José Alfredo Peris Cancio y José Sanmartín Esplugues

 

La verdad de que toda persona es sede de la plena realización humana en Ruggles of Red Gap de Leo McCarey (1935)

 

Resumen:

Ruggles of Red Gap (1935) supuso un gran éxito en la filmografía de Leo McCarey, que le permitió consolidar una mayor autonomía en sus proyectos y un estilo más propio en el desarrollo de las películas. En Ruggles McCarey planteó con mucha libertad una modificación de la historia original que le permitió centrar su mirada en el mayordomo protagonista, en su paso de las servidumbres a la libertad. La espléndida actuación de Charles Laughton en el papel de Ruggles le facilitó el desenvolvimiento convincente de la historia y de la personalidad que se revela a través de ella.

En esta tercera contribución dedicada al análisis de la película comenzaremos por tratar dos consideraciones previas al desarrollo del texto filosófico fílmico. En primer lugar, comprobaremos cómo lo que se nos presenta en la pantalla es un retrato de la persona y de su igualdad como sede de la plena realización humana. Siguiendo esta expresión de John Finnis comprobaremos que McCarey está poniendo en solfa una institución tradicional británica como la de la relación mayordomo/siervo que desde una comprensión del valor de cada persona, resulta inadmisible. La temática de una reforma en profundidad de este tipo de relaciones ya fue abordada por McCarey en Belle of the Nineties (1934) y, sobre todo, en un corto con Laurel y Hardy, Early to Bed (1928).

En segundo lugar, cómo el enfoque de Finnis sobre los valores básicos y el enfoque de las capacidades de Martha Nussbaum nos pueden suministrar los elementos adecuados para comprobar por qué ni la vida de lord Burnstead -por cómoda y asistida que esté- ni la vida de Ruggles -por protegida que esté- responde a las posibilidades de su desarrollo.

Se comparan así con las formas básicas del bien consideradas por Finnis (Vida, Conocimiento, Juego, Experiencia Estética, Sociabilidad, Razonabilidad Práctica, “Religión”) para comprobar cómo las elecciones del señor y del mayordomo les alejan de llevar las riendas de su propia vida, de hacer de ellos mismos lugares del florecimiento humano.

Igualmente se comparan con las diez capacidades centrales de Martha Nussbaum, expresiones de un modelo de desarrollo centrado en la dignidad de la persona. Cualquier orden político preocupado por el bien de las personas procurará elevar el nivel de capacidades de su pueblo en lo relativo a “vida”, “salud física”, “integridad física”, “sentidos, imaginación y pensamiento”, “emociones”, “razón práctica”, “afiliación”, “otras especies”, “juego”, “control sobre el propio entorno.” Vemos cómo igualmente los personajes de Ruggles y lord Burnstead tienen mucho margen de mejora, directamente concernido en que ejerzan su propia razonabilidad, empatía y apertura al otro y con que un cambio de contexto (América por Europa/ un mundo verde frente a un mundo urbano) en el que se puedan desarrollar mejor esas capacidades.

Palabras claves:

Personalismo fílmico, Leo McCarey, Charles Laughton, John Finnis, Martha Nussbaum, formas básicas del bien, enfoque de las capacidades, dignidad humana, América, mundo verde, rigidez, flexibilidad, plena realización humana.

Abstract:

Ruggles of Red Gap (1935) was a great success in Leo McCarey’s filmography, which allowed him to consolidate a greater autonomy in his projects and a more personal style in the development of his films. In Ruggles McCarey freely proposed a modification of the original story that allowed him to focus his gaze on the protagonist butler, in his passage from servitude to freedom. Charles Laughton’s splendid performance in the role of Ruggles facilitated the convincing unfolding of the story and the personality that is revealed through it.

In this third contribution dedicated to the analysis of the film, we will begin by addressing two considerations prior to the development of the filmic philosophical text. First, how what is presented to us on the screen is a portrait of the person and his equality as the seat of full human fulfillment. Following this expression of John Finnis, we will see that McCarey is questioning a traditional British institution such as the master/servant relationship, which, from an understanding of the value of each person, is unacceptable. The theme of a thorough reform of this type of relationship had already been addressed by McCarey in Belle of the Nineties (1934) and, above all, in a short film with Laurel and Hardy, Early to Bed (1928).

Secondly, how Finnis’ approach to basic values and Martha Nussbaum’s capabilities approach can provide us with the appropriate elements to verify why neither Lord Burnstead’s life – however comfortable and assisted it may be – nor Ruggles’ life – however protected it may be – responds to the possibilities of their development.

They are thus compared with the basic forms of good considered by Finnis (Life, Knowledge, Play, Aesthetic Experience, Sociability, Practical Reasonableness, «Religion”) to see how the choices of the master and the steward keep them from taking charge of their own lives, from making themselves places of human flourishing.

They are also compared with Martha Nussbaum’s ten central capacities, expressions of a development model centered on the dignity of the person. Any political order concerned with the good of the people will seek to raise the level of its people’s capacities for «life,» «physical health,» «physical integrity,» «senses, imagination and thought,» «emotions,» «practical reason,» «affiliation,» «other species,» «play,» «control over one’s environment.» We see how equally the characters of Ruggles and Lord Burnstead have much room for improvement, directly concerned with their exercising their own reasonableness, empathy and openness to the other and with that a change of context (America for Europe/ a green world vs. an urban world) in which these capacities can be better developed.

Keywords:

Filmic personalism, Leo McCarey, Charles Laughton, John Finnis, Martha Nussbaum, basic forms of the good, capability approach, human dignity, America, green world, rigidity, flexibility, full human flourishing.

Ruggles of Red Gap
Ruggles of Red Gap, personajes que nos muestran personas como sedes de la plena realización humana. Imagen 1

 

1.    RUGGLES OF RED GAP (1935): LA VERDAD DE QUE TODA PERSONA ES SEDE DE LA PLENA REALIZACIÓN HUMANA

Un cine que pone su afán en hacer un retrato de la persona y de su igualdad como sede de la plena realización humana

Ruggles of Red Gap fue dirigida por Leo McCarey en 1935, un período de la historia en el que tras las convulsiones sociales que experimentaba la humanidad presagiaban negros horizontes. Existía, por tanto, la necesidad de encontrar sólidas bases para una convivencia social que no se desintegrara por un exacerbado individualismo, ni sucumbiera ante las amenazas de los totalitarismos fascistas o de los colectivismos marxistas.

