Cancio, 2014a) (Peris-Cancio, 2014b). Consideramos que es un director particularmente dotado para dibujar el amor puro como imposición no elegida con todo su esplendor.
- En consecuencia, permítasenos insistir en este breve diálogo, que ya comentamos en entrada 28ª anterior:
—Jeff: “Para ser una mujer Lo ha hecho bien”
—Saunders: “¿De verdad?”
—Jeff: “Nunca he conocido a nadie tan competente e inteligente. No sé lo que haría con esta ley si no fuese por su ayuda”.
Desde el punto de vista de la igualdad varón/mujer, el diálogo no deja de resultar decepcionante. El “para ser mujer” es claramente minusvalorativo. Con todo, teniendo en cuenta el contexto espacio-temporal, cabría interpretarla como un gesto muy sincero de admiración hacia la inteligencia y la capacidad de superación de la mujer. Parece que ha sido un primer gesto de enamoramiento. Jeff ha captado el valor del rostro de la mujer. No exclusivamente desde la seducción erótica —lo que ha sentido con Susan Paine—, sino desde otra instancia más sólida. Ha reconocido a la nueva mujer y el espacio que debe ocupar en una sociedad democrática.
67. Saunders es consciente del vínculo emocional que se está creando entre ellos. Pero no quiere acelerar los procesos. Insta a que el Senador Smith continúe con la descripción del proyecto. Este se levanta, frota sus manos… pero vuelve a lo personal. Jeff, actuando:
—Jeff: “Todo el mundo le llama Saunders, ¿por qué no lo hago yo?
—Saunders… ¡Hola, Saunders! ¡Buenos días, Saunders! Mucho mejor. ¿Cómo va la ley, Saunders?”[17]; Saunders, ríe divertida y entra en el juego: “Horriblemente”
—Jeff, continuando con el juego: “He arreglado ese problema con Saunders.” Pero se detiene y pregunta: “¿Cuál su nombre?”
—Saunders, un poco a la defensiva: “¿Por qué?”
—Jeff: “Todo el mundo la llama Saunders”
—Saunders, con su mordacidad característica: “También contesto a los silbidos”.
- Jeff insiste. No se conforma con la relación funcional con ella. Está verdaderamente agradecido. Y quiere mantenerse a altura de lo que ha descubierto en ella:
—Jeff: “Tiene un nombre, ¿no?”
—Saunders, en tono profesional: “Sí, pero será mejor que lo olvidemos”.
—Jeff, insistiendo: “¡Vaya! Tenía curiosidad”.
Y va proponiendo nombres… hasta que Saunders se rinde:
—Saunders: “Está bien. Usted gana. Me llamo Clarissa”.
Jeff no reacciona de modo halagador. Retiene el dato y hace ademán de seguir trabajando. Saunders, con una sonrisa, encaja el golpe. Sabe que se trata de un nombre más bien raro.
- Saunders se descubre al preguntar abiertamente a Jeff: “Susan es un nombre precioso”. Tal vez, sin darse cuenta, ha puesto de manifiesto que teme a Susan. El joven, que sigue impresionado por la hija del Senador Paine responde sin malicia —y sin tacto—: “¿Susan Paine? ¡Oh! Es precioso. Es una mujer preciosa. Es probablemente la mujer más bonita que he…” –se da cuenta del curso que va tomando su expresión y rectifica-: “No, Saunders. Empecemos con esto. Voy a hablar más rápido de lo que puedes escribir. ¿Estás preparada?”
5.3 UN CONFLICTO INESPERADO E INNEGOCIABLE
- El Senador Smith continúa. Está a punto de lanzar el dato que desencadenará el conflicto central de la trama: “El lugar del campamento. Unos 200 acres situados en Terry Canyon, a ambos lados de Willet Creek”. Saunders reacciona con gesto de alarma. Sabe que se trata del lugar donde se piensa construir la presa: “¿Qué?”. Jeff, pensando que es la primera vez que escucha ese nombre: “Willet Creek. Un pequeño río”. Saunders, para asegurarse: “¿En Terry Canyon?”. Jeff: “No lo conoce, ¿verdad? No podría. Nunca ha estado allí”. Saunders, intentando aclarar la situación sin descubrir nada: “¿Ha discutido esto con Paine?”. Jeff: “No, ¿por qué?”. Saunders: “Por nada. No hay razón para hablar con él”.
Podemos preguntarnos: ¿por qué Saunders no alerta a Jeff acerca de los planes de Taylor, respaldados por Paine y otros Senadores? De todas las respuestas posibles sólo una parece consistente. Saunders sabe que entre el pragmatismo corrupto de Taylor y el idealismo de Jeff no hay margen para negociaciones. Una vez las cosas se han planteado así, sólo cabe aceptar el combate y la victoria o la derrota. Es algo que ha aprendido en sus muchos años de experiencia en labores burocráticas.
- Completamente ajeno a lo que piensa su secretaria, el Senador Smith continúa: «Un cuarto de milla a ambos lados de Willet Creek. La tierra se comprará con los donativos de los chicos. El dinero será prestado por el gobierno de los Estados Unidos”. Insistimos, suena con claridad el eco de los principios de Thomas Jefferson: “economía en el gasto público, para que el trabajo pueda ser gravado levemente”. (Jefferson, 1987: 335)
5.4 EL DEBUT DE JEFF COMO SENADOR Y LA ESCENIFICACIÓN DEL CONFLICTO
- En la siguiente escena se encuentran Diz y Saunders. Su diálogo permite predecir lo que va acontecer. Nadie más previsible que quien se mueve por intereses tasados. Diz: “¿Para qué me has sacado de la cama?”. Saunders: “El espectáculo va a comenzar”. Diz, nervioso: “¿Te importa decirme qué pasa?”. Saunders, misteriosa, señalando a Jeff con la mirada, lo que lleva a un primer plano: “Hay un actor principal. Don Quijote Smith. El hombre con la ley. Allí está uno de los actores de apoyo —la cámara apunta a Chick McGann, quien desde la tribuna bromea con una periodista (Evalyn Kapp)—: el gorila con ropa de hombre, McGann”. Diz, que ya ha entrado en el juego: “¿Quieres decir el gato con botas?”. Saunders, cáustica: “Sí, principalmente gato. Otro personaje importante. El caballero de plata”. La cámara se centra en el senador Paine. Saunders, irónica: “Un alma honorable en un traje tirante”. Diz: “¿No estás siendo un poco boba?”. Saunders, dominando la situación: “Don Quijote con la ley dirá dos palabras importantes: Willet Creek. El caballero de hojalata se caerá; el gato se quitará las botas”.
