Vivencia y dolencia del tiempo (pos)moderno
Vivencia y dolencia del tiempo (pos)moderno Tiempos (pos)modernos: aceleración, disincronía, prisa… No merece la pena -como tantas veces recordó Karl Popper- hacer filosofía sin un problema real. Y este es el nuestro: la dolencia del tiempo. Para las personas actuales, la vivencia del tiempo se concreta a menudo como una dolencia. Buyng-Chul Han inaugura su libro El aroma del tiempo con estas palabras: “La crisis temporal de hoy…” (El aroma del tiempo, Herder, Barcelona, 2015). Vivimos, al parecer, una crisis temporal, ¿de qué cariz? Veamos una cita más, igualmente autorizada. Hartmut Rosa subtitula así su libro Alienación y aceleración: “Hacia una teoría crítica de la temporalidad en la modernidad tardía” (Alienación y aceleración, Katz, Buenos Aires, 2016). O sea, que la vivencia del tiempo en la llamada modernidad tardía resulta acelerada y (por ello) alienante. Modernidad tardía, posmodernidad, lo que sea… El caso es que atravesamos