Sabemos que eso es lo que da lugar al surgimiento del pensamiento personalista (Mounier, 1976); (Maritain, 1969); (Burgos, 2012). Y podemos comprobar que eso mismo da carta de naturaleza a un cine que pone su afán en hacer un retrato de la persona y de su igualdad como sede de la plena realización humana. Vemos en la pantalla aquello que supone el enriquecimiento del lenguaje de la razón práctica de la humanidad por medio del lenguaje moderno de las exigencias de derechos. Se trata de una expresión del filósofo del derecho John Finnis (1940)[1] que nos permite hacer una lecturas adecuada de Ruggles of Red Gap.

“El uso moderno del lenguaje de los derechos enfatiza acertadamente la igualdad”

La idea de John Finnis es la siguiente. Los derechos humanos expresan un lenguaje moderno que permite mejorar el razonamiento moral de las personas acerca de aspectos cruciales de su convivencia. En concreto, y de una manera central, en operativizar la idea kantiana del reino de los fines, por la que cada persona es fin en sí misma, y no un medio para la utilidad de otra.

En Ruggles of Red Gap la relación entre el lord Burnstead (Roland Young) y el mayordomo Ruggles (Charles Laughton) expresa el mantenimiento de una tradición que niega de hecho esa igualdad de consideración y respeto. Ruggles está para servir y Burnstead para ser servido. No desde una caracterización funcional y limitada, sino desde una sumisión completa de la propia vida.

Se trata de un modo de relación humana que la lógica de los derechos humanos cuestiona directamente. Veamos de qué modo según Finnis.

… en primer lugar, el uso moderno del lenguaje de los derechos enfatiza acertadamente la igualdad, la verdad de que todo ser humano es sede de la plena realización humana, la cual ha de ser considerada favorablemente respecto de él tanto como respecto de cualquier otro. (Finnis, 2000: 249)[2]

“Todo ser humano es sede de la plena realización humana”

La expresión es acertada -nosotros preferimos emplear “persona” a “ser humano” porque hace mayor justicia al carácter único e irrepetible de cada una o cada uno (Burgos, 2021)-: toda persona es sede de la plena realización humana. A lo largo de la historia se han producido diversas y dramáticas negaciones de esta verdad, con la legitimación de la institución de la esclavitud como la más flagrante negación de la igualdad entre todas las personas[3], y también con sus dramáticas reediciones en nuestros días a través de prácticas funestas como la trata de personas, particularmente la que se realiza con fines de explotación sexual (Oliver del Olmo, 2020).

Pero existen otras expresiones que sin la misma gravedad radical, no por ello no atentan directamente contra el mutuo reconocimiento como iguales entre las personas. Nos referimos a las distintas formas de servidumbre o a las conductas exclusivistas o clasistas que en la práctica generan dualidad o exclusión social[4]. Ruggles of Red Gap es particularmente incisiva a la hora de representarnos un tipo de relacionalidad despersonalizada (Marías J.  2005). Lo que nos mostrará la pantalla con la presentación del mayordomo con claridad nos permite realizar este juicio: Ruggles ni es ni se considera alguien que pueda ni que deba aspirar a la plena realización humana. Eso es cosa de su señor. Pero ni siquiera éste será completamente libre para desarrollarlo.

Un paradójico trasfondo de amistad

Pero McCarey no realiza una pintura simplista de la situación. Con su habilidad para retratar personajes que nos hacen pensar en personas reales[5], el director de origen irlandés muestra una relación señor/sirviente muy peculiar, como tendremos ocasión de justificar cuando desarrollemos el texto filosófico-fílmico en la siguiente contribución. Baste anticipar que el dibujo de McCarey muestra una relación rígida, que procede de generaciones. Sin embargo, su contenido muestra un tipo de comunicación y una vibración emocional que la aproximan a una relación humana de amistad.

Es decir, a pesar de que la diferencia de estatus impide que su relación sea caracterizada propiamente como amistad, sí que se acerca a ser algún tipo de ella. Lo podemos comprobar siguiendo a Juan Manuel Burgos y el modo en que dibuja los trazos propios de una relación de amistad.

En una primera aproximación puede describirse como una relación especialmente profunda entre dos personas que comporta las siguientes características:

– Una comunicación fluida de los proyectos, intereses, sentimientos, etc., es decir, de la vida.

– Querer el bien del otro no porque su amistad proporcione servicios, compañía o cualquier otro tipo de utilidad, sino por su bien. Esto significa, en otras palabras, que la amistad es un bien en sí mismo (un bonum honestum), algo que vale por sí y que no se debe buscar con otro fin ni instrumentalizar en vista de otro objetivo. Esta actitud supondría degradarla y despreciarla.

– Exige reciprocidad. No se puede ser amigo de alguien que no lo desea porque resulta imposible compartir. En esto, la amistad se diferencia del amor que, aunque puede ser más profundo, no necesita la correspondencia como se pone de relieve en los casos de amor no correspondido. (Burgos, 2017: 281)

El carácter paradójico se hace patente en la medida en que cada una de estas notas sólo puede ser aplicada a la relación Ruggles/lord Burnstead con una concesiva. A pesar de ser siervo y señor, se aprecia entre ellos algo de reciprocidad, de querer el bien del otro o de comunicación fluida de proyectos.

Atipicidades de la relación señor mayordomo

El carácter paradójico viene favorecido por el marco con el que se presenta la película. Siendo británicos, la novela los sitúa en el apartamento que Lord Burnstead tiene en París, y que en la novela el mayordomo califica de nuestro, “our Paris apartment” (Wilson, 2013). McCarey potencia la singularidad de que estemos ante un noble inglés que reside en París, y que en lugar de hacerlo en su mansión solariega, lo haga en un apartamento no demasiado espacioso.

Más allá de este contexto, todavía resulta un rasgo más determinante para subrayar lo atípico de la relación, que Ruggles no represente el modelo canónico de mayordomo inglés. Simon Callow lo atribuye a una interpretación equivocada por parte de Charles Laughton a la hora de representar un mayordomo inglés.

Con su pelo rubio de lino con raya al medio y su figura agria y petulante, no posee ninguno de los rasgos clásicos del gran invento inglés, el caballero de los caballeros. No es ni omnisciente, ni imperturbable, ni dictatorial, ni insondablemente discreto. En cambio, es más bien emotivo, tenso y, hay que decirlo, ligeramente campechano, lo que podría ser apropiado … pero en este caso, no lo es. (Callow, 2012: 89)

Pero, y a pesar de que según Callow el propio McCarey le reprochase en alguna ocasión a Laughton esa interpretación tan atildada (Callow, 2012: 89), en realidad resultaba perfectamente apropiada para lo que el director estaba proyectando contar. Una historia de transformación en la que los propios personajes no se encuentran a gusto dentro de los roles tan rígidos que ejercen por sentido del deber, pero que su propio desarrollo personal va a requerir en algún momento su radical modificación.