- Todo sucederá tal y como lo ha descrito Saunders. Vicepresidente: “Presentación de nuevas leyes y articulación de las resoluciones”. Jeff, gritando desmedidamente: “¡Sr. Presidente!”. Vicepresidente, con ironía afectuosa: “La presidencia agradece los fuertes pulmones del joven senador, Mr. Smith”. Se oyen risas. Jeff expone que tiene una ley que proponer. Se le concede la vez —no sin cesar el murmullo de hilaridad—. Jeff: “Que se decrete por el Senado y el Parlamento, que sería utilizada como préstamo la suma suficiente para crear un campamento nacional masculino, y que la suma se devolvería a las arcas de EE. UU por medio de donativos de los niños americanos —se ve un plano del botones Dick complacido—. El campamento se situaría en el terreno adjunto al río conocido como Willet Creek, en Terry Canyon… —el plano muestra sucesivamente la preocupación de Paine y de McGann al escuchar ese nombre— …con el propósito de reunir a chicos con diferentes formas de vida… —Paine y Chick intercambian miradas y quedan para reunirse de inmediato— …de diversas partes del país —plano de Chick subiendo apresuradamente las gradas y tropezando—. Chicos de todas las religiones, clases y posiciones sociales… —plano de Saunders, que al ver la reacción de Paine y McGann abre las manos, en un gesto muy característico de Stan Laurel— para educarlos en los ideales americanos y promover un entendimiento mutuo……y para aportar una vida sana a la juventud de esta preciosa tierra”. Unos niños, semejantes a un grupo de boys scout, aplauden a rabiar desde la tribuna. Se les hace salir. Pero todos los Senadores se suman al aplauso. El Vicepresidente señala como colofón: “El Senador será un buen orador cuando su voz deje de cambiar”. El tono amable de la película bien pronto comienza a oscurecerse.
6. LA PERSECUCIÓN DEL SENADOR SMITH
6.1 LOS INTENTOS DE ANULAR A SMITH Y LA CRECIENTE ALIANZA CON SAUNDERS
- En la parte trasera de un automóvil conversan Chick McGann y Paine. El primero le traslada sus recelos sobre Smith. Le hace ver que es necesario que no acuda al día siguiente. No puede enterarse de que se va a aprobar la presa de Willet Creek en la ley de presupuestos. McGann no ven más solución que Susan lo distraiga. Paine se resiste. Por poco tiempo. Él mismo ha reconocido, unas escenas antes, la admiración por las conquistas de su hija. El afán de influencia y de poder tapia cualquier escrúpulo moral.
- Por el contrario, la reacción del Senador Smith es de entusiasmo. Capra le dedica un travelling en el pasillo que va su despacho. Lo presenta alegre, silbando. Se siente útil.
- Cuando entra en el despacho, Saunders ha de liberarle de los pedigüeños habituales en Washington. Buscan la ayuda de un Senador para vender algún producto. Cuando se quedan los dos solos, le confiesa que está emocionado y que ha vuelto al monumento de Lincoln. Cuando le pregunta por Paine, ella le responde con su cinismo habitual: “Ha debido morirse de risa”. Jeff se queda maravillado a continuación de que ya hayan llegado donativos de niños muy humildes. Capra pone el primero el de un limpiabotas. El Senador Smith quiere encargarse de custodiar ese dinero y contestar las cartas personalmente.
- La vinculación entre Jeff y Saunders sigue creciendo, conforme lo hacen las amenazas que se ciernen sobre él. Es el vínculo que —aunque Jeff no lo calibre todavía bien— le proporcionará la fortaleza necesaria para llevar adelante su iniciativa. Antes de escribir las cartas, el Senador Smith dice a su secretaria: “Oh, mira. Voy a hablarle a mi madre sobre ti. Si lo hago conseguirás el mejor bote de compota que hayas probado en tu vida”; Saunders sonríe halagada por la deferencia: “Muchísimas gracias”. En ese momento Jeff reacciona: “¡Oh, Saunders…!”. Le coge la mano y se la estrecha: “¡Dios! He olvidado darte las gracias”. Saunders, protegiéndose en cierto modo: “No es necesario”. Y se retira. Jeff balbucea: “No, no, sin ti no podría… De verdad”. Se crea entre ellos un momento de dulce intimidad que se rompe de modo abrupto.
6.2 LA MANIPULACIÓN SEDUCTORA DE SUSAN
-
Suena el teléfono. Al otro lado está Susan, que le confiesa a Saunders en plan colega: “Siento molestarte, pero tengo que sacar a Smith del senado mañana”. Saunders, sorprendida: “¿Tú qué?”. Susan: “Tengo que llevármelo. Utilizaré mis encantos con él. Sal con él, cómprale algo de ropa y un sombrero que pueda sujetar. La manicura y un corte de pelo no le vendrían mal. Odio tener que pedirte esto, pero…”. Saunders, aparentando control de la situación: “La una por la otra, claro”. Susan: “Gracias, Saunders”.
- Los nervios de Jeff, cuando habla con Susan, descomponen a Saunders. El Senador Smith está encantado de que Susan le proponga ser su acompañante en la recepción a una princesa. Cuando Jeff cuelga, Saunders le indica resignada: “Coja su sombrero, Senador. Tenemos que ir de compras”.