Con el precedente próximo de Belle of the Nineties

Presentar de manera paradójica la relación entre quien sirve y quien es servido tenía un precedente inmediato en el enfoque que McCarey había desarrollado con Mae West en Belle of the Nineties (1934)[6]. Allí Ruby Taylor (Mae West) desarrollaba una comunicación claramente igualitaria con su asistenta Jasmine (Libby Taylor), lo cual guardaba ecuación con la preocupación de West por la integración de las minorías, en este caso con la afroamericana.

Ahora en Ruggles of Red Gap este argumento pasa a ser el central, e, incluso, la propia Libby Taylor repite un breve papel como asistenta en casa de los Floud en Red Gap. Ante ella y un cocinero chino, Ruggles manifiesta su sorpresa nada más llegar a su nuevo hogar en los Estados Unidos, por su distinta etnia. Es un apunte de McCarey acerca de que en el proceso de trasformación del mayordomo deberá -como tantos ciudadanos europeos y americanos- ampliar el círculo de la igualdad de reconocimiento hasta toda persona sin exclusión por motivos étnicos o raciales.

No podemos dejar de ver aquí una potencialidad del cine de McCarey, que resulta aplicable a todo el arte fílmico, particularmente al que venimos caracterizando como personalismo fílmico: al presentar con todo detalle las relaciones humanas -al menos con más plasticidad que ningún otro arte hasta el momento-, puede retratar las implicaciones profundas que el mutuo reconocimiento conlleva para las personas, lo que supone proponer unas historias humanas que van más allá de los relatos que un filósofo como Rorty[7] propone como alternativas para la educación moral, y que resultan necesarios para la profundización en el reconocimiento efectivo de los derechos humanos.

Y el precedente[8] en los cortos con Laurel y Hardy: Early to Bed (6 de octubre de 1928)

La relación señor/sirviente ya fue tratada por McCarey en este corto de Laurel y Hardy, claro precedente de Ruggles of Red Gap. Permítasenos reproducir lo que en su momento analizamos de este singular filme.

Dentro de la filmografía conjunta de McCarey con Laurel y Hardy este corto su­pone una verdadera rareza. No hay más personajes que ellos –y un perro, Butcher–. Y supone la oportunidad de comprobar cómo seguiría funcionando el dúo si uno de los dos cambiara su suerte y enriqueciese. Es lo que ocurre con Hardy, quien, siendo un vagabundo como Stan, recibe la noticia de que ha heredado una gran fortuna de su tío. (…)

Cuando a Hardy le cambia la suerte, Laurel no da por seguro que el futuro los vaya a seguir uniendo. Y la solución de Oliver subraya que entre ellos no existe una relación definida, sino que hay que crearla.

Lo que se escoge es un escenario lógico: una relación cuasi familiar, como es la del señor y su mayordomo. Sin embargo, McCarey introducirá un tema que desarro­llará plenamente en Ruggles of Red Gap (1935): mientras Laurel se ve por debajo y quiere cumplir con su deber, Oliver lo sigue viendo como un igual, un amigo, un colega con el que le gusta jugar.

Lo que Hardy no es capaz de percibir es que la situación de inferioridad hace que Laurel se sienta inseguro, pues ya no cree que les siga uniendo lo mismo que cuando eran pobres. Cree que sólo el respeto a su jefe y el cumplimiento del deber le garantizará su posición.

Lo que Laurel no es capaz de percibir es que, para Hardy, sigue siendo su amigo, que sus bromas no son expresión de superioridad sino de compañerismo.

El choque de manos final para volver a ser “pals” rubrica este sentido de la igualdad. (Sanmartín Esplugues & Peris-Cancio, 2021: 254-255).

El recorrido es aquí inverso. De una situación de igualdad se pasa a una relación jerárquica. Pero una vez se ha llegado a este tipo poco deseable de relación, ambos tendrás que esforzarse por no perder lo más importante que les había unido: la amistad igualitaria.

No hay superación de la desigualdad sin verdaderas actitudes de amistad

La moraleja que se puede extraer de ambos precedentes es común, y en cierto modo convergente con las tesis de Rorty (Rorty, 1998). Hace falta un trabajo antropológico más profundo para llegar a aquella región del alma donde las personas estamos en condiciones de reconocer nuestra mutua dignidad.

Como ejemplarmente ha mostrado Javier de Lucas (De Lucas, 2020) la población afroamericana de Estados Unidos sigue hoy alejada de una verdadera igualdad de hecho, a pesar de las proclamas constitucionales de los Estados Unidos. Y la corrección política del personaje del abogado Atticus Finch (Gregory Peck) en To Kill a Mockingbird (Matar un ruiseñor, 1962) puede esconder, como la publicación de la precuela de la novela que había dado lugar a la película muestra –Ve y pon un centinela (Go, Set a Watchman, 2015)-, alguien partidario del “iguales, pero separados”, es decir, del segregacionismo.

Personajes menos anclados en la práctica formal del derecho tienen más capacidad de mostrar a las personas en su realidad y en su necesidad de cambio, como los interpretados por Mae West, Charles Laughton o Laurel y Hardy. Como señala Stanley Cavell[9], desarrollan el privilegio de la capacidad de denuncia de las comedias chifladas, en las que el reconocimiento mutuo por medio de la amistad marca el motor de un proceso de cambio.

 

2. ¿QUÉ CONLLEVA LA PLENA REALIZACIÓN HUMANA? (I) RUGGLES OF RED GAP A LA LUZ DE LA PROPUESTA DE LA TEORÍA DE LAS FORMAS BÁSICAS DE BIEN JOHN FINIS

¿Qué conlleva predicar que la persona sea sede de la plena realización humana?

¿Qué conlleva predicar que la persona sea sede de la plena realización humana? Para responder a esa pregunta vamos a seguir las explicaciones de John Finnis y Martha Nussbaum. Ambos coindicen a la hora de describir una serie de rasgos o aspectos que dotan de contenido a la dignidad humana.

Finnis se refiere a “formas básicas de bien”. Nussbaum a capacidades básicas. Y en ambos casos se nos da pie para realizar preguntas pertinentes a la hora de analizar Ruggles o Red Gap: ¿por qué Ruggles y lord Burnstead se encuentran alejados en su forma de vivir de estar desarrollando elementos claves de su dignidad.

La evidencia de los bienes básicos de Finnis

[John Finnis: el lenguaje moderno de los derechos humanos muestra la verdad de que toda persona es sede de la plena realización humana. Imagen 2

Comenzando por Finnis comprobamos que el profesor australiano afincado en Oxford y Notre Dame justifica que todos seguimos racionalmente formas básicas de bien en nuestra conducta, aunque no siempre lo hagamos de una manera directa y reflexiva. Más bien es el análisis de lo que hacemos en nuestra cotidianeidad el que permite detectar que las personas, los grupos, las familias actúan siempre eligiendo racionalmente el saber frente a la ignorancia o el error (valor básico del conocimiento), el seguir viviendo frente a la aniquilación (valor básico de la vida), la ocupación alegre frente el tedio (valor del juego) etc.

Esta es la lista de valores básicos de Finnis, aunque sea meramente ejemplificativa y en obras posteriores la corrigiera[10]Vida, Conocimiento, Juego, Experiencia Estética, Sociabilidad (amistad), Razonabilidad Práctica,  “Religión” .

Conviene subrayar que todos estos valores se constatan de manera objetiva en las personas y los pueblos. Lo podemos ejemplificar de manera sencilla y preguntarnos en qué medida la vida de Ruggles y lord Burnstead gozan de esos valores.

Vida, conocimiento y juego

Vida. La evidencia de este valor se percibe en la medida en que vemos hechos como que “las personas se cuidan”; “las sociedades crean hospitales y prohíben los asesinatos”. Este primer valor básico sí que está presente en los personajes de Charles Laughton y lord Burnstead. Su sociedad es de mutuo cuidado: el señor protege a su sirviente, mientras que el mayordomo se dedica al bienestar de su señor.

Conocimiento. Prácticas que muestran la evidencia de este valor son, por ejemplo, que “las personas prefieren saber la verdad a ser engañadas”, o que “las sociedades crean escuelas, universidades, centros de conocimiento, etc.”. Aquí podemos tener más dudas. El mundo en el que viven ambos personajes es un tanto fantasioso, pues carece de datos fidedignos. No precisan, por ejemplo, que en América formalmente la esclavitud ha sido abolida, ni manifiestan inquietud por ello. Parecen, insistimos, haberse construido su propio mundo y querer vivir sólo en él.

Juego. Este valor se hace evidente en prácticas como las siguientes: “las personas se cuentan chistes para alegrar la vida”; “las sociedades promueven competiciones deportivas.” La vida de Ruggles es de una forzada seriedad que provocará que Mr. Floud le pregunte, al poco de conocerse, si no se divierte nunca. Lord Burnstead, en cambio, parece vivir desmedidamente este valor. Hasta el punto de que el juego del póker le ha apasionado de tal manera que ha sido capaz de traspasar a los millonarios americanos sus derechos sobre Ruggles.

Experiencia estética, Sociabilidad (amistad)

Experiencia estética. Ejemplos de hecho que nos permiten identificar este valor localizado por Finnis son “que las personas suelen elegir la ropa que les sienta bien”; “que las sociedades favorecen la música, la pintura, el baile…Sin duda que tanto Ruggles como lord Burnstead comparten un mismo gusto por la ropa, e incluso Ruggles puede sin esfuerzo valorar las pinturas y las esculturas que se exponen en los museos. Pero se plantea una objeción clara: ¿forma parte de un gusto verdaderamente personal? ¿O responde a la aceptación de aquellos valores estéticos socialmente admitidos para sentirse distinguidos, superiores a los demás? De hecho, lo que Effie Floud (Mary Boland) persigue con los servicios de Ruggles no es otra cosa que conseguir esa distinción, ese estatuto superior en medio de sus conciudadanos de Red Gap.

Sociabilidad (amistad). Ejemplos simples de que se vive este valor es que “las personas buscan tener amigos para vivir con más alegría”; o que “las sociedades prefieren la mayor parte de los casos la paz a la guerra”. Claramente este es un valor que Ruggles y lord Burnstead han podido vivir entre ellos, pero de una manera muy frágil, lo que ha dado lugar a que la película arranque con una crisis total del mismo. Su relación tiene que terminar porque lord Burnstead ha utilizado los servicios de su mayordomo como contenido de una apuesta… y la ha perdido.

Veremos como una de las escenas más conmovedoras de la película la constituye la separación entre el señor y su sirviente. Egbert Floud está presente y reconoce la tristeza del momento, no sólo de palabra, sino con un gesto de no querer mirar hacia lord Burnstead y Ruggles mientras se despiden. Es como la separación de unos amigos íntimos, que ya no van a poder seguir compartiendo una vida diaria. La propia institución cuyas reglas han seguido es incapaz de reconocer que entre quien sirve y quien es servido puedan entablarse lazos de afectividad. (von Hildebrand, 1996a; 1996b)

Razonabilidad práctica, “religión”

Razonabilidad práctica. Este valor implica algo así como tomar las riendas de la propia vida. Se muestra en hecho como que “las personas prefieren tomar sus propias decisiones y no vivir ni como menores ni como esclavos”; o que “las sociedades rechazan a los tiranos y a los que desconocen los derechos del pueblo”. Es el valor que permite elegir lo que se debe hacer para vivir los demás valores, por lo que su cultivo es plenamente estratégico para que los demás valores puedan florecer en la persona, para que se avance hacia la plena realización humana.

Esta es la mayor carencia de Ruggles y de lord Burnstead y, por tanto, el desmentido más directo de que su vida sea expresión de las posibilidades de la dignidad humana. Más bien se renuncia a ella para vivir de un modo parcial la experiencia humana, es decir, para preferir lo que da seguridad y distinción, a llevar cada uno las riendas de su propia vida. El proceso de trasformación será algo vivido por ambos, porque los roles distribuidos suponen un corsé excesivo para vivir la dignidad humana con libertad, tanto desde la perspectiva del señor como desde la del sirviente.

«Religión”. Finnis pone entre comillas este valor, porque no todas las personas lo reconocen como tal o lo nombran de este modo. Según se viva la libertad religiosa o de conciencia se tendrá una diferente actitud ante él. En todo caso, a lo que se hace referencia a prácticas del tipo, por ejemplo, “que las personas prefieren responder ellas mismas a sus grandes interrogantes”; o a que “las sociedades suelen rechazar que desde fuera se les imponga un modo de creer”.