7. EL NACIMIENTO DE UNA NUEVA MUJER[18]
7.1 EL DESPECHO COMO OCASIÓN DE TOMA DE POSTURA CORRECTA
- La estrategia de Susan —seducir a Jeff— no sólo podría conseguir evitar que Mr. Smith fuera al Senado. Podría asimismo hacer que la moral de Saunders flaqueara. Pero acabará sucediendo lo contrario. La nueva mujer que esperan los nuevos tiempos no puede ser Susan y su empoderamiento seductor. Saunders acaba de descubrir lo poco que tiene que ver con ella, pese al tono confidente empleado. Capra lo refleja con unas escenas maravillosas. Saunders se siente despechada. Su resentimiento —en el que se mezclan su desengaño al ver la reacción de Jeff ante la llamada telefónica de Susan y la bajeza de los políticos que llegan a utilizar a sus propias hijas para sacar adelante sus negocios— revela la profundidad de lo que va sintiendo por Jeff. En su casa, mientras toca el piano se desahoga con Diz: “No me importa quién recibe la paliza en una lucha justa. Lo que no soporto son a los políticos que hay detrás. Mareándolo con esa mujer. Cuando está loco por ella”.
- Diz le advierte que Susan puede llegar a ser la Primera Dama. Eso acentúa el desdén de Saunders: “Por si no fuesen a hacerle poco daño, también ella tiene que apuñalarlo”. E imita la voz de la hija del Senador Paine: “Usaré mis encantos con él». Diz, que no oculta que está enamorado de Saunders, intenta que se distancie de este feo asunto, que no le afecte. Diz: “Entonces deja de preocuparte. De cualquier manera, los idiotas heredarán la Tierra”. Pero ella muestra ya la impresión que Jeff le ha producido, de un modo análogo a Babe en Mr. Deeds[19]: “Quizás este Don Quijote nos lleve ventaja a todos. Me pregunto si no es una desgracia ser inteligente, como tú y yo”. Diz: “Si vas a empezar, salgamos y comamos algo. ¡Ánimo! Bebe. Por idiotas más grandes y mejores”. Saunders: “Y por Don Quijote”.
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Diz y Saunders —compartiendo mesa— están algo ebrios. Sólo en ella eso es una novedad. Saunders: “¿Sabes cómo me siento?”. Diz: “¿Cómo te sientes? ¡Rápido!”. Saunders: “Me siento como una madre mandando a su hijo al colegio por primera vez. Viendo cómo su pequeñín se va con su mejor babero y su mejor ropa. Esperando que se lleve bien con los otros chicos.” Y un poco más adelante añade, bajo los vapores etílicos: “Lo van a dejar caer de un globo. Tan sólo no quiero estar cerca. Soy una sensiblera. Eso es lo que soy. No voy a ser parte de un asesinato. Abandono. ¡He acabado!”. Diz: “¿Otra vez? Es una buena idea”.
- Saunders ensaya el matrimonio por despecho[20]. Una resolución tan ineficiente como significativa de su estado interior. Saunders: “Diz…”. Diz: “¿Sí?”. Saunders: “Casémonos”. Diz, que nada anhela más: “Es una buena idea. ¿Cuándo?”. Saunders –dando noticia de su falta de determinación real: “Cuando sea.”. Diz: “¿Esta noche?”; Saunders: “Está bien, ¿no te importa? Diz, sincero: “Te quiero”. Saunders: “Eres un buen tipo, Diz.”. Diz: “Lo sé”.
- Saunders muestra lo que realmente le mueve, la necesidad de poder vivir de otra manera: “Quizás podríamos irnos de aquí. Sentirnos como la gente normal”. Pero rápidamente deja constancia del “magisterio” que Jeff ha ejercido en ella: “Vivir como si saliésemos de un túnel”. Diz, extrañado, ya no que no ha escuchado a Jeff: “¿De un túnel?”. Saunders: “Un túnel. Nunca has visto pastos a los que acaricia el viento, ¿verdad?… ¿O pequeñas corrientes montañosas o el sol brillando contra el ganado? ¿No has visto nada así?”. Diz: “¿Y tú?”. Saunders: “No”. Diz: “¿Tenemos que hacerlo?; Saunders: “No se me ocurre nada más sentimental”. Diz: “Está bien, entonces vamos”. Sanders: “¿A dónde?”. Diz: “Nos vamos a casar”. Saunders: “Sí, es cierto”.
- La figura de Diz es conmovedora. Es un amigo leal. Saunders se siente libre para expresarle todos sus temores —incluidas las heridas que su breve relación con Jeff ya le ha generado—. Saunders: “Por si no lo sabes, puedes echarte atrás si no te gusta”. Diz: “¿Qué?”. Saunders: “Mi nombre es Clarissa”. Diz, sin captar la intención: “Lo sé, está bien”. Saunders, trasluciendo el daño que le causó el Senador Smith al conocer su nombre: “No digas está bien, di que es bonito.”. Diz, a quien el alcohol le dificulta entrar en sutilezas: “Está bien. Quiero decir…”. Saunders: “¿No se te ocurre ningún nombre de repente que te guste más?”. Diz: “No, de repente no.”. Saunders, directa: “¿Nada como Susan o algo así?”. Diz, con gesto de repugnancia, deformando la voz: “¿Susan? ¡No!”.
- La declaración de Diz —la que le hubiese gustado a Saunders escuchar de Jeff— renueva el pesar de la secretaria por la suerte de su jefe. Saunders: “¡No lo haré! ¡No participaré en un asesinato! Meter a un pobre tonto en un callejón es suficiente para un mafioso como Taylor. Pero ayudar a que esa señorita lo despedace… ¡Nadie me va a obligar a eso!”. Diz: “Tú lo has dicho”. Saunders, determinada, rompe con la malla de intereses materiales que la tienen atrapada: “Quiero salir de ahí ahora mismo. Con gratificación o sin ella. Voy a sacar de esa oficina todo lo que me pertenece”. Diz, intentándolo una vez más: “¡Eh, espera un minuto! ¡Nos íbamos a casar!”. Saunders, pensando en otra cosa: “Te veo más tarde”.
7.2 LA CONVERSACIÓN SINCERA COMO INDICIO DE UNA POSIBLE RELACIÓN ESPONSALICIA
- El Senador Smith está en su despacho. Su aspecto es el de quien regresa de una gran fiesta. Oye que Saunders entra en el suyo y la llama. Saunders, acercándose: “¿Qué quieres?”. Jeff, entusiasmado: “Tenías que haber estado allí”. Saunders, con su habitual rapidez mental, no exenta de cinismo: “Lo sé. Fue una fiesta maravillosa… Ella estaba estupenda. Cuando se marchaba, ella le dijo: Gracias, Mr. Smith. Pero fue su manera de decirlo lo que hizo que casi se cayese al suelo… —enfadada por estar casi viéndolo— ¡Maldita sea!”.