Se trata de una proyección trascendente del valor de la razonabilidad práctica, y las mismas consideraciones que hemos hecho sobre esas formas básicas de bien cabría hacerlas ahora. Pero sí que existen momentos en la película en los que parece haber una nostalgia hacia esa fundamentación última del modo de vivir que les haría cambiar. De un modo expreso, Ruggles al recitar el discurso de Gettysburg expresa:

que esta nación, bajo la guía de Dios, vea renacer la libertad, y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparezca de la faz de la tierra” (Lincoln, 2005).

De una manera sutil, cuando Prunella Judson se enamora de Ruggles le pide un sentido mayor de su dignidad ante su tentación de regresar con su señor, hasta el punto de hacer mejor la muerte que el regreso a la servidumbre. O lord Burnstead, que al principio de la película compartía con Ruggles la añoranza de no haber sabido vivir hasta el final su enamoramiento de una hermosa bailarina española, se deja llevar por un deseo de confirmar el amor a primera vista que ha experimentado al conocer a Nelly Kenner (Leila Hyams).

Las formas básicas de bien y la invitación a una vida más plena

El esquema interpretativo de Finnis nos permite justificar mejor por qué las vidas de lord Burnstead y de Ruggles merecen una mejor ordenación, una aspiración más decidida a perseguir la dignidad humana. La relación amo/siervo es nociva para ambas partes porque no les permite reconocerse en su plena humanidad, porque limita drásticamente su responsabilidad a la hora de vivir de un modo equilibrado y sin exclusiones arbitrarias todos los bienes que enriquecen la vida.

Por supuesto, que vivir una vida con esta perspectiva no es una garantía suficiente para alcanzarlos y pueden darse otros hechos (enfermedades, desgracias, catástrofes…) que impidan que se verifiquen de hecho. Pero sin optar por vivir una vida plena nunca se consigue acercarse hacia la misma, vivir su sentido más íntimo, algo que siempre está en nuestras manos.

 

3. ¿QUÉ CONLLEVA LA PLENA REALIZACIÓN HUMANA? (II) RUGGLES OF RED GAP A LA LUZ DE LA PROPUESTA DEL ENFOQUE DE LAS CAPACIDADES DE MARTHA NUSSBAUM

Las capacidades que pertenecen a las personas como fin en sí mismas

El enfoque de las capacidades de Marhta Nussbaum, una guía para evaluar el servicio del orden político a la dignidad humana. Imagen 3

La visión del desarrollo humano que Martha Nussbaum (Nussbaum, 2014, 2017 y 2017) y Amartya Sen (Sen, 2000; 2019) comparten pretende superar el ecomicismo. Es decir, identificar desarrollo con crecimiento del PIB. Según esta perspectiva los personajes de Ruggles of Red Gap del mayordomo y el lord, gozarían de pleno desarrollo. Y Nussbaum y Sen no estarían dispuestos a reconocer que, porque Inglaterra pudiese gozar en ese momento de un excelente PIB, las oportunidades de desarrollo de ambos fueran las mismas -un mayordomo no goza de las mismas oportunidades que su señor-. Y que, incluso, la vida de lord Burnstead no padeciese serias carencias. Por eso, es necesario comprobar si el desarrollo como crecimiento favorece o no realmente las capacidades de las personas.

En efecto, Martha Nussbaum insiste en que las capacidades pertenecen a las personas individuales, que son fines en sí mismas.

Las capacidades pertenecen, en primer y prioritario lugar, a las personas individuales, y sólo luego, en sentido derivado, a los colectivos. El enfoque propugna un principio según el cual cada persona es un fin en sí misma. Estipula que el objetivo es producir capacidades para todas y cada una de las personas, sin usar a ninguna de ellas como medio para las capacidades de otra ni para las del conjunto. (Nussbaum, 2015: 55)

La relación entre capacidades y derechos humanos

Lógicamente, existe una estrecha relación entre el enfoque de las capacidades y los derechos humanos. Hay una coincidencia con el enfoque de Finnis[11], en la medida en que una mejor comprensión de lo que se le debe políticamente a la persona, de su verdadero bien común. El enfoque de las capacidades plantea las libertades sustanciales, es decir, los derechos acompañado de los medios que permiten su efectivo disfrute, que se traducen en los deberes de la sociedad con respecto a esos derechos.

En Ruggles of Red Gap, la alusión al bien común se muestra en la consideración de América como “lugar de las oportunidades”, frente a una visión institucional más restrictiva de la libertad que se experimenta en Europa.

El enfoque de las capacidades está estrechamente unido al movimiento internacional de los derechos humanos… (Amartya) Sen también pone de relieve el estrecho vínculo entre las capacidades y los derechos humanos… coinciden en torno a la idea de que todas las personas tienen derecho a ciertos bienes centrales  en virtud de su humanidad misma, y que uno de los deberes fundamentales de la sociedad es el de respetar y apoyar esos derechos… Cubren… el mismo terreno que los derechos de la primera generación (los derechos políticos y civiles) y los de segunda generación (los económicos y sociales). Y desempeñan un papel similar, pues proporcionan una base tanto para las comparaciones transculturales como para las garantías constitucionales. Y si el paradigma de los derechos humanos ha sido criticado por no prestar atención suficiente a cuestiones relacionadas con el género, la raza y otras por el estilo, el enfoque de las capacidades… trata de remediar tales defectos. (Nussbaum, 2015: 84).

Un orden político aceptable está obligado a procurar las siguientes diez capacidades centrales (I): “Vida”, “salud física” e “integridad física”

El bien común que se preocupe de la dignidad de la persona favorecerá un orden político aceptable, es decir, estará obligado a procurar a todos los ciudadanos y ciudadanas un umbral de las siguientes diez capacidades centrales (Nussbaum, 2015, págs. 53-55).

  1. Vida. Poder vivir hasta el término de una vida humana de una duración normal; no morir de forma prematura o antes de que la propia vida se vea tan reducida que no merezca la pena vivirla.
  2. Salud física. Poder mantener una buena salud, incluida la salud reproductiva; recibir una alimentación adecuada; disponer de un lugar apropiado para vivir.
  3. Integridad física. Poder desplazarse libremente de un lugar a otro; estar protegidos de los ataques violentos, incluidas las agresiones sexuales y la violencia doméstica; disponer de oportunidades para la satisfacción sexual y para la elección en cuestiones reproductivas.

Aunque redactadas desde una sensibilidad propia del liberalismo político (Rawls, 1996), lo que se muestra en su distancia con respecto a otro tipo de bioética, como es la personalista[12], en la que la protección de toda vida humana desde la concepción hasta la muerte no provocada es incondicional, Nussbaum permite que cada comunidad política las interprete de modo coherente con su libertad ideológica o de pensamiento. En consecuencia,  podemos hacer una lectura que se ajuste mejor a los principios que venimos desarrollando en nuestra investigación.

Cabe considerar que estas tres capacidades pueden ser reconocidas sin problemas en los personajes del mayordomo y su señor, como ya justificamos al tratar del valor de vida en la comparación con las formas básicas de bien de Finnis. Algunas expresiones particulares serían más bien ajenas al contexto de la época. Creemos que más que ir en detrimento de lo que se expone en la película de McCarey, lo que muestra es que las preocupaciones del liberalismo político hoy con frecuencia no acaban de responder a una comprensión más amplia del bien de la vida, la salud o la integridad física, que afecta a aspectos esenciales de la persona, y que con frecuencia se piden vivir y se viven con un sentido moral y espiritual, formando una tradición moral común de la humanidad[13].

Un orden político aceptable está obligado a procurar las siguientes diez capacidades centrales (II): “Sentidos, imaginación y pensamiento”, “emociones”

Las siguientes capacidades que Nussbaum reclama, sin duda son la mayor carencia de los personajes que venimos analizando y explican con claridad lo que McCarey ha dibujado en ellos según el modelo de la rigidez. Su mundo interior o es muy reducido, o es casi hermético, rozando lo incomunicable. Magistralmente el director los muestra en las primeras escenas con apenas capacidad para balbucir -o consentirse balbucir- lo que les pasa por dentro, sus pensamientos y emociones.

  1. Sentidos, imaginación y pensamiento. Poder utilizar los sentidos, la imaginación, el pensamiento y el razonamiento, y hacerlo de un modo “verdaderamente humano”, un modo formado y cultivado por una educación adecuada que incluya (aunque ni mucho menos esté limitada a) la alfabetización y la formación matemática y científica básica. Poder usar la imaginación y el pensamiento para la experimentación y la producción de obras y actos religiosos, literarios, musicales o de índole parecida, según la propia elección. Poder usar la propia mente en condiciones protegidas por las garantías de la libertad de expresión política y artística, y por la libertad de práctica religiosa. Poder disfrutar de experiencias placenteras y evitar el dolor no beneficioso.
  2. Emociones. Poder sentir apego por cosas y personas externas a nosotras y nosotros mismos; poder amar a quienes nos aman y se preocupan por nosotros y sentir duelo por su ausencia; en general, poder amar, apenarse, sentir añoranza, gratitud e indignación justificada. Que no se malogre nuestro desarrollo emocional por culpa del miedo y la ansiedad. (Defender esta capacidad significa, defender, a su vez, ciertas formas de asociación humana que pueden demostrarse cruciales en el desarrollo de aquella).

Sin duda, en el aspecto de la educación cultivada tanto el señor como el mayordomo parecen acreditar que han recibido más que sobradamente la instrucción básica. Pero no parecen estar deseosos de “poder usar la imaginación y el pensamiento para la experimentación y la producción de obras y actos religiosos, literarios, musicales o de índole parecida, según la propia elección.” Más bien su preocupación se centra en seguir la tradición. Y en el aspecto emocional, en el “no sentir apego por cosas y personas”. Descubrir la falsedad de ambos aspectos será un punto neurálgico para su evolución y transformación personal.

Un orden político aceptable está obligado a procurar las siguientes diez capacidades centrales (III): “Razón práctica”

Las siguientes capacidades que Martha Nussbaum describe tienen, como el valor de la razón práctica en Finnis, un papel arquitectónico, una misión especial de dar coherencia y armonía al desarrollo de las capacidades.

… [las capacidades] se sustentan mutuamente entre sí en múltiples sentidos. Dos son las que parecen desempeñar un papel arquitectónico diferenciado, pues organizan y tienen una presencia dominante sobre las demás. Son las de la afiliación y la razón práctica. (Nussbaum, 2015: 59).

Y como ocurría con la comparación entre la forma básica de bien que Finnis denomina “razonabilidad práctica” cuando la confrontábamos con los personajes de Ruggles of Red Gap, nos volvemos a encontrar el punto de mayor alejamiento con el reconocimiento de la dignidad humana de una manera operativa. 

  1. Razón práctica. Poder formarse una concepción del bien y reflexionar críticamente acerca de la planificación de la propia vida (Esta capacidad entraña la protección de la libertad de conciencia y de observancia religiosa).

Ni Ruggles ni lord Burnstead en su punto de partida parecen estar dispuestos a plantearse su concepción del bien, y mucho menos a reflexionar críticamente acerca de la planificación de sus vidas. Tales tareas las dejan al peso de una tradición que ha definido sus roles que dan respuestas a sus preguntas. Toda la película será una muestra de la transición progresiva hacia una creciente sensibilidad hacia la conveniencia de cambiar sus perspectivas.

Un orden político aceptable está obligado a procurar las siguientes diez capacidades centrales (IV): “Afiliación”

  1. Afiliación. a) Poder vivir con y para los demás, reconocer y mostrar interés por otros seres humanos, participar en formas diversas de interacción social; ser capaces de imaginar la situación de otro u otra (Proteger esta capacidad implica proteger instituciones que constituyen y nutren tales formas de afiliación, así como proteger la libertad de reunión y expresión política.) b) Disponer de las bases sociales necesarias para que no sintamos humillación y sí respeto por nosotros mismos; que se nos trate como seres de igual valía que los demás. Esto supone introducir disposiciones que combatan la discriminación por razón de raza, sexo, orientación sexual, etnia, casta, religión u origen nacional.

El proceso de transformación de Ruggles y lord Burnstead afectará claramente a sus carencias de partida con respecto a sus capacidades de afiliación, cuyos dos vectores se pueden resumir en estas dos expresiones: “empatía o interés por el otro”, “respeto por uno mismo sin discriminaciones hacia los otros que percibimos diferentes”. Como ya hemos señalado, ambos expresan multitud de prejuicios, tanto hacia América como hacia otras etnias a las que rápidamente tildan de salvajes. El final de la película dará cuenta de hasta qué punto han superado los prejuicios y la indiferencia.

Un orden político aceptable está obligado a procurar las siguientes diez capacidades centrales (V): “Otras especies”; “Juego”

  1. Otras especies. Poder vivir una relación próxima y respetuosa con los animales, las plantas y el mundo natural.
  2. Juego. Poder reír, jugar y disfrutar de actividades como recreativas.