- Jeff ha descubierto algo diferente en su modo de hablar. La sigue cuando regresa a su despacho, en el que Diz espera al fondo… Saunders, pensando en el impacto de su maldición, pero con plena libertad para mostrarle la verdad: “¿Qué estás mirando? ¿Habías pensado que era una dama? Una dama no trabajaría para esto. No puedo hacerlo. ¡Lo dejo! Hay muchas cosas que no puedo hacer. No puedo hacer un simple… ¿Por qué no te vas a casa? Cuenta lo de los riachuelos del campamento. Éste no es sitio para ti. Eres muy decente. ¡Vete a casa! Es todo lo que voy a decirte”. Saunders, reparando en la presencia de Diz: “Te presento al hombre con el que voy a casarme”; Diz, sin poder ocultar su embriaguez: “Ése soy yo”. Pero no era una presentación. Saunders quería saber cuál iba a ser la reacción de Jeff ante esta noticia: “Di algo. No te quedes ahí como un…”
- Pero algo se le cruza en la mente y cambia el tono. Se da cuenta de que alguien como el Senador Smith —atrapado en una red de engaños tan tupida como la tejida en torno suyo— no puede captar la verdadera realidad. Por eso modifica su táctica. Es hora de abrirle los ojos, de que conozca la verdad. Por doloroso que pueda resultarle. Ha de proporcionarle evidencias irrefutables de cómo está siendo manejado. Y de que Susan es parte del enredo. Saunders: “Un momento. ¿Por qué no hago esto bien?”. Se dirige hacia el archivo. Abre un cajón.
—Saunders: “Quieres ser senador y construir un campamento en Willet Creek. ¿Ves esto? La ley de déficit. Sección número 40. Una presa en el sitio donde tú piensas que estará tu campamento. ¿Has oído hablar de ello? No. Lo iban a leer hoy en el Senado… pero tú no debías oírlo. Por eso, esa mujer te llevó a la ciudad. Por eso te han mandado aquí. No distingues una presa de una bañera. Adelante, sé Senador. Arruina el proyecto de Mr. Taylor. Pero si no puedes… y no podrás en nueve millones de años… ¡vete a casa! No te quedes para que la gente te compadezca. ¡Vamos, Diz!”.
Salen del despacho al pasillo. Desde el preciso instante en que Saunders descubrió que Jeff era auténtico, se conmovió y se enamoró de él. Pero lo veía como un niño desvalido. Ahora le ha interpelado para que se dé cuenta de la situación. Lo ha puesto frente a la oscura realidad en la que se mueven los intereses de sus aparentes protectores. Y le pide una de dos: que se marche o que pelee. Sabe que pelear es prácticamente un suicidio político del que el Senador Smith saldrá con profundo daño personal. No quiere ser testigo. Por eso no le queda más remedio que separarse de él.
- En el pasillo Diz se dará cuenta una vez más de que se ha desvanecido su oportunidad. Saunders sale en una dirección y Diz le corrige: “¡Eh, por aquí! ¡Vamos! Busquemos a un cura. Vamos a casarnos”. Saunders, con voz llorosa: “¡Oh, sí!”. Diz mira hacia la oficina y comprende lo que ha presenciado: “Está bien. Vamos, te llevaré a casa”. Diz es el primer testigo de que Jeff ha hecho nacer en ella una nueva mujer.
8. LA ESCALADA DE LA OPRESIÓN SOBRE JEFF
8.1 LA MAQUINARIA DE LA CORRUPCIÓN
- El Senador Smith acude inmediatamente a Paine. Le plantea sus dudas de por qué se tiene que hacer la presa en Willet Creek cuando hay cientos de lugares que necesitan agua de verdad. Y se niega a votar a favor de la ley si no se responden sus preguntas. En la conversación sale a relucir el nombre de Taylor y se habla de malversación. Chick McGann llama por teléfono inmediatamente a su jefe.
- Taylor reprocha al Gobernador Hopper el tremendo error que ha sido designar a Jeff. Le anuncia que se va a Washington a controlarlo. Deja a uno de sus hombres, Kennett Allen (Russel Simpson), para que le diga al Gobernador lo que tiene que hacer. No pierde ocasión de mostrar su desprecio hacia Happy Hopper.
- Taylor reúne con Chick McGann, Paine y otros dos congresistas. Muestran su impotencia para controlar a Jeff. Sólo Paine considera que no hacía falta la presencia de Taylor, que él podía ocuparse de esta cuestión. Taylor le recrimina que no es verdad. Cuando Jeff llama a la puerta, Paine dice a Taylor que no siga contando con él y se va a una habitación aparte. El Senador Smith entra y saluda a los presentes.
8.2 LA DEBILIDAD DE PAINE
-
Taylor le pide explicaciones a Paine. Paine le señala que Jeff ya es Senador y que sus métodos no pueden aplicarse en Washington. Taylor le demuestra que sí, que con él funcionaron. Paine se opone a apoyar lo que considera la crucifixión de Jeff.
- Taylor lanza toda su artillería contra Paine: “¿Nuestros métodos apisonadora son muy duros para tu sensible alma? El caballero de plata es demasiado grande para nosotros. Mis métodos han funcionado los últimos veinte años. Desde que te saqué de ese agujero… y te hice parecer un senador. Y ahora no puedes aguantarlo. Quizás no tengas que hacerlo. Tú y el guardabosque podéis regresar juntos”. Paine comienza a flaquear: “Jim, no tienes que…”. Taylor, tocando torticeramente la fibra sentimental: “Está bien. Es una pena separarnos después de todos estos años. Especialmente ahora cuando se acerca la convención nacional. Invertí todo lo que tenía en ti, igual que el resto de nuestros amigos. Lo soportaremos. Sólo tenemos que encontrar a alguien con más sentido. Entra y explícale a Mr. Smith lo de la presa. Se trata de tu ley. Tu reputación. Si no puede encontrar suficientes hechos para acabar contigo, yo lo ayudaré. Me marcho a casa en el siguiente avión. Hasta la vista”.
- La argumentación de Taylor ha dado en el blanco. El corruptor sabe que tiene tan atrapado al corrupto, que tratará de no perjudicarse aún más. Y acierta. Paine, antes de que Taylor salga: “Ven aquí, ¿quieres? Es sólo que me gusta el chico. No quiero que te ensañes con él.”. Taylor, riendo complacido al comprobar su superioridad: “Me alegra ver que vuelves a razonar. Me he asustado por un momento. Vuelve a tu oficina. Te llamaré cuando haya acabado con Smith”. Paine sale y Taylor pronuncia despectivamente: “¡El caballero de plata!”. Hay un viejo proverbio que señala que la cobardía es peor que la maldad, porque hace obrar mal a los buenos…
8.3 EL ENFRENTAMIENTO ENTRE SMITH Y TAYLOR
- Taylor va al encuentro del Senador Smith. Intenta seducirlo. Primero, presentándose a sí mismo como un benefactor del Estado, a través de sus negocios e industrias. Segundo, garantizándole un lugar dentro de su maquinaria[21]. Y pone como ejemplo a Paine, lo bien que le va con él. Pero Jeff reacciona incredulamente: “¿Le dice al senador Paine y a estos hombres lo que tienen que hacer?”. Taylor con suficiencia: “Joe Paine lleva siguiendo mi consejo veinte años”. Jeff: “Es un embustero”. El gesto de Taylor se agría por completo.
8.4 LA CAÍDA DE LA MÁSCARA DE PAINE Y LA EXCUSA DE UN MUNDO DE HOMBRES
- Es más doloroso soportar la falsedad y la traición que resistir los embates directos del que obra mal. Eso le ocurre al Senador Smith. Acude a ver a Paine. Encuentra lo contrario de lo que esperaba: Jeff le indica que Taylor: “Me ha contado que le ha dicho lo que tenía que hacer durante veinte años”. Paine: “Ven aquí y siéntate, hijo”. Jeff encuentra en el tono tranquilo de Paine un mal presagio: “No me apetece sentarme”. Paine: “Sé cómo te sientes. Quería ahorrarte todo esto. Que vieras las vistas, absorbieras mucha historia y volvieras con tus chicos. Has estado viviendo en un mundo de niños. ¡Maldita sea, quédate ahí! Éste es un mundo de hombres[22]. Un mundo brutal en el que no hay sitio para ti. Te harás daño. Olvídate de Taylor y de lo que te ha dicho sobre la presa”.
- El Senador Smith, todavía confundido por sus expresiones de afecto, cuidado y protección necesita preguntarle directamente a Paine: “Pero todavía no me ha contestado. ¿Puede decirle Taylor lo que tiene que hacer?”. Paine: “Bueno… escucha, por favor. Intenta comprender. Es difícil exponer los hechos…pero debes analizar tus ideales desde fuera. Hace treinta años tenía tus ideales. Era tú. Tuve que tomar la misma decisión que te han pedido a ti que tomes. Lo hice. Me comprometí. Para poder sentarme en el senado y servir a la gente de forma honesta. Tienes que afrontar los hechos. He servido bien al Estado, ¿no? Tenemos el desempleo más bajo y las mayores ayudas federales, pero… tuve que comprometerme. No puedes contar con el voto de la gente. La mitad de las veces no votan. Así es cómo se han construido los imperios y los Estados. Puedes confiar en mí. Así son las cosas. Te digo todo esto porque… te aprecio mucho. De hecho, como a un hijo. No quiero verte sufrir. Cuando esa ley sobre el déficit aparezca mañana no digas nada. Hay gente importante detrás. Acabarán contigo. Hazlo por ti y por la amistad que tenía con tu padre… por favor… no digas nada”. Paine continúa trazando su propio retrato. No se trata de un completo desaprensivo: una visión utilitarista de la política —conseguir el mayor bienestar para el mayor número— parece justificarlo todo[23]. Dicho sea de pasada, para Ortega y Gasset (1976), esta manera de pensar, muy característica de la política, convertía esta actividad en el reino de la mentira.
8.5 LA CONSUMACIÓN DE LA TRAICIÓN
- Pero el Senador Smith no sigue ese consejo chantajista. No se deja engañar. Adopta una estrategia audaz —sin confundir audacia con imprudencia—. El Senado va a aprobar la ley de presupuesto de manera urgente, en la que está incorporada la aprobación de la controvertida presa de Willet Creek. Todo está preparado para que sea un mero trámite. La intervención de los Senadores se ha limitado a cinco minutos.
Jeff interviene para denunciar la malversación que supone la presa de Willet Creek. Pero antes de que termine de hablar, Paine le pide la palabra, y Jeff se la concede. El Senador Smith comete así un error de novato. En el uso de la palabra, Paine le acusa de ser indigno de ocupar el cargo de Senador. Indica que tiene pruebas de que Jeff compró la tierra que menciona en la ley de campamentos. Y que lo hizo al día siguiente de ser elegido para el Senado para enriquecerse vendiéndosela al mismo Gobierno —realmente, eso es lo que trata de hacer Taylor—. En consecuencia, pide una investigación para que se averigüe si el senador es digno de tal cargo. Pide una comparecencia ante el comité electoral.
101. Gran revuelo en las galerías. Pitos. Los botones tiran a un cubo las insignias de Boy Rangers de Jeff. Se sienten estafados. ¿Quién va a dudar de la veracidad de las denuncias de un Senador tan honorable como Paine? La prensa se hace eco. “El Senador Paine ha descalificado a su colega el Senador guardabosque” … El periodista amigo de Saunders y Diz, Sweeny Farrell (Jack Carson), exclama: “Saunders debe de saber la verdad sobre esto”. Diz: “Ha hecho las maletas y se ha ido de la ciudad”[24].
8.6 LAS PRUEBAS MANIPULADAS AL SERVICIO DE LA CORRUPCIÓN
- Es de admirar la valentía con la que Capra presenta los flancos débiles de la democracia, e incluso del Estado de Derecho. Dominar la técnica jurídica al servicio de fines inconfesable es una de las patologías peores de la práctica jurídica sin deontología. Quienes consideran que el derecho es para listos —en lugar de para honestos— cultivan la ventaja personal y deterioran irremisiblemente el bien común.