Con respecto a la octava de las capacidades centrales podemos observar que Ruggles y su señor se han movido sobre todo por los parajes urbanos de la vieja Europa. Su contacto con Red Gap les permitirá experimentar el mundo verde, un contacto mayor con la naturaleza que hará posible su trasformación. Pablo Echart lo explica con pleno rigor, como una nota común de las comedias de rematrimonio o de renovación del matrimonio.

… la acción tiende a salir del mundo cotidiano de la experiencia y a entrar en el mundo ideal de la inocencia y del romance. El giro hacia un mundo ideal está marcado por el paso de los personajes de un mundo normal a un “mundo verde” –según acuñara C.L. Barber– donde acontece su metamorfosis y la solución cómica. Para Frye, este espacio, que normalmente es un bosque, simboliza el espacio original acorde a la na­turaleza no caída del hombre –un lugar anterior al pecado–, al que la comedia román­tica nos acerca. A este Edén o “Edad de Oro” le son propios los ritos de renacimiento (normalmente la muerte y resurrección figurada de las protagonistas femeninas), la imposición de los sueños y deseos sobre la experiencia humana ordinaria, o la presen­cia de elementos extraordinarios… En definitiva: un movimiento que va de la muerte a la resurrección (a diferencia de formas como la tragedia, la ironía o la obra histó­rica, que van del nacimiento a la muerte). Fye ve en este movimiento una conexión evidente con el cristianismo, religión que entiende que “es la muerte lo que de alguna manera no es natural”; por eso, la fuerza que conduce a la satisfacción de los deseos no se contempla como algo vano o como fantasía, sino como algo natural (Echart, 2005: 49-50).

Con respecto al juego, nos remitimos a lo que hemos señalado al tratar de esa forma básica del bien en Finnis: Ruggles no la desarrolla por defecto y lord Burnstead por exceso.

Un orden político aceptable está obligado a procurar las siguientes diez capacidades centrales (VI): “Control del propio entorno”                                                                               

  1. Control sobre el propio entorno. a) Político. Poder participar de forma efectiva en las decisiones políticas que gobiernan nuestra vida; tener derecho a la participación política y a la protección de la libertad de expresión y de asociación. b) Material. Poder poseer propiedades (tanto muebles como inmuebles) y ostentar derechos de propiedad en igualdad de condiciones con las demás personas; tener derecho a buscar trabajo en un plano de igualdad con los demás; estar protegido legalmente frente a registros y detenciones que no cuenten con la debida autorización judicial. En el entorno laboral, ser capaces de trabajar como seres humanos, ejerciendo la razón práctica y manteniendo relaciones valiosas y positivas de reconocimiento mutuo con otros trabajadores y trabajadoras.

La última de las capacidades centrales enunciada por Martha Nussbaum puede remitirnos a aquellos pasajes en los que tanto Ruggles como lord Burnstead se refieren a América. Mientras el señor tiene una visión positiva de esta tierra como un lugar con muchas oportunidades, Ruggles se asusta con su sola mención y la asocia -McCarey explota la paradoja- con la esclavitud.

Cuando Ruggles en Red Gap pronuncie el discurso de Gettysburg entenderá lo que le indicaba su señor, aunque muy probablemente sin prever todas las consecuencias que sus palabras podían acarrear: América es un lugar en el que el pueblo tiene atribuido el poder político (Cavell, 2013). A continuación, Ruggles se determina a dejar de trabajar para otros y a desear abrir su propio negocio, entrando así en la dimensión del control material, que hasta entonces su condición de siervo le había tenido privado.

Balance de la confrontación de Ruggles of Red Gap con el enfoque de las capacidades

El enfoque de las capacidades permite leer de una manera más amplia todo aquello que les falta a Ruggles y a lord Burnstead para que podamos reconocer que sus vidas se plantean como sedes de la plena realización humana, incidiendo más en los aspectos de contexto. Esto último es lo que diferencia esta comparación con la realizada en torno a las formas básicas del bien de Finnis. En consecuencia nos ayuda a entender la inteligibilidad de desarrollar sus personalidades con dos opciones clara: América frente a Europa; el mundo verde (rural) frente al mundo urbano.

Como veremos, el vector que marca la tensión narrativa de la película se entiende desde estas dos polaridades, que inciden claramente en Ruggles y lord Burnstead, pero no exclusivamente. También el matrimonio de los Floud y sus vecinos de Red Gap experimentarán una tensión que les permitirá renovar su condición de americanos y rurales, pero integrando lo que de la tradición europea y urbana conviene incorporar para una mejor calidad de vida.

Ruggles of Red Gap
Ruggles of Red Gap, el proceso de transformación de un mayordomo hacia su plena realización humana que cambiará la vida de una comunidad local. Imagen 4

Para consultar la entrada anterior de Ruggles of Red Gap, acudir a este enlace

 

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NOTAS

[1] También desde una perspectiva de filosofía de la cultura, Jacinto Choza corrobora esta idea cuando se refiere a “los derechos humanos como fórmula universal de la igualdad” (Choza, 2009: 290-298)

[2] Cfr. el original en inglés (Finnis, 1980: 249) que consultamos en su reimpresión corregida de 1996.

[3] Sobre la esclavitud como problema teológico moral son interesantes estas referencias: (Andrés-Gallego & García Añoveros, 2002); (Andrés-Gallego, 2005); (López García, 1982)

[4] Asuntos denunciados en nuestro tiempo, entre otros, por Zygmunt Bauman (Bauman, 2005); (Bauman, 2011)

[5] Sobre ello ha insistido magistralmente Miguel Marías (Marías M. , 1998) como hemos tratado ampliamente en la contribución De la servidumbre a la libertad en el personalismo de Leo McCarey: Ruggles of Red Gap (1935), https://proyectoscio.ucv.es/filosofia-y-cine/de-la-servidumbre-a-la-libertad-en-el-personalismo-de-mccarey-ruggles-of-red-gap-1935/