- Capra presenta la SALA DEL COMITÉ DE PRIVILEGIOS Y EXENCIONES como el lugar donde tiene lugar la farsa. Bajo la presencia del senador MacPherson (Grant Mitchell) van desfilando los secuaces de Taylor: el Gobernador Hopper, el presidente del departamento de registros (Harry C. Bradley), Mr. Allen… Todos ellos están confabulados para apoyar con pruebas la versión de Taylor. Nada más fácil que poner la titularidad de los terrenos en cuestión a nombre de Jeff.
- El momento más duro para el Senador Smith lo constituye la declaración de Paine: “Esta tarea es dolorosa para mí. Este chico es el hijo de mi mejor amigo. Fui su patrocinador para el Senado. Le ayudé a crear su ley. El día que la presentó, lo felicité. Pero señalé que se iba a hacer una presa en el sitio que había elegido. Hay cientos de sitios igualmente buenos. Le aconsejé que eligiese otro. Se puso furioso y me dijo: ‘¡moved la presa!’. Me sorprendí ante su reacción tan violenta… hasta que recibí la evidencia de que era dueño de esos 200 acres. Había hecho planes para sacar provecho de esos peniques y céntimos… ahorrados por los chicos de este país. Al ver aquello… dejando de lado mis sentimientos personales por el chico… mi sentido de la obligación me dijo que su expulsión del Senado… era la única respuesta posible”. El gesto de dolor por parte de Jeff resulta inenarrable. No hace falta destacar que Paine ha cambiado el relato por completo. Es un honorable mentiroso. Ha atribuido literalmente sus manejos al Senador Smith. Sweeny Farrell sí que lo detecta: “Esa técnica de Taylor es preciosa…”.
- Horrorizado ante lo que acaba de escuchar, el Senador Smith no es capaz de alegar nada. Ante la invitación del Presidente, primero guarda silencio. A continuación, abandona la sala sin pronunciar palabra.
- En el hotel donde está alojado Taylor se celebra la vitoria. Mientras sirve champaña, Chikc McGann sentencia: “Ese guardabosque no sabía lo que le esperaba cuando Jim Taylor se le acercó”. Acto seguido se ve a Taylor engatusar a un grupo de chicas ofreciéndoles joyas. Todo se compra y se vende.
BALANCE DE ESTA ENTRADA
El Senado, como cualquier organización humana, no ha sido hasta el momento inmune frente a los procesos de corrupción. Pero … mientras haya personas, en el sentido estricto de este término, no todo estará perdido. Siempre cabrá la posibilidad de que los corazones cambien y, con ello, las ideas y conductas. Y en el Senado en el que se está maltratando a Jeff hay tales personas. En este sentido, Capra no traerá a la pantalla redentores que vengan a salvarla desde fuera de la propia institución.
Hay cabida para la esperanza. Se trata de una esperanza perfeccionista y también personalista. Aquello que no cuenta para los big data. Pero su verdad está fuera de dudas. La realidad es que las personas no actúan de modo lineal: tienen subidas y bajadas, cambios, nuevas trayectorias vitales. Y son esas personas, presentes en Senado, las que, reparando en la inocencia y el amor a la democracia de Jeff, acabarán haciendo frente a la corrupción.
No se puede decir mejor que lo hace Stanley Cavell:
Imaginar una sociedad donde cada cual pudiera estar tranquilo con su conciencia será imaginar una sociedad en la que, por ejemplo, la piedad o el terror y la risa del teatro resultaran incomprensibles; dicho de otro modo, en la que el vínculo entre el motivo, el acto y la consecuencia serán perpetuamente transparentes y nuestros intereses (tanto interiores como exteriores) estarían siempre de acuerdo; de modo que, por ejemplo, el remordimiento, la falta de reacción o la renuncia serán tan ajenos para nosotros como el miedo lo es para Siegfried. Puesto que la existencia humana no es eso, el momento de la intervención moral, de la iniciativa de la conversación moral deberían parecernos siempre cruciales. (Cavell, 2008b: 128)
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NOTAS
[1] El lenguaje del corazón y las voces silenciadas en Mr. Smith Goes to Washington (1939), https://proyectoscio.ucv.es/actualidad/mr-smith-personalismo-filmico-capra/
[2] Cfr. Sanmartín (1990a), Sanmartín (1990b).
[3] Por “simpatía” Sanmartín entiende lo mismo que Scheler (1943). Scheler consideraba que había que distinguir la simpatía de la empatía (proyectiva, añade él). La empatía consiste en sentir lo mismo que el otro o vivir lo mismo que el otro —algo imposible, porque los sentimientos del otro o la vida del otro es del otro—. La simpatía consiste en sentir o comprender los sentimientos del otro como propios del otro. Es alegrarse por la alegría del prójimo como tal prójimo; o padecer por el padecimiento del otro como tal otro –en este último caso hablamos, en sentido estricto de “compadecer” (cfr. Sanmartín Esplugues (2016))
[4] Seguimos la numeración de la entrada anterior.
[5] Seguimos la numeración de la entrada anterior.
[6] Heinrich Rommen, un gran conocedor de la filosofía política católica, particularmente del sistema suareciano, había contrapuesto dos modelos de entender la construcción del bien común. Distinguía entre el modelo mecánico propio de los ilustrados (teorías del contrato) y el modelo orgánico, propio del iusnaturalismo tomista y suareciano. El modelo del primero es la máquina. El del segundo, el organismo vivo (Rommen, 1956: 145-148). Los planteamientos de Jeff estarían más cerca de ese modelo orgánico, pero sin perder el sentido del constitucionalismo moderno. Una armonización entre ambos se desarrolla en el pensamiento personalista de Jacques Maritain, en obras como La persona y el bien común (Maritain, 1968) o Principios de una política humanista (Maritain, 1969), entre otras. Creemos que Capra, defendiendo la democracia americana frente a los totalitarismos, no se resigna a suscribir un modelo de política existente. De un modo cercano a José Ortega y Gasset (Ortega y Gasset, 1914) busca una nueva política. La fuerza expresiva del carácter personal del ser humano que recoge el cine (personalismo fílmico), parece exigírselo. Una reflexión de esta naturaleza la encontramos en la obra de Alejandro Llano, El diablo es conservador (Llano, 2001) o en la de Daniel Innerarity, La transformación de la política (Innerarity, 2002).
[7]Mítico colonizador de los Estados Unidos, vivió entre 1734 y 1820.
[8] En 1941 se estrenó la película All That Money Can Buy. Es también conocida por el nombre de la historia en la que se basa el guion The Devil and Daniel Webster. En español se tituló “El hombre que vendió su alma”. Fue dirigida por William Dieterle. Presenta al Senador Webster como un modelo de político y de sabiduría humana, capaz de proponer los mejores ideales al ciudadano americano.
[9] La oración del capellán forma parte del modo de entender la libertad religiosa en la tradición de los Estados Unidos. En su viaje a Estados Unidos en el 2018, el santo Padre Benedicto XVI lo puso de relieve:
Ya desde los albores de la República, la búsqueda de libertad de América ha sido guiada por la convicción de que los principios que gobiernan la vida política y social están íntimamente relacionados con un orden moral, basado en la señoría de Dios Creador. Los redactores de los documentos constitutivos de esta Nación se basaron en esta convicción al proclamar la “verdad evidente por sí misma” de que todos los hombres han sido creados iguales y dotados de derechos inalienables, fundados en la ley natural y en el Dios de esta naturaleza. El curso de la historia americana demuestra las dificultades, las luchas y la gran determinación intelectual y moral que han sido necesarias para formar una sociedad que incorporara fielmente estos nobles principios. A lo largo de ese proceso, que ha plasmado el alma de la Nación, las creencias religiosas fueron una constante inspiración y una fuerza orientadora, como, por ejemplo, en la lucha contra la esclavitud y en el movimiento en favor de los derechos civiles. También en nuestro tiempo, especialmente en los momentos de crisis, los americanos siguen encontrando energía en sí mismos adhiriéndose a este patrimonio de ideales y aspiraciones compartidos. (Benedicto-XVI, 2008)
[10] Cfr. Mr. Deeds Goes to Town (1936): una comedia sobre el matrimonio, la amistad y la caridad en la verdad https://proyectoscio.ucv.es/actualidad/frank-capra-crisis-economica-personas-vigesimosegunda/#_ftn11
[11] Cuando uno ve filmes como Mr. Smith duda del año en que realmente se encuentra. Muy poco —siendo optimistas— ha cambiado en este sentido entre 1939 y 2018.
[12]El caudal de ideas que se acumulan en la mente de Jeff tiene también su explicación en la historia política británica y americana. La conoce bien. Hemos aludido ya a las obras de Jefferson, Emerson o Thoreau. Podemos añadir ahora la contribución de Thomas Paine (1737-1809) en su obra Derechos del hombre. A los manejos despóticos del gobierno del Antiguo Régimen Paine enfrenta la educación del ser humano en la sociabilidad: los hombres no sólo se necesitan los unos de los otros, sino que también “son indispensables para su felicidad. No hay período de su vida en que deje de intervenir su amor a la sociedad. Este comienza y termina con nuestro ser” (Paine, 1984: 168). No por casualidad Capra ha elegido este nombre para el senador, admirado en un principio por Mr. Smith, como si fuese un motivo más para que hiciese memoria.
[13]Sin duda Jefferson tiene en mente el segundo párrafo de la Declración de Independencia de los Estados Unidos:
We hold these truths to be self-evident, that all men are created equal, that they are endowed by their Creator with certain unalienable Rights, that among these are Life, Liberty and the pursuit of Happiness.
That to secure these rights, Governments are instituted among Men, deriving their just powers from the consent of the governed, That whenever any Form of Government becomes destructive of these ends, it is the Right of the People to alter or to abolish it, and to institute new Government, laying its foundation on such principles and organizing its powers in such form, as to them shall seem most likely to effect their Safety and Happiness. Prudence, indeed, will dictate that Governments long established should not be changed for light and transient causes; and accordingly all experience hath shewn, that mankind are more disposed to suffer, while evils are sufferable, than to right themselves by abolishing the forms to which they are accustomed. But when a long train of abuses and usurpations, pursuing invariably the same Object evinces a design to reduce them under absolute Despotism, it is their right, it is their duty, to throw off such Government, and to provide new Guards for their future security.
[Traducción: Sostenemos como evidentes estas verdades: que los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
Que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad. La prudencia, claro está, aconsejará que no se cambie por motivos leves y transitorios gobiernos de antiguo establecidos; y, en efecto, toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a padecer, mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia aboliendo las formas a que está acostumbrada. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo objetivo, evidencia en designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber, derrocar ese gobierno y proveer de nuevas salvaguardas para su futura seguridad].
Comentando su significado, señala acertadamente Francisco J. Contreras que se trata de:
… un documento solemne en el que los rebeldes explican al mundo (cosa a la que se sienten obligados por “un respeto decente por las opiniones de la humanidad”) por qué quieren separarse de Gran Bretaña y en qué principios se basará la nueva nación. (Contreras, 2014: 168).
El proceder de Jefferson sin duda se encuentra alineado con ese “respeto decente por las opiniones de la humanidad”, que obliga a justificar por qué se hacen así las cosas, tanto en la vida personal como en la política.
[14]Nos parece imprescindible aquí retomar estas ideas de Stanley Cavell:
… si estos filmes son estudios perfeccionistas, entonces tenemos un pequeño laboratorio para estudiar la conversación moral, no como un intento de persuadir a alguien para que actúe de un modo u otro, ni como evaluación de una institución social, sino como algo que en ocasiones me parece anterior y preparatorio con relación a esos objetos familiares del razonamiento moral, y en otros momentos me parece constituir una consecuencia o un suplemento, es decir, la capacidad de respuesta y de examen de un alma por parte de otra. (Cavell, 2008b: 103)
[15]https://proyectoscio.ucv.es/actualidad/personalismo-filmico-capra-crisis-economica-y-personas-27a/:
Smith defiende el carácter inigualable del paraje: “los doscientos acres más bonitos que existen. Las llanuras y el viento sobre la hierba. Los riachuelos en las praderas y los arroyos en las montañas. Y el ganado bajando por las pendientes. Y las hogueras y la nieve”.