[6] Hemos dedicado a analizar la figura de Mae West con la dirección de Leo McCarey las siguientes contribuciones: Leo McCarey y su valoración de Mae West como actriz en Belle of the Nineties (No es pecado, 1934), https://proyectoscio.ucv.es/filosofia-y-cine/mae-west-como-actriz-en-belle-of-nineties-por-mccarey-1934/La libertad de Mae West en Belle of the Nineties (1934) con la dirección personalista de Leo McCarey, https://proyectoscio.ucv.es/filosofia-y-cine/la-libertad-de-mae-west-en-belle-of-nineties-1934-con-la-direccion-personalista-de-l-mccarey/Aproximaciones cavellianas a Mae West: una estrella favorecida por el estilo de McCarey en Belle of the Nineties (1934), https://proyectoscio.ucv.es/filosofia-y-cine/aproximaciones-cavellianas-a-mae-west-una-estrella-favorecida-por-el-estilo-de-mccarey-en-belle-of-the-nineties-1934/Más aproximaciones cavellianas a Mae West en Belle of the Nineties (1934), dirigida por Leo McCareyhttps://proyectoscio.ucv.es/filosofia-y-cine/mas-aproximaciones-de-cavell-a-mae-west-en-belle-of-the-nineties-1934/Las dificultades de empezar una nueva vida  en Belle of the Nineties (1934), con Mae West, dirigida por Leo McCarey, https://proyectoscio.ucv.es/filosofia-y-cine/las-dificultades-de-empezar-una-nueva-vida-en-belle-of-the-nineties-1934-con-mae-west/Mae West: la determinación de la libertad frente a las manipulaciones en Belle of the Nineties (1934), dirigida por Leo McCarey, https://proyectoscio.ucv.es/filosofia-y-cine/mae-west-la-determinacion-de-la-libertad-en-belle-of-the-nineties-1934/; Mae West: la lucha contra el mal desde los humildes en Belle of the Nineties (1934), dirigida por Leo McCarey, https://proyectoscio.ucv.es/filosofia-y-cine/mae-west-la-lucha-contra-el-mal-desde-los-humildes-en-belle-of-the-nineties-1934-de-l-mccarey/

[7] “… la tarea del educador moral no es contestar a la pregunta del egoísta racional “por qué debo ser moral?”, sino más bien contestar a la más frecuente pregunta “¿por qué debo preocuparme por un extraño, una persona que no es de mi familia, una persona cuyas costumbres me parecen detestables?”. La respuesta tradicional a la última pregunta es “porque el parentesco y la costumbre son moralmente irrelevantes en relación con las obligaciones impuestas por el reconocimiento de la pertenencia a la misma especie”. Esto nunca ha sido muy con, puesto que elude la cuestión de si la mera condición de miembro de la especie humana es de hecho suficiente para sustituir el parentesco cercano… Un mejor tipo de respuesta es la historia larga, triste y sentimental que empieza así: “Porque esto es lo que ocurre cuando se está en su situación, lejos del hogar, en medio de extraños” o “porque ella puede convertirse en tu nuera” o “porque su madre lloraría por ella”. Tales historias, repetidas y modificadas a lo largo de los siglos, nos han inducido a los pueblos ricos, seguros y poderosos a tolerar e incluso a abrazar a personas impotentes, cuya apariencia o cuyas costumbres o creencias parecen a primera vista un insulto contra nuestra identidad moral, contra nuestra idea de los límites de la diversidad humana tolerable” (Rorty, 1998: 135-136)

[8] Expresamente señalábamos cuando analizamos este corto el precedente que suponía con respecto a Ruggles of Red Gap: “El choque de manos final para volver a ser “pals” rubrica este sentido de la igualdad. En ningún otro cortometraje del dúo quedará este aspecto tan desarrollado, y así nos permite concluir que a pesar de los múltiples momentos en que la relación entre ambos no es armónica, a pesar del rol habitualmente de superioridad de Hardy, McCarey estaba ensayando con ello los escenarios de una amistad entre iguales, característica propia de los mejores ideales de la sociedad americana, como tendrá ocasión de explicitar en la película de 1935. En ella, el mayordomo inglés Ruggles (Charles Laughton), emancipado por su señor americano (Egbert Floud, interpretado por Charles Ruggles), recitará de me­moria y hará suyo el discurso de Abraham Lincoln en Gettysburg, con sus archicono­cidas y reiteradamente citadas palabras de inicio (Hace ochenta y siete años nuestros padres crearon en este continente una nueva nación, concebida bajo el signo de la libertad y consagrada a la premisa de que todos los hombres nacen iguales…) y de conclusión (… que esta nación, bajo la guía de Dios, vea renacer la libertad, y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparezca de la faz de la tierra) ( Cfr. la entrada de la web José Sanmartín Esplugues, Parte 4b. LA LÓGICA Y EL ARTE DE LA VINCULACIÓN: MATRIMONIO, FAMILIA Y HUMANISMO CRISTIANO EN LA FILMOGRAFÍA DE LEO McCAREY: LA CREACIÓN Y EL MODELADO DESTAN LAUREL Y OLIVER HARDY COMO PAREJA CÓMICA (II): DESDE EL CORTO FROM SOUP TO NUTS (1928) HASTA WE FAW DOWN (1928), https://proyectoscio.ucv.es/actualidad/matrimonio-familia-y-humanismo-cristiano-en-la-filmografia-de-leo-mccarey-iv-2a/, también en el Cuaderno de Filosofía y Cine número 09 (Sanmartín Esplugues & Peris-Cancio, 2017 a: 135-154; 2021: 245-273).

[9] “La justicia del título de ‘comedias chifladas’, usado para nombrar un género de Hollywood que incluye indiscriminadamente las comedias de renovación matrimonial, reside en que esas comedias sugieren en conjunto que la elevada promesa que América se ha hecho a sí misma de ser algo nuevo para el mundo la deja sin protección contra el (auto) reproche de no  vivir según esa promesa. Eso otorga a sus ciudadanos, en el mejor caso, la tendencia a estar -como en la descripción que hace Clark Gable en Sucedió una noche– chiflados.” (Cavell, 2007: 202)

 [10] Cfr. Natural law and natural rights, (Finnis, 1980: 87-90)

[11] En efecto, Finnis señala: “el lenguaje moderno de los derechos… amplía la referencia indiferencia al bien común, al proporcionar un listado provechosamente detallado de los diversos aspectos de la planea realización humana, y de los elementos fundamentales de la forma de vida en comunidad que tiende a favorecer esa plena realización en todos” (Finnis, 2000: 219; 1980: 221)

[12] Cfr. la explicación de Juan Manuel Burgos sobre aquello en lo que consiste la bioética personalista (Burgos, 2013)

[13] Cfr. sobre es tradición de valores compartidos las conferencias de C.S. Lewis sobre el Tao o la ley natural (Lewis, 2015)

 

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Profesores de la UCV San Vicente Mártir en el Grado en Filosofía.

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