[16]https://proyectoscio.ucv.es/actualidad/personalismo-filmico-capra-crisis-economica-y-personas-27a/:
JS.- Mi padre tenía una buena idea. Lo tenía todo planeado. Me dijo: “No te olvides de las maravillas que te rodean. Cada árbol, cada roca, cada hormiguero, cada estrella… …están repletos de las maravillas de la naturaleza”. Me dijo: “¿te das cuenta de la suerte que tienes de ver la luz del día… …después de pasar a través de un túnel oscuro y largo?” “Bueno”, me dijo. “Intenta ver siempre la vida como si acabaras de salir de él”. (A Saunders): ¿De dónde es usted?
CS.- Yo siempre he vivido en un túnel.
JS: ¿Quiere decir aqu
CS: En Baltimore. Habitante de ciudad.
JS.- ¿Ha tenido que trabajar siempre?
CS.- Desde que tenía 16 años.
JS.- ¿No pudieron sus padres…?
CS.- No, mi padre era médico. Pensaba más en la ética que en el dinero.
JS.- Dice algo bueno de él pero no era tan… Será mejor que volvamos a esto. No ha sido fácil, ¿verdad?
CS.- No puedo quejarme.
JS.- Para ser una mujer Lo ha hecho bien.
CS.- ¿De verdad?
JS.- Nunca he conocido a nadie tan competente e inteligente. No sé lo que haría con esta ley si no fuese por su ayuda.
[17]Llamar a la mujer sólo por su apellido, para Capra corre el riesgo de despersonalización. Como si pasara a ser un elemento más en un mundo de hombres. Esto ya lo puso en práctica en Plantinum Bonde (1931) con el personaje de Gallagher (Loretta Young). Lo hemos tratado en la entrada sobre “El personalismo. Capra y la unión del rostro de la mujer trabajadora con la justicia social en Platinum blonde (1931)”, https://proyectoscio.ucv.es/actualidad/13167/
[18]El nacimiento de una nueva mujer es un tema que hemos abordado reiteradamente en esta investigación. De una manera muy directa en la entrada LA LÓGICA Y EL ARTE DE LA VINCULACIÓN: MATRIMONIO, FAMILIA Y HUMANISMO CRISTIANO EN LA FILMOGRAFÍA DE LEO McCAREY (V). LOS PRIMEROS LARGOMETRAJES (IVa): PART TIME WIFE (ESPOSA A MEDIAS) (1930): UNA COMEDIA DE REMATRIMONIO DE HOLLYWOOD. LA AMENAZA DEL DIVORCIO, https://proyectoscio.ucv.es/actualidad/matrimonio-familia-y-humanismo-cristiano-en-la-filmografia-de-leo-mccarey-vi-i/.
Pablo Echart realiza una síntesis muy aconsejable de este tema (Echart, 2005, págs. 267-274)
[19]Lo hemos tratado en Mr. Deeds Goes to Town (1936): una comedia sobre el matrimonio, la amistad y la caridad en la verdad, https://proyectoscio.ucv.es/actualidad/frank-capra-crisis-economica-personas-vigesimosegunda/
[20]Es una variante del “inminente matrimonio erróneo como premisa negativa”, tan acertadamente caracterizado por Echart (2005: 136-141)
[21] Las “puertas giratorias” no son cosa de hoy en día.
[22] Es curioso que ese “mundo de hombres” esté definido por el egoísmo, la manipulación, la cobardía y la desvergüenza. Bajo el “servicio” a la sociedad, se justifican aberraciones tan profundas como el hecho de que los elegidos dejen de representar democráticamente a quien ha delegado su soberanía en ellos para ponerse al servicio de poderes fácticos, como el económico-financiero. ¿A cambio de qué? A menudo, para seguir ascendiendo peldaños en la escala política sin más mérito que la propia mediocridad y la servidumbre al poderoso, o para encontrar cobijo en el tinglado económico de este último.
Parece que éste es el verdadero cáncer de la democracia. Lo fue en el pasado y lo es en el presente. Creemos que tiene razón Popper cuando enfatiza que, frente a la corrupción, sólo hay un remedio: mayor control. Nosotros añadiríamos: mayor control, sí, por supuesto; pero independiente de quienes van a ser controlados. Lo contrario es dejar vía libre a populismos y totalitarismos, especializados en mostrar la podredumbre de la democracia y el nuevo amanecer (más bien: negro anochecer) que ellos representan.
[23] No nos resistimos a recordar en este punto que uno de los padres del utilitarismo, Jeremy Bentham (17848-1832), partidario pues de maximizar la utilidad —porque lo bueno es lo útil— fue también quien llamaba “desecho” o “escoria social” al indigente, promoviendo la creación de asilos para pobres con las condiciones más horrendas posibles. Pues, sostenía que, entre los indigentes estaban los pobres de verdad —capaces de soportar tales condiciones— y, simplemente, los vagos: los que no querían trabajar. Y para éstos había que abolir, además, cualquier ayuda o subvención. (cfr. Para más detalles estremecedores , Bauman (2017: 27-32))
[24]Esta desaparición confirma en que Capra introduce en ella los elementos de la protagonista femenina de las comedias de rematrimonio. Ahora bien, de una manera “apocopada” y “en segundo término”. Por eso Saunders regresará. Su dedicación a Jeff al final de la película será al mismo nivel compromiso político y de pareja. Se trata de —en expresión acertada de Stanley Cavell— de relacionarlo con “la advertencia de Wittgenstein de no asegurar de las cosas que se llaman por el mismo nombre que deben tener algo en común [y por tanto compartir alguna esencia o supuesto universal] sino por el contrario considerar que tienen un parecido familiar unas con otras” (Cavell, 1979: 29).
About the author
Catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la UCV "San Vicente Mártir".
Autor, entre otras obras, de "Los Nuevos Redentores" (Anthropos, 1987), "Tecnología y futuro humano" (Anthropos, 1990), "La violencia y sus claves" (Ariel Quintaesencia, 2013), Bancarrota moral (Sello, 2015) y "Técnica y Ser humano" (Centro Lombardo, México, 2017).